Este artículo se publicó hace 16 años.
El primer ministro chino está "preparado" para dialogar con el Dalai Lama
Wen Jiabao expone sus condiciones mientras China y Tíbet cruzan acusaciones sobre la ola de protestas
El primer ministro chino, Wen Jiabao, está "preparado" para dialogar con el Dalai Lama si éste no apoya la independencia total del Tíbet y renuncia a la violencia, anunció hoy en Londres el primer ministro británico, Gordon Brown.
En la sesión semanal de preguntas al primer ministro en el Parlamento británico, Brown informó a los diputados de que había hablado con su colega chino esta mañana y le había dejado "absolutamente claro" que tenía que producirse un fin de la violencia.
"El primer ministro (chino) me dijo que, condicionado a dos cosas que el Dalai Lama ha dicho ya -que no apoya la independencia total del Tíbet y que renuncia a la violencia-, estaría preparado para iniciar un diálogo" con el líder espiritual tibetano, prosiguió el jefe del Gobierno de Londres.
"Creo que es importante que todos nosotros facilitemos las conversaciones", dijo Brown, que anunció también que se reunirá con el Dalai Lama cuando éste visite el Reino Unido, lo que la prensa británica espera para mayo próximo.
Versiones contradictorias
Los gobiernos de China y el exilio tibetano continuaron hoy su cruce de acusaciones sobre la ola de violencia desatada en los últimos días en el Tíbet y varias provincias chinas, territorios que siguen aislados a la prensa extranjera e independiente y ante la incertidumbre generalizada.
Mientras el régimen comunista aseguró que la región tibetana recupera poco a poco la normalidad tras las revueltas que arrasaron Lhasa, el gobierno tibetano en el exilio se esfuerza en desmentir la versión oficial china y admite que cada vez es más difícil obtener información alternativa.
Así, la agencia oficial Xinhua anunció hoy que 105 tibetanos se han entregado a la justicia durante los registros ejecutados en la capital tibetana, y describió que todos los "rendidos" admitieron su participación en palizas, saqueos y e incendios, y lamentaron haber sido "contagiados" por la enfurecida masa.
Estas "entregas voluntarias" fueron calificadas por la Administación Central Tibetana, el gobierno en el exilio en la ciudad septentrional india de Dharamsala, como "detenciones arbitrarias casa por casa" efectuadas en base a fotos e imágenes captadas en los disturbios por las cámaras de seguridad instaladas en la capital.
Los medios oficiales chinos tratan además de transmitir una imagen de tranquilidad en la convulsa región autónoma: comercios que vuelven a abrir sus puertas, escuelas repletas de alumnos y ancianas tibetanas que cumplen 117 años gracias al "desarrollo económico" y "la mejora de la asistencia sanitaria" que China ha llevado en tren al Tíbet.
Frente a una fotografía de Xinhua en la que varios jóvenes chinos, con uniformes médicos y batas de enfermeras, atienden a campesinos tibetanos, el Dalai Lama denunció hoy, en una entrevista con el diario italiano La Repubblica, que "los muchos tibetanos heridos no reciben asistencia en los hospitales".
El Papa Benedicto XVI, expresó hoy su "dolor y tristeza ante el sufrimiento de tantas personas" en el Tíbet e hizo votos para que se que elija "la vía del diálogo y la tolerancia, ya que con la violencia no se resuelven los problemas, sino que se agravan".
Revueltas en expansión
Mientras Pekín asegura tener Lhasa bajo control, los grupos de derechos humanos y tibetanos en el exilio confirmaron que las revueltas se han extendido a las provincias de Sichuan y Qinghai (limítrofes con el Tíbet) y Gansu (al norte de ambas), con amplia población tibetana.
Según la ONG Centro Tibetano para los Derechos Humanos y la democracia, las manifestaciones de ayer en Gansu dejaron varios muertos, bajas que el gobierno chino se niega a reconocer, y que según Dharamsala, ya ascienden a casi un centenar en el total de la represión.
Apagones informativos
Pese a que la censura contra los medios extranjeros se ha extremado e Internet apenas funciona, algunos canales internacionales como la CNN o la BBC han dejado de sufrir apagones en sus retransmiiones aunque nunca son completos.
Los chinos con acceso a estos canales pudieron observar hoy las revueltas registradas el viernes en Lhasa gracias al vídeo grabado por un turista desde su hotel, en el que se percibe claramente la entrada de varios tanques en las calles de la capital y el destrozo de las calles por una masa de civiles y monjes.
Asimismo, la población china pudo observar el ataque de decenas de tibetanos montados a caballo y en bicicleta contra un edificio gubernamental de Hezuo, ciudad de Gansu, en el que los civiles lograron arriar la bandera china, destrozarla, e izar acto seguido un emblema tibetano, antes de la llegada de los antidisturbios.
Precisamente, la cobertura de los hechos a cargo de la prensa extranjera fue hoy calificada como "escandalosa y hostil" por Ragdi, un veterano funcionario del Gobierno chino en el Tíbet.
Por su parte, el secretario del Partido Comunista en la región, Zhang Qingli, aseguró, en declaraciones al oficial Tibet Daily, que China está "en medio de una fiera lucha con sangre y fuego, a vida o muerte, contra el enemigo", y calificó al Dalai Lama como "un lobo envuelto en un hábito, un monstruo con rostro humano y corazón de animal".
Pekín intentó también minimizar los efectos de la crisis en los próximos Juegos Olímpicos, y aseguró que dentro de varias semanas la antorcha olímpica visitará el Tíbet y escalará el Everest pese a los disturbios, pidiendo, una vez más, que no se mezcle política y deporte.
Una antorcha de poca concordia
"La situación en Tíbet se ha estabilizado en su mayor parte, el relevo de la antorcha olímpica se realizará como estaba previsto", dijo en una rueda de prensa el vicepresidente ejecutivo del Comité Organizador de Pekín para los Juegos Olímpicos, Jiang Xiaoyu.
"Mantenemos la opinión de que esas actividades son una afrenta al reto olímpico", añadió en referencia a las peticiones internacionales de boicot de los juegos. " Una afrenta a todos los que aman el movimiento olímpico en todo el mundo".
Cuando la llama olímpica llegue a Pekín el 31 de marzo, antes de iniciar su viaje alrededor del mundo, se encenderá una segunda antorcha para llevarla a Tíbet, donde alpinistas chinos intentarán llevarla a la cima del monte Everest. Además, la primera antorcha tiene previsto pasar por Tíbet en junio.
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