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Rusia, entre la crisis económica y la inestabilidad geopolítica

Ajuste presupuestario

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El presidente ruso, Vladimir Putin, durante su comparecencia de fin de año. - REUTERS

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MOSCÚ.- El último mensaje televisado de Año Nuevo del presidente ruso, Vladimir Putin, fue bastante convencional, sobre todo teniendo en cuenta que despedía un año que no lo fue en absoluto. "Por primera vez en la historia de Rusia tras la disolución de la URSS nos hemos encontrado bajo el efecto de dos conmociones externas: la caída brusca de los precios del petróleo y la dura presión sin precedentes de las sanciones", dijo en abril el primer ministro ruso, Dmitri Medvédev.

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Ajuste presupuestario

El 1 de enero entraba en vigor un decreto presidencial por el cual se reducirá un 10% el número de funcionarios del Estado. Los recortes afectarán al Ministerio de Situaciones de Emergencia, el Ministerio de Defensa, el Ministerio de Comunicaciones, la Agencia Federal de Cooperación Técnico-militar, la Agencia Federal para Asuntos de la Comunidad de Estados Independientes (Rossotrudnichestvo) y la Agencia federal para la lucha contra el narcotráfico (FSKN). “Este decreto continúa la línea consistente de reducción de la burocracia en los diferentes ministerios, departamentos y agencias”, declaró el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.

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Autonomía en la periferia

Frente a esta situación, Rusia, que en los noventa se reintegró en la economía mundial como país periférico (o semiperiférico), ha de desandar al menos una parte de ese camino, una tarea ingente, por negligida en los últimos años. Un buen ejemplo lo ofrece el sector agrícola. A comienzos de diciembre, Putin declaró en la Duma que Rusia debería alcanzar la autosuficiencia agroalimentaria en 2020. El 4 de enero el portal Bloomberg informaba, citando fuentes del Departamento de Agricultura de EEUU, del buen estado que atraviesa la industria porcina rusa: la importación de carne de cerdo ha caído en un 80% desde 2012 y la producción ha mejorado sensiblemente desde el veto agroalimentario ruso en respuesta a las sanciones occidentales. “Para ser honesto, era una vergüenza económica para nuestro sector y para nuestro país que importásemos tales cantidades”, declaró Yuri Kovalev, presidente de la asociación del sector. La situación, añadió, “ha cambiado ahora drásticamente”. El sector espera un crecimiento del 5,6% en 2016 y la industria porcina se plantea incluso aumentar sus exportaciones a China, Hong Kong, Vietnam y Tailandia.

¿Brézhnev o Nixon?

Se ha querido comparar en varias ocasiones la presidencia de Vladímir Putin con la de Leonid Brézhnev, cuyo mandato estuvo marcado por el inicio de la dependencia de la exportación de hidrocarburos y el denominado “compromiso histórico”, el “contrato social” por el cual el Politburó del PCUS garantizaba a las masas un cierto grado de estabilidad a cambio de la ausencia de conflictos sociales como los que Europa oriental vivió en la década de los sesenta. La consecuencia de todo ello fue el conocido “estancamiento”, un período marcado por el inmovilismo ideológico y el aumento del gasto militar mientras la apatía política y los procesos de desintegración de la economía seguían su curso. La ausencia de reformas agravaron la situación hasta el desplome definitivo de la URSS, cuando ya eran difícilmente aplicables.

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