El régimen iraní ejecuta a dos nuevos presos condenados en el marco de las protestas que inundan el país
Otras 26 personas han sido condenadas a muerte por su participación en las movilizaciones y, según varias ONG, más de 450 personas han muerto desde mediados de septiembre.
Madrid-Actualizado a
Irán ha ejecutado este sábado a dos presos condenados a muerte por el supuesto asesinato de un agente de seguridad durante las protestas que sacuden el país persa desde mediados de septiembre, lo que eleva a cuatro el número de manifestantes ahorcados.
Mohammad Mehdi Karami y Mohammad Hosseini fueron ejecutados a primera hora de esta mañana, acusados del asesinato de un basiji -miliciano islámico- en noviembre durante las protestas desatadas por la muerte de Mahsa Amini, según ha informado la agencia Mizan, perteneciente al Poder Judicial del país.
Los dos jóvenes, de 22 y 20 años respectivamente, han sido calificados por Mizan de "alborotadores" por su participación en los "disturbios" de la ciudad de Karaj, cercana a Teherán, a principios de noviembre, cuando habrían intentado cortar la autopista Karaj-Qazvin y atacado a agentes de seguridad.
En los choques mataron a cuchilladas al basiji Ruhollah Ajamian, delito por el que fueron acusadas 16 personas, de las que cuatro han sido condenadas a muerte.
Karami y Hosseini fueron arrestados el 5 de noviembre y juzgados y condenados a muerte el 5 de diciembre, tras un juicio de menos de una semana, según Amnistía Internacional.
El padre de Karami, quien practicaba kárate, deporte en el que ganó numerosas medallas, denunció a medios iraníes que las autoridades judiciales no les habían permitido elegir a un abogado y que el letrado seleccionado para ellos no respondía a sus llamadas.
Otros dos presos, Hamid Ghare-Hasalou y Hossein Mohammadi, han sido condenados a muerte por el asesinato del basiji el 3 de noviembre.
Cuatro ejecuciones desde el inicio de las protestas
Las ejecuciones de Karami y Hosseini se suman a las de Mohsen Shekari y Majid Reza Rahnavard a principios de diciembre por su participación en las protestas que sacuden el país.
Estas ejecuciones han provocado fuertes críticas internacionales, especialmente procedentes de países occidentales, que han pedido a Irán que ponga fin a los ahorcamientos.
Otras 26 personas han sido condenadas a muerte por su implicación en las manifestaciones, entre ellas el joven de 18 años Arshia Takdastan, quien fue sentenciado a la pena máxima hace dos días.
Irán vive protestas desde la muerte el 16 de septiembre de Mahsa Amini tras ser detenida por la policía de la moral por no llevar bien colocado el velo, pero estas han evolucionado y ahora los manifestantes piden el fin de la República Islámica fundada por el ayatolá Ruholá Jomeiní en 1979.
Al menos 2.000 personas han sido acusadas por la Justicia iraní de diversos delitos por su participación en las movilizaciones.
Según diversas ONG, más de 450 personas han muerto en los últimos meses en Irán en las diferentes manifestaciones de protesta, que han sido reprimidas con contundencia por la policía.
La UE pide a Irán anular las condenas a muerte de manifestantes
La Unión Europea (UE) ha instado a la autoridades iraníes a "que pongan fin inmediatamente a la práctica de imponer y ejecutar penas de muerte contra manifestantes" y que "anulen sin demora las recientes condenas a muerte ya pronunciadas en el contexto de las protestas en curso y que garanticen el debido proceso a todos los detenidos".
Consternado ante las ejecuciones acontecidas este sábado, el bloque comunitario ha denunciado que estas muertes son "una muestra más de la violenta represión de las manifestaciones civiles por parte de las autoridades iraníes", según comunicó un portavoz del Servicio Europeo de Acción Exterior en un comunicado.
Asimismo, el portavoz insistió en que "deben garantizar que quienes se encuentren bajo cualquier forma de detención o encarcelamiento no sean sometidos a ningún tipo de maltrato".
La UE reitera así su postura contraria a la pena capital, la cual considera un "castigo cruel e inhumano, que no actúa como elemento disuasorio de la delincuencia y representa una negación inaceptable de la dignidad y la integridad humanas".
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