Este artículo se publicó hace 2 años.
Rusia prueba en Ucrania los misiles más rápidos del mundo
Moscú utiliza por primera vez los misiles hipersónicos Kinzhal desde aviones, una avanzada tecnología que solo poseen Rusia y China, y en la que EEUU anda entre cinco y diez años por detrás. La velocidad de estos misiles multiplica por diez la velocidad del sonido, pueden transportar ojivas nucleares y todavía no existe tecnología para interceptarlos.
Eugenio García Gascón
Actualizado a
En cada guerra, especialmente cuando anda por medio una gran potencia, los países punteros examinan con minuciosidad el uso que se hace de las armas con el fin de saber hasta dónde ha llegado la tecnología del enemigo y mejorar su propia producción de armas. Como no podía ser de otra manera, eso también está ocurriendo en el conflicto de Ucrania.
Hasta ahora el arma estrella de la guerra, aunque apenas se ha usado, es un misil hipersónico que puede alcanzar los 150 kilómetros de altitud con un radio de más de 2.000 kilómetros, que es hasta diez veces más veloz que la propagación del sonido y que es capaz de llevar ojivas nucleares. Aunque se ha usado con anterioridad, en la guerra de Ucrania se ha disparado en dos ocasiones y por primera vez desde aviones de combate y no desde tierra.
Se trata de un misil de unas capacidades exclusivas que solamente poseen Rusia y China, pero no los Estados Unidos, que andan a la zaga en esta materia. Cazas MIG-31 dispararon recientemente dos estos misiles hipersónicos Kinzhal, que están considerados los más rápidos del mundo, contra sendos objetivos en el sur de Ucrania: un depósito de combustible y un almacén de armas subterráneo.
Por primera vez en la guerra de Ucrania se disparan los misiles desde aviones de combate y no en tierra
El hecho más destacable es que hasta ahora solo se habían usado en su versión terrestre, que es más fácil de detectar, y no en su versión aérea. Expertos israelíes citados por el Yediot Ahronot señalan que es posible detectar esos misiles hipersónicos, especialmente en su versión terrestre, pero en cambio no es posible interceptarlos cuando se disparan desde un avión MIG.
Los expertos califican estos misiles Kinzhal (que en ruso significa "daga" o "puñal") de "estratégicos", es decir les atribuyen unas características que están por encima de los tanques avanzados T-80, que también se han usado en Ucrania pero tendrían unas características meramente "tácticas" y no "estratégicas". Los carros T-80 disponen de capacidades de defensa activa contra misiles antitanque.
Expertos occidentales consideran que el uso de misiles hipersónicos no solo es importante desde el punto de vista militar, sino que conlleva aparejado e implícito un mensaje de disuasión para Ucrania y para Occidente en general. En la práctica el mensaje va dirigido especialmente a la OTAN, que no posee un misil equivalente en su arsenal.
En la jerga militar se conoce como hipersónico al misil que es capaz de alcanzar una velocidad por lo menos cinco veces superior a la del sonido. Un misil subsónico sería el que vuela a una velocidad inferior a la del sonido mientras que un misil supersónico viaja a una velocidad de entre una y cinco veces la velocidad de propagación del sonido.
A diferencia de los balísticos, los misiles hipersónicos pueden maniobrar en el aire, es decir no tienen una trayectoria lineal prevista desde el principio. Se estima que la fabricación de cada unidad cuesta "varios millones de dólares", lo que explica que Moscú los haya usado en solo dos ocasiones puntuales y probablemente solo vuelva a utilizarlos cuando haya un objetivo que compense su elevado coste.
A diferencia de los balísticos, para los que se han desarrollado sistemas antimisiles, la tecnología occidental todavía no ha logrado la capacidad de hacer frente a los misiles hipersónicos. EEUU no posee misiles hipersónicos y no fue hasta 2021 cuando Washington dio instrucciones para fabricar esta clase de misiles. Los expertos estiman que EEUU va entre cinco y diez años por detrás de Rusia y China en esta innovadora tecnología.
Expertos occidentales cuestionan algunos datos facilitados por Moscú en relación con el Kinzhal. Según los rusos, el misil puede alcanzar en ciertas condiciones una velocidad de hasta 15.000 kilómetros por hora, es decir diez veces la del sonido. Por el contrario, los occidentales estiman que su velocidad máxima es en realidad de solo siete u ocho veces la velocidad del sonido. En cualquier caso, esta velocidad reducida constituye un récord mundial para este tipo de proyectiles.
Según un experto israelí citado por el Yediot Ahronot, "en los dos últimos lanzamientos el Kinzhal alcanzó la velocidad de siete u ocho veces el sonido durante entre 40 y 50 segundos a una altitud de entre 100 y 150 kilómetros, y a partir de ese momento el misil empezó a descender, perdió velocidad, e iba a tres o cuatro veces la velocidad del sonido antes de alcanzar su objetivo".
El experto cuestiona el radio de 2.000 kilómetros que le atribuye Moscú. "Se trata de un misil relativamente pesado que ya se ha lanzado desde una plataforma en tierra, especialmente en la guerra de hace un año y medio entre Armenia y Azerbaiyán. En su versión terrestre el alcance es de unos 500 kilómetros, de manera que hay que tomar con precaución la estimación rusa de un radio de 2.000 kilómetros".
Otros expertos indican que la ojiva del misil hipersónico se guía por GPS, pero que los rusos pueden guiarlo también mediante una ojiva electro-óptica en función de la imagen del objetivo, evitando de esta manera que el enemigo interfiera con medios electrónicos el GPS.
"Las fuerzas occidentales podrían ser capaces de detectar el vuelo de este misil, pero en un estadio relativamente tardío, y de ninguna manera podrían interceptarlo pues es un misil muy veloz que tiene capacidad de realizar maniobras violentas" en el aire, a diferencia de un misil normal, recalca el experto israelí.
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