Ucrania implora la ayuda de EEUU para resistir a Rusia, pero Washington ya evalúa la cesión de territorios a Moscú
Ucrania urge a EEUU a reanudar su apoyo financiero contra Rusia, pero en Washington crecen las dudas sobre una guerra que ha dejado de ser prioritaria para sus intereses.
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madrid,
Gracias al multimillonario paquete de ayudas aprobado por la Unión Europea in extremis, Ucrania podrá seguir resistiendo a duras penas el embate ruso. Podrá resistir, pero no superar a la maquinaria militar rusa, por eso el presidente Volodímir Zelenski considera vital que Estados Unidos apruebe la ayuda para Ucrania prevista por la Casa Blanca que sigue discutiéndose en el Congreso.
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Pero los planes de Zelenski pueden diferir un tanto de los de la Casa Blanca. La Administración del presidente Joe Biden cree indispensable, pese a la oposición republicana, la entrega de miles de millones de dólares a Ucrania, pero podría estar reconsiderando su estrategia en este país. EEUU da ya por perdidos los territorios conquistados por Rusia y apuesta por el fortalecimiento económico y la capacidad de defensa futura de una Ucrania incluida en Occidente.
Una incierta propuesta de ayuda a Ucrania
Este domingo, el Senado de EEUU presentó un proyecto de ley que pone sobre la mesa un presupuesto de 118.000 millones de dólares, de los que más de 60.000 millones serían para Ucrania y algo más de 14.000 millones para Israel, empeñado en su cruzada contra los palestinos en Gaza.
Otros conceptos incluyen 20.000 millones de dólares para la seguridad migratoria en las fronteras estadounidenses, 4.800 millones para la región de Asia-Pacífico, incluida Taiwán, y 10.000 millones de dólares para ayuda humanitaria a los territorios palestinos, Ucrania y otras zonas.
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También hay 2.400 millones de dólares para las operaciones que plantee el Comando Central de Estados Unidos en Oriente Medio, como las acciones en el mar Rojo contra los rebeldes hutíes o los ataques a milicias proiraníes en Irak y Siria.
La diferencia de este plan con el que no pudo sacar adelante Biden el año pasado está en sus cesiones en materia de migración ante los republicanos. Acepta modificaciones que trastocan la política migratoria estadounidense vigente durante décadas, con más agentes en la frontera con México, más restricciones al asilo fronterizo y el refuerzo de la lucha contra el narcotráfico.
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El proyecto de ley deberá ser votado esta semana en el propio Senado, pero la incertidumbre es grande, con muchas voces en el partido republicano a favor de tumbar la iniciativa. El expresidente Donald Trump, que se posiciona de nuevo como candidato republicano a las elecciones presidenciales de noviembre, ha calificado el acuerdo como "muy débil".
Ayuda a Ucrania para defenderse, no para ganar la guerra
Sobre todo, el proyecto intenta desbloquear esa multimillonaria ayuda militar a Ucrania, que Biden quiso sacar adelante infructuosamente el año pasado y cuyo rechazo evidenció que hay muchos políticos, y no solo republicanos, que quieren a EEUU lejos de esa guerra.
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Las ayudas se destinarían a impedir avances rusos más allá de lo conquistado, no para darle la vuelta a la guerra
En realidad, de esos 60.000 millones de dólares en asistencia a largo plazo a Ucrania, menos de la mitad irían a la compra de armas. Y, de ser cierta la información publicada por The Washington Post, que cita fuentes de la Casa Blanca, serían más bien para impedir avances rusos más allá de los territorios conquistados en los dos años de invasión y no para darle la vuelta a la guerra, algo en lo que nadie confía ya, ni en Estados Unidos ni en Europa.
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Reino Unido, Francia y Alemania coinciden en esta nueva realidad del conflicto y el resto de países europeos parecen ir poco a poco aceptando los hechos: la prioridad no es ya la derrota rusa, sino impedir que Ucrania pierda más territorio.
Defenestración de la cúpula militar ucraniana
Las dudas sobre la ayuda que puede tener Ucrania para seguir combatiendo se ven avivadas por la zozobra política que vive estos días Kiev. El presidente Volodímir Zelenski prepara una remodelación en el Gobierno y la jefatura de las Fuerzas Armadas, a la que responsabiliza de no haber quebrado las defensas rusas con la contraofensiva lanzada en junio pasado.
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Zelenski pretende llevar a cabo un recambio de una serie de dirigentes del Estado, no solo de la cúpula militar
"Es una cuestión que tiene que ver con las personas que han de guiar a Ucrania. Seguramente un reinicio, un nuevo inicio es necesario y cuando hablamos de esto me refiero a un recambio de una serie de dirigentes del Estado, no solo de un sector como el militar", declaró Zelenski en una entrevista a la RAI italiana.
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Entre esos cambios figuraría la destitución del actual comandante en jefe militar del ejército ucraniano, Valeri Zaluzhni, debido a sus discrepancias con Zelenski. Ese posible cese está cargado de polémica, pues Zaluzhni es una de las figuras públicas con más respaldo popular en Ucrania, incluso por delante de Zelenski en algunas encuestas, y podría ser un contrincante del jefe de Estado ucraniano en unas futuras elecciones.
