Este artículo se publicó hace 12 años.
Un retraso desluce en China el estreno de la mayor línea de alta velocidad del mundo
La nueva línea une Pekín con Cantón en poco más de ocho horas, frente a las veinte que dura el viaje por la línea ferroviaria tradicional. El gigante asiático tiene en funcionamiento 9.300 kilómetros de r
China estrenó hoy la línea de alta velocidad más larga del mundo, que une la capital, Pekín, con la ciudad más próspera del extremo sur del país, Cantón, un eje de 2.298 kilómetros, un poco más de la distancia que separa, en línea recta, Madrid con Copenhage, por ejemplo. La entrada en funcionamiento de esta esta línea, con la que el gigante asiático se consolida como líder mundial en este tipo de red ferroviaria, ha quedado deslucida por el retraso con el que ha llegado a su destino el tren en su primer viaje.
El tren bala ha llegado con una hora de retraso debido al hielo y la nieve que afectan a los raíles en su tramo más septentrional. Según informaron los periodistas que viajaban a bordo del tren, éste llegó a la Estación Sur de Pekín a las 18:55 hora local (10:55 GMT) tras nueve horas de viaje, una más de lo previsto. Debido a las bajas temperaturas en el norte del país (hasta 17 grados bajo cero en Pekín) el tren ralentizó en muchos tramos su velocidad punta de 300 km/h por precaución, según los periodistas. En otros tramos, para intentar compensar la pérdida, el tren aceleró hasta velocidades próximas a los 310 kilómetros por hora. En cambio, el primer tren en destino contrario, de Pekín a Cantón, partió de la capital china una hora antes, a las 9 de la mañana hora local (01:00 GMT), y llegó a su destino sin contratiempos, tras 7 horas y 59 minutos de viaje.
La línea, de 2.298 kilómetros, casi dobla la que hasta ahora tenía el récord mundial en la alta velocidad, los 1.318 kilómetros del ferrocarril Pekín-Shanghái que se inauguró en julio de 2011. Esa línea también sufrió muchos retrasos en sus primeros días de operaciones, en ocasiones por causas también meteorológicas (las lluvias torrenciales e inundaciones que afectan a China en los meses estivales) pero también porque algunos viajeros fumaron de forma clandestina en los baños, lo que disparó sistemas de seguridad que frenaron el vehículo.
Los billetes de la nueva línea costarán entre 85 y 97 euros, en clase turista, un precio poco competitivo con los avionesLos trenes más rápidos de la línea Pekín-Cantón (algunos circularán a una velocidad máxima de 300 kilómetros por hora, otros con billetes más baratos a 250) cubrirán el trayecto en menos de 8 horas, frente a las 20 que tarda un ferrocarril convencional. La nueva infraestructura marca un antes y un después en la conexión por tierra de muchas ciudades del interior del país (capitales provinciales como Shijiazhuang, Zhengzhou, Wuhan o Changsha), y el hecho de que la inauguración coincida con el 119 aniversario del nacimiento de Mao Zedong muestra la importancia que le da el régimen. Los convoyes pasan por seis provincias en las que vive casi la mitad de la población nacional (600 millones de personas), y ahora el próximo reto es la línea Zhengzhou-Xuzhou, que supondrá el enlace directo entre las Pekín-Cantón y Pekín-Shanghái.
En la línea abierta este miércoles circularán cada día, cubriendo parcial o totalmente el trayecto, 155 trenes, cuya vía transcurre paralela a la de los ferrocarriles convencionales, en los que todavía habrá un amplio servicio (183 trenes) a la espera de ver si los pasajeros ven o no el coste de los billetes demasiado alto para su presupuesto. Los billetes costarán, dependiendo de este parámetro, 700 u 800 yuanes (112-128 dólares, 85-97 euros) para la clase turista, o el doble en los vagones de lujo, un precio que para muchos chinos sigue siendo elevado, y poco competitivo con el de los aviones.
Recientemente se inauguró otra importante línea, entre Pekín y Harbin (vecina a Rusia), la primera del planeta en la que los trenes bala circulan por alta montaña, y unida a la apertura de la Pekín-Cantón supone que los viajeros en China pueden viajar del extremo norte al sur del país en alta velocidad.
Con la vertebración de este eje ferroviario norte-sur, China se afianza como el líder mundial en la alta velocidad, con más de 9.300 kilómetros en funcionamiento, y a la vez se promociona para nuevas inversiones en el exterior, donde ya construye ferrocarriles de alta velocidad en EEUU o Arabia Saudí, entre otros países. El XII Plan Quinquenal, que regula las metas económicas del país asiático entre 2011 y 2015, prevé que el país tenga al final de ese periodo 120.000 kilómetros de líneas ferroviarias, y que al menos 18.000 kilómetros sean de alta velocidad.
El prestigio de los trenes bala chinos quedó dañado en 2011, con el primer accidente mortal de este transporte en el país y la destitución del entonces ministro de Ferrocarriles, Liu Zhijun, acusado precisamente de haberse enriquecido personalmente con las millonarias inversiones de esta nueva infraestructura. El choque de dos trenes de alta velocidad en julio del pasado año en Wenzhou (este), en el que fallecieron 40 personas, levantó sospechas en torno a la rapidez con la que China había construido la mayor red mundial, que pese a su gran tamaño actual sólo tiene cinco años de vida.
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