Un nuevo remolino amenaza a la derecha francesa y empieza a alcanzar la categoría de tornado. Al reciente batacazo electoral que ha sufrido se suman ahora con renovada fuerza la antigua sombra de la financiación ilegal y la corrupción. Durante la mañana del martes la policía francesa ha registrado la casa y las oficinas de Nicolas Sarkozy, además del despacho de abogados que lleva sus asuntos. Las supuestas donaciones de dinero de Liliane Bettencourt, dueña del imperio L'Oréal, vuelven a acorralar al ex presidente francés. La redada ha sido realizada a instancias del juez de Burdeos Jean Michel Gentil, que olfatea la conexión entre las supuestas entregas de dinero de la anciana empresaria y la campaña electoral de 2007 de Unión por un Movimiento Popular (UMP), que llevó a la presidencia a Sarkozy. Esta nueva avanzadilla judicial es especialmente delicada para el ex mandatario, pues hace menos de dos semanas que perdió su inmunidad, tras ser derrotado en las elecciones por el socialista Françoise Hollande. Y el asunto parece que no se detendrá aquí: los medios franceses informan de que es posible que el juez llame a declarar en las próximas horas a Sarkozy para que rinda cuentas sobre la financiación de aquella campaña electoral. El ex presidente francés se encuentra en estos momentos de vacaciones en Canadá. Esta nueva avanzadilla judicial es especialmente delicada para el ex mandatario Después de un tiempo apaciguado, el caso Bettencourt retoma un nuevo impulso, pues también se ha conocido este mismo martes que la jueza Isabelle Prévost-Desprez, quien lleva otra parte del sumario, está siendo investigada por violación del secreto profesional, por una supuesta filtración del caso a los medios franceses. El asunto comenzó, no obstante, como un caso de supuesto abuso de debilidad entre un fotógrafo vividor y Liliane Bettencourt, la mujer más rica de Francia, pero fue cogiendo temperatura hasta convertirse en un asunto de Estado, tras aparecer, en el verano de 2010, unas grabaciones con conversaciones de la anciana donde se entremezclaban supuestamente confesiones de dinero negro, donaciones, asesores financieros con estrechos vínculos con el Gobierno francés y financiación de la derecha francesa. Desde aquel verano ahora se han ido sucediendo diversas imputaciones, entre ellas al propio ex ministro de Hacienda y Trabajo, Eric Woerth (también ex tesorero de UMP) y al ex gestor de la fortuna de madame Bettencourt, quien se encuentra inhabilitada por decisión judicial. Conexiones con UMP La primera conexión de la derecha francesa con el caso fue a través de la mujer del ex ministro Woerth. En las famosas grabaciones realizadas por un mayordomo de la anciana millonaria, aparecían el administrador de su fortuna, Patrice de Maistre, departiendo con otros implicados sobre unas cuentas opacas que revelaban que Liliane Bettencourt tenía supuestamente unos 78 millones de euros sin declarar y una isla privada en las Islas Seychelles. Y en esas mismas conversaciones de sobremesa, entre el ruido de cucharillas y tazas de café, se le escuchaba arrepentirse de contratar como asesora financiera a Florence Woerth, mujer del ex ministro. La primera conexión de la derecha francesa con el caso fue a través de la mujer del ex ministro Woerth Y esa primera aproximación puso el foco sobre el Gobierno de Sarkozy, que quedó completamente iluminado por la sospecha cuando la contable de la familia Bettencourt, Claire Thibout, aseguró a la policía que a comienzos de 2007 el propio De Maistre le solicitó 150.000 euros para dárselos al ministro Woerth. La contable aclaró que sólo pudo conseguir en metálico 50.000 y que nunca más supo de esa suma. La dueña del imperio de L'Oréal ha reconocido varias veces que ha financiado en ocasiones a la derecha francesa. Esa fue la gota que colmó el vaso entre la opinión pública francesa, abriéndose un dique que Sarkozy trató de sofocar con la dimisión de Woerth como tesorero del partido, quien acabaría saliendo también del Gobierno en noviembre de 2010. Pero esta vez es el propio Sarkozy quien aparece en el ojo del huracán, y parece que tendrá que dar bastantes explicaciones. El abogado del ex presidente asegura que estas actuaciones policiales se revelarán "inútiles" y que se demostrará que no se vio nunca con Liliane Bettencourt. El juez, sin embargo, se lo piensa.