Según indicaron fuentes militares y del entorno de Zelenski al diario Ukrainska Pravda, el presidente ucraniano está evaluando también la destitución del jefe del Estado Mayor, Serguéi Shaptala.
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En esa entrevista, Zelenski insistió en cerrar filas, "todos en la misma dirección, convencidos de la victoria". La crítica era directa contra Zaluzhni, quien ha mostrado sus dudas acerca de que Rusia pueda ser derrotada en las condiciones actuales.
Zelenski insistió en que es imprescindible expulsar a Rusia de la quinta parte de Ucrania que ocupa. Pero no dijo cómo y, más bien, vino a dar la razón a quienes ven esa tarea como algo imposible.
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Al menos, el jefe de Estado ucraniano reconoció que hay un bloqueo en la guerra. "Por tierra sí hay un estancamiento, es un hecho, porque ha faltado algo, ha habido retrasos en el equipamiento y los retrasos significan errores. Combatimos contra terroristas que tienen uno de los mayores ejércitos del mundo, hacen falta medios técnicos modernos", subrayó Zelenski.
La ayuda europea tampoco tiene en mente la derrota total
Fue un alivio la aprobación en enero por la Unión Europea de un paquete de ayuda por 50.000 millones de euros. Este monto está previsto para los próximos cuatro años y el Gobierno ucraniano confía en que recibirá en marzo la primera partida.
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Sin embargo, de ese dinero la mayor parte tampoco irá a la compra de armas. Es preciso pagar a los funcionarios y a los propios militares, y hay muchos gastos que, si no se cubren, podrían poner en riesgo la propia viabilidad del estado. Según la ministra de Economía ucraniana, Yulia Sviridenko, 39.000 de los 50.000 millones de euros que la UE entregará a Ucrania hasta 2027 se destinarán a "reforzar la estabilidad macrofinanciera" del país.
El dinero europeo puede servir para resistir más meses ante los rusos, pero no para darle un golpe de timón a la guerra. Sobre todo cuando Moscú ha disparado su producción de armamento en el último año y tiene mayor capacidad que Kiev para reemplazar sus pérdidas humanas en el frente.
Ucrania ya no es prioritaria para EEUU
Por eso, las miradas de Kiev están puestas en Estados Unidos, donde, cada día es más evidente que la guerra de Ucrania ha dejado de ser prioritaria. La Casa Blanca está dispuesta a cumplir sus compromisos, pero ese envío continuado de fondos puede poner en jaque la participación estadounidense en otros conflictos, como el de Oriente Medio.
El Congreso entiende el esfuerzo bélico, pero no en dos frentes. Y menos con uno de ellos incapaz de doblegar al enemigo, Rusia, a la que la Casa Blanca creía poder desgastar en Ucrania. Y ahí la posición republicana puede ser tenaz e irreductible.
Sobre todo si los republicanos ganan las elecciones presidenciales de noviembre próximo y más aún si el vencedor fuera el expresidente Trump, quien ya ha prometido poner coto a la participación de EEUU en la guerra de Ucrania y solventar el conflicto "en 24 horas".
Zelenski: "Queremos creer que si hay cambios en Estados Unidos, la línea sea la misma"
Zelenski manifiesta en este sentido su esperanza de que EEUU no deje tirada a Ucrania ante la apisonadora rusa. "Queremos creer que si hay cambios en Estados Unidos, la línea sea la misma. En el Partido Republicano hay voces radicales pero también mucha gente que sostiene a Ucrania", afirma.
La alternativa, aseveró Zelenski, sería un nuevo sistema geopolítico en el mundo en caso de que Rusia se imponga. Pero este nuevo paradigma geopolítico que teme Zelenski, pensando aún en términos de Guerra Fría clásica, ya está en marcha y se dirime no en los campos ucranianos, sino en Oriente Medio y Asia, los auténticos campos de caza de EEUU.
El riesgo de una ofensiva masiva rusa
Y el tiempo marcha en contra de Ucrania, pese a la autopropaganda de Zelenski o de sus aliados en el poder, como el director de la agencia de inteligencia militar de Ucrania, Kyrylo Budánov, marcado como posible sucesor de Zaluzhni y quien cree a pies juntillas que la ofensiva rusa se habrá agotado al comienzo de la primavera.
Pero Budánov parece repetir el voluntarismo del discurso de Zelenski destinado al consumo interno, como si ambos no pensaran realmente en la victoria militar, sino en unas futuras elecciones una vez consumada la partición ucraniana.
En el frente la situación no es fácil para los ucranianos y no parece que los rusos vayan a tomar un descanso primaveral. La mayor presión militar rusa sigue centrada en la localidad de Avdivka, en la región de Donetsk, pues su caída podría abrir las puertas a un avance en profundidad hacia el noroeste y así completar la conquista de todo el Donbás, uno de los objetivos de la invasión rusa.
El esfuerzo bélico ucraniano trata de mantener sus posiciones en el Donbás y rechazar el avance ruso hacia Járkov, en el noreste. Pero las fuerzas armadas ucranianas no tienen la iniciativa en estos combates y solo es cuestión de tiempo para que los rusos rebasen sus posiciones.
Y ahí tiene razón Zelenski a la hora de implorar más ayuda militar, más munición para la artillería e incluso los aviones F-16 prometidos por varios países de la OTAN. Se trata no ya de sostener una nueva contraofensiva ucraniana, sino de no perder más territorio.