Rusia acude a las urnas, sin rival alguno para Putin y sin sucesores a la vista
Las elecciones presidenciales rusas son un espaldarazo para Putin, aferrado al poder y sin alternativa alguna. Tampoco para una eventual sucesión en los próximos años.
Nadie duda de que Vladímir Putin revalidará su férrea dirección de Rusia seis años más en las elecciones presidenciales que comenzaron este viernes en ese país y que se prolongarán hasta el domingo. Cualquier antagonista, por mínima que fuera su capacidad de interferir en la reelección de Putin, ha sido eliminado de una carrera electoral que tampoco da ninguna pista sobre quién sucederá a Putin en un futuro, aún lejano.
La falta de una alternativa real al proyecto autocrático de Putin, de 71 años, pone a Rusia en una posición muy peligrosa. Una repentina desaparición del actual timonel de esa superpotencia a caballo entre dos continentes y con un potencial nuclear solo igualado por Estados Unidos podría llevar a un naufragio de consecuencias imprevisibles y fatales para todo el planeta.
Por eso, este fin de semana las miradas están puestas en Rusia, no porque se espere un imposible cambio de rumbo en el Kremlin con estos comicios. La incógnita del día después será saber hasta dónde llevará Putin su reválida al frente del país en asuntos como la guerra de Ucrania y su confrontación con Occidente, pero también si tiene previsto elegir a un delfín sucesor o si pretende perpetuarse en el poder.
Putin ha dirigido los designios de Rusia desde el año 2000. Entre 2008 y 2012 fue al frente de la Presidencia por Dmitri Medvedev y él se convirtió en primer ministro. Sin embargo, era Putin quien detentaba el mando desde su jefatura del Gobierno.
A los 24 años que lleva Putin en el poder se le podrían sumar otros doce
A los 24 años que lleva Putin en el poder se le podrían sumar otros doce: los seis que conseguirá con su eventual victoria en estas elecciones y otros seis años después. La enmienda constitucional de 2008 amplió los mandatos de los presidentes rusos de cuatro a seis años. Y Putin firmó una normativa en 2021, refrendada por un plebiscito, que le ha permitido presentarse a estos comicios y que le habilita para postularse en los de 2030.
También votan por Putin en Ucrania
Rusia tiene once husos horarios, por eso los primeros colegios electorales se abrieron en el oriente de Rusia, en la región de Chukotka y en la península de Kamchatka, donde empezaron a votar los primeros de los 112 millones de rusos llamados a las urnas.
Son 4,5 millones de votantes en la Ucrania ocupada cuya adscripción a Rusia es producto de la invasión
Entre ellos figuran los habitantes de los cuatro territorios ucranianos (Lugansk, Donetsk, Zaporiyia y Jersón) anexionados tras la invasión rusa de febrero de 2022 y la población de la península de Crimea, anexionada por Moscú hace una década. Son 4,5 millones de votantes en la Ucrania ocupada cuya adscripción a Rusia es producto de la invasión. Muchos de ellos ni siquiera tienen la nacionalidad rusa.
Y Kiev desafía los comicios rusos con ataques
Ni Ucrania ni sus aliados de la Unión Europea y Estados Unidos reconocen la celebración de las elecciones presidenciales rusas en esos territorios, y para subrayarlo el ejército ucraniano ha lanzado en los últimos días ataques contra las regiones rusas de Bélgorod y Kurks, con misiles y drones, y ha apoyado incursiones desde Ucrania sobre estos territorios de irregulares rusos contrarios al régimen de Putin.
La guerra de Ucrania ha fortalecido a Putin y se espera que en estas elecciones su apoyo popular en las urnas pueda superar el 80% de los votos
Pero tales acciones solo han servido para exacerbar el nacionalismo que desde el comienzo de la invasión de Ucrania ha marcado a la política y la opinión pública rusa. La guerra de Ucrania ha fortalecido a Putin y se espera que en estas elecciones su apoyo popular en las urnas pueda superar el 80% de los votos. Hasta ahora, Putin no ha ganado unas elecciones presidenciales con más del 77% de los sufragios.
Ucrania está presente en las elecciones y en los colegios electorales donde depositan su voto los rusos. Es muy significativo que, como informa la agencia de noticias EFE, todos los miembros de las comisiones electorales lleven en sus solapas una "V" con los colores de la bandera tricolor rusa, blanca, azul y roja, como emblema de los comicios y como enseña de la campaña de Ucrania.
Los opositores reales en prisión, el exilio o muertos
Los "contrincantes" de Putin en estas elecciones son el líder comunista, Nikolái Jaritónov; el vicepresidente de la Duma o Cámara Baja del Parlamento ruso, el político liberal del partido Gente Nueva Vladislav Davankov, y el ultranacionalista Leonid Slutski, del Partido Liberal Democrático. Los dos primeros apenas cuentan con un 6% de apoyo cada uno de ellos y el radical Slutski un exiguo 5%.
En realidad, ninguno de ellos es considerado como un opositor a Putin y nadie duda de que se alinean con él en los temas importantes, como la guerra de Ucrania.
El mayor antagonista real de Putin no pudo concurrir a estas elecciones porque estaba en prisión. Y ahora está muerto. Alexéi Navalni murió en febrero en el penal del Ártico donde estaba encarcelado, con todas las miradas de sospecha puestas en el Kremlin.
