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Sheinbaum inicia su mandato en México con un pulso con la Corte Suprema

El tribunal ha admitido a trámite la reforma al poder Judicial aprobada hace un mes por el Congreso mexicano,
la principal reforma constitucional del expresidente Andrés Manuel López Obrador.

La presidenta entrante de México, Claudia Sheinbaum Pardo, en una imagen de archivo.
La presidenta entrante de México, Claudia Sheinbaum Pardo, en una imagen de archivo. Carlos Santiago / Zuma Press / ContactoFoto / Europa press

Claudia Sheinbaum tuvo solo dos días de paz política como presidenta hasta enfrentar su primera pulseada. El desafío provino de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) que decidió aceptar someter a revisión la reforma al poder Judicial, aprobada un mes atrás por las dos cámaras del Congreso. En otras palabras: intentar detener la principal reforma constitucional aprobada en el final del mandato de Andrés Manuel López Obrador (AMLO).

La decisión de ocho de los 11 miembros la SCJN despertó rápidas reacciones en filas del llamado obradorismo: "La SCJN demostró su carácter faccioso al plantear que está por encima del poder legislativo que tiene atribución soberana como constituyente permanente de reformar la Constitución", declaró Gerardo Fernández Noroña, presidente de la Mesa Directiva del Senado. En redes sociales, mientras, pasó a ser tendencia el hashtag "golpe de Estado".

El tono de alerta que tomó la denuncia por la acción de la SCJN fue moderado por la mandataria. "Es un golpe aguado, más que un golpe de Estado", dijo al frente a un atril, en su conferencia mañanera ante los medios del país.

"En ningún lugar de la Constitución dice que la Corte puede cambiar la constitución o pueda declarar inconstitucional lo que ya fue declarado constitucional", explicó. "No vamos a caer en ninguna provocación. Va a haber elección de jueces, de magistrados, magistradas, ministros y ministras de la Suprema Corte", dijo, en referencia a uno de los puntos centrales de la reforma al poder Judicial: la elección por voto popular de jueces y magistrados federales, incluidos los de la SCJN.

Un poder cuestionado

AMLO terminó su sexenio con la aprobación en el Congreso de una de sus medidas más fuertes: la reestructuración de uno de los tres poderes del Estado. Esto en base a que el mismo está "muy corrompido, necesita reformarse a fondo", explica Rafael Barajas, director del Instituto Nacional de Formación Política del partido Morena, en diálogo con Público.

Rafael Barajas: "La falta de un aparato de justicia confiable, que no esté al servicio de las elites, es una deuda histórica de las transformaciones de México"

"La falta de un aparato de justicia confiable, que no esté al servicio de las elites, es una deuda histórica de las transformaciones de México. Es urgente separar al poder Judicial del poder económico y de los grupos de interés (esto incluye a los grupos delincuenciales)", sostiene Barajas, con largos años de cercanía política con AMLO.

La aprobación de la reforma en las dos cámaras del Congreso fue posible gracias al resultado de la elección del 2 de junio, cuando Sheinbaum fue electa presidenta. La alianza encabezada por el partido de gobierno Morena, el Partido del Trabajo, y Verde Ecologistas, logró entonces la mayoría cualificada ausente durante los años del gobierno de AMLO.

"El aparato judicial ha operado como un bastión del viejo régimen y ha emprendido una guerra jurídica sin cuartel en contra de la 4T: ha echado abajo (por motivos políticos y económicos y chicanas legales) 73 leyes votadas por el Congreso, entre ellas, la Ley de la Industria Eléctrica (…) le ha dado curso a cientos de amparos frívolos para parar los proyectos emblemáticos del gobierno obradorista", explica Barajas.

El intento de democratizar la justicia

La reforma constitucional aprobada por dos tercios de las cámaras busca democratizar un poder que, en México, como en gran parte de América Latina, se ha caracterizado por privilegios de sus integrantes en las cúspides y un funcionamiento opaco. Democratizarlo ha sido un asunto planteado por varios gobiernos del continente, en particular a partir de las persecuciones políticas en varios países conocidas como lawfare, pero con poco éxito.

En el caso de México, la reforma plantea un punto medular en ese intento: la elección por voto popular de los más de 1.600 jueces, ministros y magistrados federales, incluidos los de la SCJN. Para tal fin, la presidenta explicó este lunes cómo funcionará el "comité de selección" para aspirantes a jueces, magistrados y ministros del Poder Judicial de la Federación, y qué requisitos deberá tener.

"La elección se hace en dos etapas, una parte en 2025 y la otra parte en 2027, de los federales, los y las ministras de la SCJN se hace toda en el 2025", ratificó la mandataria al iniciar la semana.

El cambio al poder Judicial implica también que la SCJN pasará de 11 a nueve integrantes, con una presidencia rotatoria cada dos años relacionada a la cantidad de votos obtenidos en la elección, así como un ajuste a sus remuneraciones. Un recorte de privilegios difícilmente separable de la decisión de la SCJN de aceptar la revisión de la reforma constitucional.

También se aprobó la creación de un Tribunal de Disciplina Judicial, así como el Órgano de Administración para el poder Judicial, independiente de la SCJN. En esos aspectos se centraron algunos cuestionamientos a la reforma, por crearse instancias que, afirman voces críticas, podrían tener capacidad de condicionamiento político sobre el poder Judicial.

Un redoble de ataques en su contra

"Más que un intento de golpe de Estado, de un golpe blando o de un golpe aguado, están dando palos de ciego", sostiene Barjas respecto a la decisión de los ocho jueces de la SCJN de aceptar revisar la reforma constitucional. "Violentan el principio de separación de poderes, y lo saben. Están muy desacreditados (y lo que están haciendo los desacredita más), son torpes y carecen de apoyo. En contraste, Sheinbaum tiene un apoyo masivo y un mandato claro".

Claudia Sheinbaum: "Nada de regresiones, de volver al pasado, ni que regrese la corrupción, ni los privilegios"

El mandato de Sheinbaum es construir lo que ha llamado el "Segundo Piso de la 4T", para lo cual cuenta con un programa de 100 puntos que explicó el día de su toma de posición. "Nada de regresiones, de volver al pasado, ni que regrese la corrupción, ni los privilegios", sostiene Sheinbaum, frente al desafío de seguir el modelo puesto en pie por AMLO, ratificado por casi 36 millones de mexicanos en las urnas. Un récord en la historia de México.

La mandataria ya dio los primeros pasos de continuidad con, por ejemplo, la inauguración del inicio de los trabajos preliminares para la construcción del Tren México-Pachuca. Avanzar en la expansión de ferrocarriles de pasajeros, una de las políticas banderas del sexenio obradorista, es una de las promesas de Sheinbaum.

La pulseada con la cabeza del poder Judicial es la primera de muchas que deberá sortear. No solamente para avanzar en el programa de transformaciones compuesto de 18 reformas constitucionales, con el horizonte de desmontar pilares del neoliberalismo y sus privilegios, sino por ser la primera presidenta de México, lo que seguramente despertará un redoble de ataques en su contra.

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