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Rojava Anarquistas europeos y americanos intentaron convertir Rojava en su epicentro mundial

Los kurdos de Rojava impidieron que milicianos españoles y de otros países de Occidente y Asia convirtieran Rojava en el epicentro mundial del anarquismo. En la primera entrevista concedida a medios de comunicación por varios de ellos, los anarquistas explican su experiencia en los frentes de guerra sirios y la revolución.

Milicianos anarquistas del IRPGF caminan hacia el frente. | IRPGF

Ni el proyecto político de Rojava tiene una orientación deliberadamente anarquista, ni los kurdos estuvieron dispuestos a incorporar a los libertarios y antiautoritarios extranjeros a su aparato de decisiones y administrativo, tal y como sí que hicieron con los voluntarios comunistas del Partido Marxista Leninista de Turquía (MLKP), quienes además de contribuir militarmente a su revolución, han colaborado con el TEV-DEM, la coalición de formaciones políticas que gobierna la región autónoma de la Federación Democrática del Norte de Siria, bajo el liderazgo del Partido de la Unión Democrática (PYD).

Anarquistas de la OTAN

“Anarquistas de la OTAN”, llegaron a llamar de manera despectiva algunos adversarios ideológicos a estos kurdos de Siria que gobiernan Rojava en coalición con otros grupos de siriacos, armenios y árabes, en atención, por una parte, a que han sido los principales aliados terrestres del Pentágono en su lucha contra el Estado Islámico, y debido, por otra parte, a que los kurdos insistían en que otorgaban una importancia singular en la concepción del nuevo paradigma ideológico de Apo (Abdula Ochalan) al historiador y profesor norteamericano Murray Bookchin, fundador del ecoanarquismo y teórico del socialismo libertario, en la línea de Kropotkin.

Llamábamos hacer un 'Murray Bookchin' a tirar [literalmente] la mierda por la ventanilla de los vehículos”, nos dice uno de los anarquistas españoles que combatieron contra el Estado Islámico en algunos frentes como Tabqa y Raqqa (puede escucharse la entrevista completa en el podcast de audio que acompaña la información). “No dejamos jamás de simpatizar ni de apoyar el proyecto confederalista de los kurdos y su revolución, pero tras pasar algún tiempo en Rojava, descubrimos que su supuesta defensa de la ecología -una de las tres principales patas de su ideario- eran sólo patrañas”.

La historia de Siwan -sobrenombre kurdo del barcelonés- es la de muchos otros anarquistas europeos, norteamericanos, latinos, asiáticos y de Oriente Medio -entre doscientos y trescientos, según las estimaciones de los propios voluntarios del entorno libertario- que viajaron a la zona del norte de Siria que controlan los kurdos desde que dio inicio el conflicto civil en el país -especialmente, a partir de 2014- para luchar contra el nazi-islamismo; apoyar el proyecto revolucionario de Rojava y adquirir conocimientos organizativos.

El catalán atesoraba antes una larga experiencia de activismo en entornos antiautoritarios de la capital catalana. “Había estado viviendo en casas okupadas con diez personas o más y allí también luchábamos. Nos despertaban cada mañana y teniamos que ir a un desajojo, a manifestaciones, disturbios y cosas así. Siempre he establecido cierta analogía con esa vida anterior, a sabiendas de

“Llamábamos hacer un 'Murray Bookchin' a tirar la mierda por la ventanilla”, dice el barcelonés Siwan

que mucha gente me mataría por ello. Te prometo que, para mí, las operaciones en Raqqa eran como la okupación de edificios, en el sentido de que íbamos por la noche a un sitio y barricábamos por si venía la policía”.

