Romney se afianza frente a Obama en el primer debate presidencial
Pone a España como modelo del camino a evitar. En los medios sociales la gran triunfadora del evento fue la Gallina Caponata
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No fue la mejor noche para Barack Obama. En el primer debate que le enfrentó ayer en Denver a Mitt Romney, el presidente estadounidense no estuvo a la altura de las expectativas. El candidato republicano consiguió afianzarse y dar una imagen "presidenciable", algo que hasta ahora no había podido conseguir.
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España se convirtió en uno de los protagonistas inesperados de la velada cuando Romney la puso de ejemplo de todo lo que no quería hacer. "España dedica un 42% de su PIB al Gobierno, yo no quiero ir por esa vía," proclamó el candidato, "sino que quiero seguir la senda del crecimiento".
Obama, por su parte, prometió inversiones en educación y energía. El presidente volvió a hablar de un "nuevo patriotismo económico" para crear empleos y de "reconstruir" el país con inversiones en educación y energía. "Queda mucho trabajo por hacer, no se trata de dónde estamos, sino hacia dónde vamos", explicó retomando los argumentos de sus discursos de estos cuatro años.
Es pronto para saber cuál será la repercusión del debate sobre las intenciones de voto, pero de momento el marcador es bastante claro: Obama 0--Romney 1. Fue una discusión de hora y media, en algunos momentos excesivamente densa, que se centró casi exclusivamente en la economía y que siguieron unos cincuenta millones de estadounidenses.
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Romney ganó la credibilidad que no consiguió ni en la convención ni en actos de campaña Momentos después del debate, uno de los más próximos asesores de Obama, David Axelrod, reconocía que el contendiente conservador había sido mejor "en el estilo" aunque seguía siendo "poco específico en los detalles". Romney consiguió lo que se había propuesto: existir como candidato y ganar en credibilidad, incluso dentro del sector más conservador de su partido, algo que no había hecho ni durante la campaña ni durante la convención.
"Llámenlo la maldición de la Presidencia. Como muchos de sus predecesores, el presidente Obama fue víctima de un exceso de expectativas, de su impaciencia y de un candidato hambriento", decía el analista Ron Fournier en el National Journal. Romney "fue afable, divertido y atacó sin parar a Obama. El presidente parecía molesto y aburrido. Esa es la maldición: por primera vez en cuatro años tuvo que conversar con alguien que le llevaba la contraria".
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El presidente, en su deseo de parecer presidenciable, no quiso atacar a Romney sobre las recientes declaraciones recogidas en un vídeo clandestino en las que el candidato republicano acusaba al 47% de los estadounidenses de ser unos vagos. Tampoco mencionó su experiencia empresarial al frente de Bain Capital, y eso que Romney aseguró que desde sus "25 años" en el sector privado "no entendía" las cifras que le presentaba el aspirante demócrata.
Y cifras hubo muchas. El debate giró entorno a las propuestas de los candidatos para crear empleo, el papel del Gobierno, la reforma del programa de sanidad, la supervivencia de las pensiones y cómo resolver el déficit. Romney, al que se le ha acusado durante la campaña de no ser lo suficientemente específico, llenó sus discursos de referencias numéricas a las que Obama respondía dando sus propias cifras. Llegó un momento en que el debate, que el moderador no hizo nada por agilizar, se convirtió en un intercambio algo confuso.
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Obama perdió en el lenguaje corporal, con la mirada baja examinando notas El lenguaje corporal fue muy revelador. Romney se dirigió directamente al presidente o a la cámara. Obama bajó la mirada durante buena parte del debate, como examinando sus notas y pocas veces miró a su contrincante, parecía cansado y poco preparado.
Según una encuesta realizada en la web por la cadena CNBC entre sus internautas, el 61% de los espectadores daba como claro vencedor al republicano frente al 29% que se inclinaba por Obama.
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El debate fue el evento más "tuiteado" de la reciente historia política estadounidense, mucho más que las convenciones y que cualquier evento de la campaña. La gran triunfadora de la noche fue la Gallina Caponata de Barrio Sésamo (Big Bird en Estados Unidos).
Al inicio del debate, y para ilustrar que no estaba dispuesto a entregarse a China para sufragar servicios que le parecían superfluos, Romney puso el ejemplo de la televisión pública (la PBS), una de las némesis de los republicanos que la consideran como un refugio de progresistas descarriados, "aunque me gusta mucho la Gallina Caponata y tú Jim" (refiriéndose al moderador Jim Lehrer que presentó durante décadas su informativo de la noche). En pocos minutos, @BigBirdRomney se había convertido en un personaje de pluma y peso en Twitter.
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El próximo debate entre los dos candidatos se celebrará en Nueva York el día 16 y luego el 22 en Boca Ratón (Florida). La semana que viene toca otro aperitivo: el enfrentamiento de los candidatos a vicepresidente Joe Biden y Paul Ryan, el día 11 en Kentucky.