Su antorcha de resistencia a Putin la ha recogido Yulia Naválnaya, su viuda. Naválnaya y los partidarios del fallecido activista han hecho un llamamiento para que quienes se oponen a Putin acudan a votar, sí, pero a la misma hora, el mediodía del domingo, en cada una de esas once franjas horarias de Rusia. Ese "Mediodía contra Putin" será una forma de protesta conjunta en un país donde están prohibidas las concentraciones, las manifestaciones y las reuniones no autorizadas.
Naválnaya y otros opositores, como el encarcelado Vladímir Kara-Murzá, han calificado estas elecciones como una farsa y han pedido a los gobiernos occidentales que no las reconozcan.
El resto de los competidores reales de Putin fueron uno a uno desautorizados y apartados de la carrera electoral por minucias administrativas, como ocurrió con los candidatos pacifistas Borís Nadezhdin y Yekaterina Duntsova.
Prigozhin se convirtió en un elemento muy molesto para el Kremlin, especialmente cuando empezó a ser considerado como un rival político para Putin
Un posible opositor que se ganó a pulso los laureles de la gloria por su participación en la guerra de Ucrania fue el oligarca Yevgueni Prigozhin. Al frente de su compañía de mercenarios Wagner, que protagonizaron algunos de los hechos de armas más destacados de la contienda, Prigozhin se convirtió en un elemento muy molesto para el Kremlin, especialmente cuando empezó a ser considerado como un rival político para Putin.
Su desafío al líder ruso alcanzó su clímax con la rebelión de sus mercenarios, con él al frente, en junio de 2023. El motín fracasó y el grupo Wagner fue desmantelado prácticamente, con buena parte de sus efectivos incorporados al ejército ruso. El drama de Prigozhin bajó el telón cuando en agosto pasado el avión en el que viajaba con algunos de sus lugartenientes se estrelló en las cercanías de Moscú en unas circunstancias más que sospechosas también.
La UE felicita anticipadamente a Putin
Ante este panorama, en un irónico mensaje, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, "felicitó" a Putin anticipadamente por su éxito en las elecciones de este fin de semana. "Me gustaría felicitar a Vladímir Putin por su victoria abrumadora en las elecciones que empiezan hoy. Sin oposición. Sin libertad. Sin opción".
El hecho de que, por primera vez, un tercio de los electores rusos puedan votar electrónicamente tampoco ha dado mucha confianza a quienes ven amañadas ya de salida estas elecciones. Como ya sucedió con los comicios municipales de 2021, y ahora potenciada por los tres días de votaciones, la posibilidad de fraude durante el escrutinio es muy alta.
Para ofrecer un poco de confianza a la votación electrónica, el propio presidente ruso emitió su sufragio este viernes de tal guisa.
¿Quién sucederá a Putin? La pregunta del billón de rublos
Estos comicios presidenciales y la posibilidad muy real de que Putin gane también los de 2030 han planteado una inquietante pregunta: ¿quién puede sustituir al actual mandatario ruso? Putin no es un mozuelo y, por otra parte, Rusia está en medio de una guerra en la que los dos contrincantes se han mostrado duchos en eliminar a figuras clave del adversario.
No parece que pueda haber una nueva alternancia en el poder con Dmitri Medvédev
No parece que pueda haber una nueva alternancia en el poder con Dmitri Medvédev, tal y como ocurrió en 2008. El antaño segundón de Putin ha cruzado de la moderación al extremismo, clamando por ataques nucleares contra Londres y por llevar la guerra más allá de las fronteras rusas, y su figura no es muy apreciada fuera del Kremlin.
Tampoco parece un buen sucesor Serguéi Shoigú, el actual ministro de Defensa ruso. Ni siquiera una victoria militar apabullante sobre Ucrania daría a este leal y veterano compañero de Putin el carisma y aceptación necesarias para ganarse los laureles del Kremlin. Además, durante la crisis con Prigozhin, quien no paró de insultar al ministro por desavenencias en el orden de batalla, su imagen quedó también bastante maltrecha.
Mejor situado podría parecer Nikolái Pátrushev, antiguo jefe de espías y uno de los halcones de garras más afiladas del régimen ruso
Mejor situado podría parecer Nikolái Pátrushev, antiguo jefe de espías y uno de los halcones de garras más afiladas del régimen ruso. Pátrushev es actualmente uno de los cardenales grises de Putin desde su puesto como secretario del Consejo de Seguridad, pero conoce demasiados secretos y hasta el actual presidente dudaría en encaminarlo hacia el poder. Sus lazos con los servicios secretos tampoco le darían demasiado apoyo entre los militares ni tampoco de los magnates empresariales de la guardia pretoriana de Putin.
Hay otros eventuales hombres de poder en Rusia que podrían ser postulables. Pero no desde luego con Putin en activo. Ahí están el alcalde de Moscú, Serguéi Sobianin, muy popular y leal al presidente, o el gobernador de la región de Tula, Alexéi Diumin, ex espía, militar y con muchos lazos con el ejército.
Todo parece apuntar, sin embargo, a que Putin no va a dejar su puesto al frente del Estado ruso y que su intención es morir con las botas puestas. Ni siquiera sería descartable un nuevo cambio legislativo que le permitiera quedarse en el poder después de 2036, ya octogenario. Después, quién sabe, en Rusia nada cambia hasta que, repentinamente, todo cambia.
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