Al igual que otros muchos camaradas de armas libertarios, Siwan llegó a Rojava en 2017, justo en el momento en el que se gestaba el primer tavur o subunidad puramente anarquista dentro de un batallón de voluntarios inspirado por las Brigadas Internacionales españolas y conocido por sus siglas inglesas de IFB (International Freedom Batallion). De ese mismo batallón formaron parte los dos miembros de Reconstrucción Comunista juzgados en su día en nuestro país y posteriormente condenados por diferentes delitos asociados a su supuestos vínculos con el PKK o su pertenencia a grupo armado. El tavur anarquista fue bautizado con el nombre de Fuerzas Guerrilleras Internacionales y Revolucionarias del Pueblo (International Revolutionary People's Guerrilla Forces, o IRPGF (por sus siglas en inglés), tras su creación, el 31 de marzo de 2017. 

Luchando contra el patriarcado

Pocas semanas después de que las IRPGF anunciara su creación en un vídeo donde se intercalaban sus llamadas a la defensa de la revolución con consignas anticapitalistas, otro anarquista español aparecía en un nuevo clip de la unidad afirmando en perfecto castellano que la lucha contra el patriarcado que sostienen las kurdas y los kurdos debería ser inspiradora para el resto del mundo. En ese mismo comunicado audiovisual (incluido en el vídeo-reportaje que acompaña a esta información), el español criticaba duramente al Gobierno de Madrid por “actividades represivas y operaciones como Pandora” a las que, a su juicio, el Estado recurrió para desactivar la disidencia no institucional y anarquista. “No podrán impedir que sigamos luchando”, decía el español.

Ese mismo día en que se liberó el vídeo en el Youtube, los brigadistas habían emitido un comunicado internacionalista en apoyo a “Ni una menos”, y en las semanas precedentes, se habían solidarizado con dos anarquistas catalanes acusados por la justicia alemana de asaltar en Colonia una sucursal del banco Pax-Bank (2014). En otra grabación dirigida al dictador bieloruso Aleksandr Lukashenko concluían acribillando a tiros una fotografía del sanguinario dictador, para que nadie albergara dudas acerca del apoyo que prestaban a sus camaradas de Minsk.

Brigadistas del IRPGF posan junto a milicianas de las YPG, junto a una pintada en castellano con lemas contra el patriarcado. | IRPGF

Brigadistas del IRPGF posan junto a milicianas de las YPG, junto a una pintada en castellano con lemas contra el patriarcado. | IRPGF

Santiago y cierra España

Antes de la constitución de las IRPGF, los combatientes anarquistas se repartían entre la principal fuerza terrestre de choque kurdo (las YPG) y un batallón antifascista de extranjeros cuya unidad se vio resquebrajada a medida que surgieron ciertas disensiones ideológicas entre sus miembros. Los kurdos no eran muy escrupulosos a la hora de seleccionar a sus reclutas extranjeros y en el batallón de antifas, los anarquistas terminaron peleando codo a codo con voluntarios norteamericanos de la Alt-Right con un perfil claramente islamófobo.

Habían venido sólo a matar moros y todos lo sabíamos”, nos dice un libertario. A la postre, en aquellos frentes sirios coincidieron desde abertzales a ex militares de carrera; píos musulmanes y cristianos con ateos socialistas o comunistas libertarios; secesionistas catalanes y patriotas españoles. Finalmente, el sector más anarquista fue expulsado del tavur antifa.

El principal motivo de discordia fue el poco celo con el que, según los libertarios, el batallón cuidaba del espíritu y la memoria de los brigadistas internacionales que lucharon contra Franco en la Guerra Civil española. Aquella idea inicial que germinó en el batallón se disolvió, a medida que llegaban voluntarios con una ideología más laxa, sin ninguna ideología o, lo que es peor, con ideologías situadas en las antípodas de los antifascistas. Los kurdos -mientras tanto- dejaban hacer o al menos toleraban a regañadientes a todos los grupos de occidentales que habían viajado al frente con su propia agenda política. Al menos, las actividades del sector más antiautoritario y comunista libertario no se restringía a la propaganda y a los selfies. La mayoría combatían y las IFB se ganaron el respeto de los mandos. Entre las contradicciones más notorias de esa guerra no es la menor el hecho de que en las filas de ese batallón coincidieran anarquistas con estalinitas o maoistas del mencionado MLKP o de otros grupos como Tikko.

