Este artículo se publicó hace 11 años.
Los sondeos vaticinan la irrupción de los euroescépticos en el Bundestag
Los últimos estudios apuntan que AdF podría cosechar más de un 5% de los votos, en unos comicios en los que Merkel volverá a resultar elegida, pero en los que aún no está claro qué partido participará
La canciller alemana, Angela Merkel, acude a las elecciones de este domingo en Alemania con la certeza de que será reelegida para un tercer mandato pero con la incertidumbre de qué partido acompañará a su Unión Cristiano Demócrata (CDU) en los próximos cuatro años al frente de la principal economía de la UE, y con la sombra del sector euroescéptico sobrevolando el Bundestag.
Los últimos sondeos publicados esta semana dan a la CDU y su formación hermana bávara, la Unión Cristiano Social (CSU), en torno al 40 por ciento de los votos, mientras que su actual socio de coalición, el Partido Liberal Demócrata (FDP), se quedaría en torno al 5 por ciento, el respaldo mínimo en Alemania para conseguir acceder al Bundestag.
Por su parte, el Partido Social Demócrata (SPD) se haría con entre el 26 y el 27 por ciento y su aliado tradicional, los Verdes, obtendría entre un 9 y un 10 por ciento, un porcentaje similar a La Izquierda, formación nacida antes de las anteriores elecciones.
Los mismos estudios indican que el nuevo partido euroescéptico Alternativa para Alemania (AfD) también superaría el umbral del 5 por ciento y conseguiría representación parlamentaria. En esta línea, los expertos esperan también que los euroescépticos en las filas tanto de la CDU y del FDP cobren protagonismo, impulsados también por el crecimiento del AfD y su posible llegada al Bundestag, lo que podría afectar a la posición alemana ante la crisis en la zona euro.
En cualquier caso, los resultados arrojarían un empate técnico entre el centro-derecha y el centro-izquierda, si bien el candidato del SPD, Peer Steinbrueck, ha dejado claro que no gobernará en una coalición en la que también esté La Izquierda.
No obstante, aunque Merkel consiga reeditar su coalición en las elecciones de mañana, ésta gozará de un respaldo menor al que obtuvo en los comicios de 2009. La canciller tendría una exigua mayoría en el Bundestag, mientras que la Cámara Alta, el Bundesrat, estaría controlada por la izquierda, lo que la obligaría a tener que pactar con la oposición seguramente en ambas cámaras.
Gran coaliciónSi la canciller quiere gozar de un colchón más cómodo en el que ampararse, entonces, debería reeditar la 'gran coalición' con el SPD que gobernó el país entre 2005-2009 y que funcionó entonces bastante bien. No obstante, los expertos advierten de que la situación no será ahora igual de cómoda, ya que no todos los pesos pesados dentro del SPD son partidarios de esta 'gran coalición'.
Merkel mantiene una tensa relación con el presidente del SPD, Sigmar Gabriel, quien sin embargo parece ser el único dirigente del partido dispuesto a servir bajo las directrices de la canciller. Steinbrueck ha dado a entender que no ocupará un puesto en el ejecutivo, mientras que el exministro Frank-Walter Steinmeier, que lideraba el SPD en la anterior coalición, parece más interesado en seguir siendo el líder de su partido en el Bundestag.
La ministra principal del estado de Renania del Norte-Westfalia, Hannelore Kraft, a la que se ve como favorita para ser la candidata a canciller en 2017, también ha manifestado que no está interesada en unirse a un gobierno comandado por Merkel.
Además, tal como ha reconocido un asesor de la canciller a Reuters, existe el riesgo más que probable de que el SPD opte por abandonar la 'gran coalición' antes de que concluyan los cuatro años de mandato y trate de forzar elecciones anticipadas si cree que tiene opciones de obtener la mayoría. "Siempre habrá la opción y la tentación de que el SPD intente encontrar una mayoría sin Merkel", ha admitido.
Llegado el caso, los expertos vaticinan unas negociaciones para la formación de la coalición de gobierno que podrían demorarse hasta dos meses. "Serán las negociaciones de coalición más difíciles hasta la fecha", ha subrayado Frank Decker, politólogo de la Universidad de Bonn, a Reuters.
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