Este artículo se publicó hace 11 años.
El presidente italiano anuncia que no dimitirá pese a fracasar en su intento de formar Gobierno
Giorgio Napolitano ha comparecido ante la prensa para desmentir los rumores de que estaba a punto de dimitir como jefe del Estado para eludir la limitación constitucional que impide a un presidente disolver el Parlamento al final de su mandato
El presidente italiano, Giorgio Napolitano, ha asegurado este sábado que permanecerá en su puesto de jefe del Estado "hasta el último día del mandato", a mediados de mayo, ante los crecientes rumores de que se disponía a renunciar a su cargo tras fracasar en sus intentos de formar un Gobierno.
Fuentes del palacio del Quirinal habían filtrado a los medios de comunicación que Napolitano estaba considerando dimitir inmediatamente para permitir nuevas elecciones. "La idea está sobre la mesa junto a muchas otras", dijo la fuente, que declinó ser identificada debido a lo delicado del asunto, y agregó que el presidente probablemente emitiría un comunicado a lo largo del día.
Los principales periódicos italianos informaron de que Napolitano, cuyo mandato termina el 15 de mayo, estaba considerando irse antes para evitar las disposiciones constitucionales que impiden a un presidente disolver el Parlamento en los últimos meses de su mandato.
Italia sigue inmersa en una parálisis política después de que la ronda de reuniones liderada por Napolitano no lograra acabar con el estancamiento generado tras las elecciones del mes pasado, que no dejaron a ningún grupo político capaz de formar gobierno por sí sólo.
Napolitano, de 87 años, celebró el viernes una serie de conversaciones con las tres fuerzas principales del Parlamento tras el fracaso de una semana de esfuerzos del líder de centroizquierda Pier Luigi Bersani por obtener el apoyo para formar nuevo Gobierno. Pero todos los partidos siguieron en las mismas posturas que han mostrado desde las elecciones del 24 y 25 de febrero, sin que ninguno de ellos haya mostrado señales de cambiar.
Bersani sacó el mayor porcentaje de votos en las elecciones pero no le alcanzó para obtener la mayoría en el Parlamento. La tercera fuerza, el Movimiento 5 Estrellas (M5S) encabezado por el cómico Beppe Grillo, que tiene en sus manos la posibilidad de desatrancar el conflicto, volvió a rechazar el viernes apoyar un gobierno de Bersani o cualquier otro que no sea liderado por ellos.
El Partido Democrático se niega a aliarse con Berlusconi porque "no sería la opción de cambio que el país ha pedido"
El centroizquierda, en tanto, reiteró que no formará parte de una coalición con Berlusconi, mientras que el millonario ex primer ministro de 76 años dijo que no había otra solución más que un acuerdo de coalición para evitar unas nuevas elecciones. Enrico Letta, uno de los líderes del Partido Democrático liderado por Bersani dijo tras reunirse con Napolitano que una coalición con el centroderechista partido Pueblo de la Libertad (PDL) de Berlusconi "no sería la opción de cambio que el país ha pedido".
Tanto Berlusconi como el M5S descartaron respaldar un Gobierno tecnócrata como el que lideraba el saliente primer ministro Mario Monti, a quien ambos acusan de haber llevado a Italia a la recesión. Esa había sido una posibilidad barajada para darle a Italia el Gobierno que necesita para enfrentarse a una profunda crisis económica.
"Nuestra posición no ha cambiado, lo expresamos con absoluta claridad al presidente", dijo Berlusconi a periodistas después de reunirse con Napolitano.
Las negativas de Berlusconi y sus aliados de la Liga del Norte, así como de Grillo, de respaldar un Gobierno tecnócrata reducen considerablemente las opciones de Napolitano y hacen menos probable que una figura independiente sea capaz de liderar un Gobierno.
"Estábamos en contra del Gobierno de Monti y si va a haber otro Gobierno de ese tipo es mil veces mejor convocar nuevas elecciones", dijo Roberto Maroni, líder de la Liga Norte.
El atasco político ha alimentado la preocupación sobre la capacidad de Italia de afrontar una crisis económica que la ha dejado hundida en la recesión durante más de un año, con una deuda pública de 2 billones de euros y un desempleo récord, sobre todo entre los jóvenes.
Napolitano ha afirmado hasta ahora que no quiere que el país vuelva a las urnas de manera inmediata, aunque sólo sea porque la polémica ley electoral probablemente arrojaría un resultado similar.
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