Mucho más recientemente, algunos anarquistas norteamericanos se han enrolado igualmente en una milicia yazidí de Sinyar (Irak) creada y afiliada al PKK, donde sirven ahora mismo cinco españoles (dos de ellos se encuentran todavía en Derik debido a que las fronteras con esa zona se hallan cerradas a cal y canto y no han logrado alcanzar el cuartel de su tavur).

Fue a partir de la creación de las IRPGF cuando los anarquistas se comenzaron a plantear el ampliar sus objetivos, y aprovechar su presencia entre los kurdos, y la experiencia militar y organizativa que habían adquirido combatiendo y viviendo en Rojava para crear una especie de academia de ámbito mundial a la que pudieran acudir camaradas de los cinco continentes para intercambiar experiencias o, llegado el caso, adquirir conocimientos. En Rojava, los anarquistas combatían, pero también formaban parte en los “tecmiles”, nombre con el que los kurdos designan las asambleas de autocrítica que, en ausencia de emergencias, se realizan al final de cada jornada.

Los kurdos cerraron el paso a su aparato administrativo a los “incontrolables” libertarios

Todos esos esfuerzos realizados por las fuerzas políticas que lideraban el proyecto para democratizar la sociedad y horizontalizar la toma de decisiones habían resultado muy inspiradores a estos anarquistas a los que, literalmente, los kurdos consideraban “incontrolables”, cuando no abiertamente “non gratos”. La unidad queer que crearon bajo el paraguas de las IFB -Tqla- fue expulsada de Raqqa por hacer reivindicaciones de género que escandalizaron a la ultraconservadora tropa árabe de las Fuerzas Democráticas de Siria reclutada por los kurdos para disipar cualquier sospecha de sectarismo. “Estos maricones matan fascistas”, escribieron los anarquistas queer en una gran pancarta junto a la que se fotografiaron, no muy lejos de su cuartel en Raqqa. Fue, probablemente, la iniciativa más revolucionaria protagonizada por los milicianos desde el asedio de Kobane. Y la más viral. 

Pateados por los kurdos

La idea de los anarquistas de crear una especie de coordinadora o academia era tan ambiciosa que la pusieron por escrito y la presentaron oficialmente a los kurdos, al tiempo que les solicitaban que, siguiendo el modelo de sus camaradas comunistas de armas, les franquearan el paso a alguna instancia administrativa de la autoridad que gobierna los cantones del norte de Siria. En otras palabras, demandaron un espacio para oficializar su decisión de instalarse en Rojava y, para sorpresa de los brigadistas libertarios, los kurdos se negaron.

Aunque en cierto modo resultaba contradictorio con su propia ideología, los anarquistas intentaron integrarse en el aparato administrativo kurdo en busca de las ventajas a lo que ello podía dar derecho -ayudas, entre otras cosas, o un local. “Hubiera sido como la parte menos oscura de las IRPGF, la más visible”, aclara un antifascista noreuropeo. “Queríamos seguir el modelo del MLKP, que tiene una sede en Turquía y otra en Rojava, y que tiene una parte que trabaja con la sociedad civil, y otra militar que combatía contra el Estado Islámico, dentro de la tropa de voluntarios extranjeros, bajo bandera de las IFB”.

De lo que han dicho sus camaradas tras regresar a Europa se colige que no hubiera sido tanto una organización formal como algo en la línea de los clubs antifa de “streetfighters” que ya existen en lugares como Ucrania. Asimismo, su objetivo final era implicarse con la gente y sacar adelante ciertos proyectos en los que ya venían trabajando como la facturación de torniquetes y la formación de personal en auxilios médicos. Querían formar parte de los cambios democráticos y la cultura asamblearia que los kurdos trataban de hacer penetrar en su conservadora sociedad, y muy especialmente, en cuanto se refiere a los derechos de la mujer y la lucha contra el patriarcado. El machismo en Oriente no es un atributo exclusivo de los musulmanes.

“Sabíamos que no simpatizaban demasiado con nosotros a pesar de la retórica de algunos medios de comunicación occidentales y de que ellos mismos se dejaran querer como anarquistas sin desmentirlo demasiado. El modo en que se nos sacaron de encima fue la prueba más evidente de que preferían no asociar su imagen con nosotros”, nos confiesa otro español. Se da por hecho que la colaboración norteamericana impuso a su proyecto servidumbres y restricciones, aunque el catalán Siwan se niega a reconocer que la revolución fuera finalmente secuestrada. “Los cambios han sido tan notorios y positivos que merecen ese nombre”.

“Por otro lado, me gustaría insistir en que nunca nos hemos cuestionado el defender muchos de sus éxitos y los esfuerzos realizados en ese entorno geopolítico y en medio de una guerra contra todos para instaurar una verdadera democracia en un entorno tan tribal y autoritario. Esos son, de hecho, junto a la lucha contra el patriarcado, los logros más visibles de esa revolución, y los que más admiración despertaban entre nosotros”, precisa el barcelonés. 

Disolución de las IRPGF

El 24 de septiembre de 2018, las IRPGF comunicaban oficialmente su disolución “tras casi dos años de existencia” mediante un comunicado difundido por las redes sociales de forma tan abierta como los vídeos mencionados en esta información (y recogidos en el podcast y el audio-reportaje). Nunca se explicaron con detalle las razones pero según nos cuenta un anarquista, algo tuvo que ver la decisión con un cambio de estrategia y un deseo de actuar de una forma, si no estrictamente clandestina, no tan expuesta, al menos.

“Se divulgaron comunicados con puestas en escena muy macarras aunque se consiguieron grandes éxitos en el campo de la propaganda”, dice otro de los allí presentes aquellos días. No fueron pocos quienes creyeron, como él, que quizá sobreactuaran en sus vídeos. Al menos, en relación al tono general con que se conviene que discurre el proyecto de Rojava. Claro que tampoco la parafernalia apoísta de los kurdos y las pancartas con que suelen presentarse frente el mundo hacen honor a las modulaciones persuasivas, de respeto a la ley y de democracia horizontal que en verdad han caracterizado a su proceso político.

Miliciano anarquista español en Rojava (derecha), junto a un camarada del IFB. | Público

Miliciano anarquista español en Rojava (derecha), junto a un camarada del IFB. | Público

Atendiendo a las estrellas rojas y las grandes foto de Apo que cuelgan de los edificios, muchos outsiders infirieron que se hallaban ante un puñado de furiosos rojos rindiendo culto a un líder totalitario y a punto de incendiar el palacio de invierno. En realidad, los mandos kurdos desayunan cada mañana con esos militares estadounidenses a quienes eventualmente algunos perciben como gendarmes o tutores de esa revolución algo descafeinada a la que han prestado su aviación. De acuerdo a la “narrativa” del PYD, el apoyo militar no ha comprometido sus directrices ideológicas, bien es verdad que éstas son mucho más laxas que las de muchos de los voluntarios extranjeros que combaten entre hoces y martillos. El resto de los comunistas sirios les reprochan su alianza con Washington y el régimen de Assad, claro que esa objeción dejará de tener sentido si, tal y como ha anunciado, el régimen de Damasco se decide a tomar por la fuerza los territorios kurdos que ha perdido. Entre los muchos escenarios posibles a los que ha dado lugar la caída de Baghouz, se halla la posibilidad de que turcos y baazistas creen una tenaza para triturar Rojava. 

Comunistas libertarios “pop”

“Incluso a nosotros nos sorprendió la atención que despertamos entre los medios, y entre la opinión pública de todo el mundo”, añade uno de los anarquistas. “Los periódicos turcos, por ejemplo trazaron complejos esquemas de organizaciones supuestamente terroristas con base en Rojava como si hubiera un entramado de doscientos grupúsculos operando desde Raqqa. Me viene a la cabeza la Brigada Bob Crow, que en realidad eran dos ingleses de las IFB que decidieron hacer suyo el nombre de un sindicalista anglosajón. Digamos que nos convertimos en mediáticos; en un proyecto “pop” al que llamaban los medios a menudo”.

Claro que esa misma apertura causó al final problemas. “La conspiranoia policial de estados como Grecia les llevó a asegurar de manera inmediata que anarquistas del RUIS [Unión Revolucionaria por la Solidaridad Internacionalista] que servían en el Batallón de la Libertad habían ido allí a adquirir experiencia militar para atentar en el país”, cuenta el noreuropeo. En rigor, el RUIS jamás formó parte del IFB y algunos ni siquiera le conceden su condición de anarquistas, aunque varios atenienses que lucharon en Rojava lo hiciera como su enviado.

No ayudó tampoco, en tal sentido, la velocidad con la que algunos milicianos griegos y de otros países comenzaron a divulgar sus actividades tras su retorno a su país. Los españoles, por el contrario, guardaron silencio hasta el día de hoy (ésta es la primera de las entrevistas que conceden para divulgar los aspectos más genéricos de su experiencia), “Preferíamos ser cautelosos, aunque nuestras actividades en Rojava no habían sido diferentes a las de varios miles más de brigadistas extranjeros contra quienes no han actuado sus estados, y entre ellos, el español. Nos inquietaba lo que sucedió con los dos miembros de Reconstrucción Comunista y el intento de la Audiencia Nacional de procesar al gallego Arges Artiaga”, precisa el barcelonés. 

Lucha Anarquista

Tampoco se dijo nunca abiertamente pero la heredera natural de las IRPGF fue una nueva organización anarquista, todavía en funcionamiento, conocida por su nombre kurdo de Tekoşîna Anarşîst (Lucha Anarquista). Sus miembros no son los mismos, porque quienes combatieron en el IRPGF regresaron ya a sus países, pero hay una continuidad ideológica y conceptual entre el primero y su descendiente más directa.

Al tavur de TA pertenecía justamente el anarquista italiano Lorenzo “Orso” Orsetti asesinado por el Estado Islámico en el frente de Baghouz, poco antes de que el conflicto terminara, y a quien la Prensa y la opinión pública italiana ha estado a punto de canonizar gracias a una avalancha sin parangón de reportajes producidos por la Prensa “mainstream”. Ciertamente, hubo excepciones entre los medios conservadores y no faltó quien sugirió que “él se lo había buscado”. Claro que por lo común se le ha descrito en clave romántica y sentimental como “el partisano de la libertad”, saltando por encima de la circunstancia de que Lorenzo era anarquista.

Brigadistas antifascistas del Batallón Internacional de la Libertad o IFB, de acuerdo a sus siglas inglesas. | IRPGF

Brigadistas antifascistas del Batallón Internacional de la Libertad o IFB, de acuerdo a sus siglas inglesas. | IRPGF

Incluso el ministro italiano de Interior, Mateo Salvini, tuvo palabras laudatorias para él. Lo cierto es que existen precedentes de hechos parecidos en nuestro país. El caso más notorio es el del líder de Vox, Santiago Abascal, quien se fotografíó en su Twitter tras una visita a la zona junto a varias guerilleras kurdas del PKK, una organización a la que España, Estados Unidos, la Otan y la Unión Europea tienen por terrorista. Lo que tenía fascinado al líder ultranacionalista es que estas milicianas a las que deliberadamente olvidó mencionar como guerrilleras del PKK combatieran contra los yihadistas.

Hasta el final de la guerra contra el DAESH, los anarquistas sirvieron también en una unidad médica que prestaba auxilios sanitarios a los milicianos heridos en la conquista de Baghouz. Con ella colaboraba Orsetti cuando fue abatido por un yihadista, claro que sus labores no eran médicas. El pasado domingo una manifestación en homenaje a Lorenzo terminó dando lugar en Florencia a una muestra multitudinaria de apoyo al pueblo kurdo del norte de Siria. En su transcurso se corearon una y otra vez, gritos de “¡Asesino, Erdogan!”.

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