Este artículo se publicó hace 11 años.
"Los policías israelíes me dispararon a menos de 15 metros con balas de acero cubiertas de plástico"
La sevillana Paula Álvarez-Ossorio, activista pro-palestina, fue herida este viernes en el transcurso de una protesta pacífica cerca de Ramallah
Como llevan haciendo todos los viernes desde diciembre de 2009, el pasado 12 de abril los habitantes del pueblo palestino de Nabi Saleh, al noroeste de Ramallah, salieron a medio día a manifestarse contra la ocupación israelí y para exigir que los colonos les devuelvan el manantial que les arrebataron hace cuatro años. Acompañados de activistas europeos e israelíes, se volvieron a encontrar, como ya es costumbre, con la Policía de Fronteras israelí cortándoles el paso. En esta ocasión su respuesta fue más dura de lo habitual y dispararon a corta distancia sus balas de acero recubiertas de plástico. Y la activista pro-palestina sevillana Paula Álvarez-Ossorio recibió tres disparos. Uno en la rodilla, otro en el abdomen y otro en la espalda. Mientras sus compañeros la arrastraban al tiempo que huían, los agentes siguieron disparando. "Lo mío no es grave, pero la represión de las tropas israelíes contra los manifestantes es brutal", asegura.
"Si participamos activistas europeos el Ejército israelí no es tan violento"Esta joven de 25 años pertenece al Movimiento de Solidaridad Internacional, una organización de activistas que van a Palestina con el objetivo de dar apoyo a la "resistencia social", es decir, participar en manifestaciones y acciones de desobediencia civil. "Cuando participamos activistas europeos el Ejército israelí no es tan violento con los palestinos", explica. Hace dos semanas el Ejército israelí disparó contra el eurodiputado Willy Meyer y el resto de la delegación de observadores de Izquierda Unida durante su visita a una explotación en la Franja de Gaza.
Nabi SalehNabi Saleh es un pequeño pueblo de apenas 500 habitantes palestinos. Cercano a él, hay una colonia israelí. Después de haberse quedado con la mayor parte de tierras de cultivo de la zona, en diciembre de 2009 los colonos ocuparon también el manantial más cercano. Entonces es cuando los vecinos palestinos deciden empezar con las protestas, que pronto sobrepasan la cuestión local y se dirigen en general contra la ocupación israelí. "Hay manifestaciones todos los viernes después del rezo del medio día -relata Paula- se reúnen en la plaza del pueblo y bajan por la carretera con la intención de llegar al manantial". Explica a Público que normalmente los soldados bloquean la carretera y disparan gas lacrimógeno, agua fétida, granadas aturdidoras y balas de metal cubiertas de goma para dispersar a los manifestantes.
Desde que comenzaron las protestas han muerto dos manifestantes. El último, en noviembre de 2011, era un joven que corría tras un jeep del Ejército. A menos de 10 metros, un soldado le disparó un bote de humo directamente a la cara. El anterior, murió a causa de disparos de munición real durante otra de las protestas. Además, Álvarez-Ossorio explica que "a modo de castigo colectivo" Israel ha ordenado derribar diez de las casas del pueblo.
"Me dispararon dos veces a menos de 15 metros""Ese día cambiamos la ruta de la marcha y cruzamos la carretera para alcanzar el manantial por otro lado. Cuando llegamos a una colina, dos policías de frontera empezaron a disparar las balas de metal y plástico y gas lacrimógeno. Una bala me dio en la rodilla y como era a más de 25 metros no fue grave", explica la joven activista. "Retrocedemos y seguimos por la carretera principal. Nadie había tirado ni una piedra. Dos policías se acercan por un lado y empezaron a disparar de forma indiscriminada". Según la normativa israelí deben disparar de cintura para abajo y a más de 30 metros. Y continúa: "A mí me dieron dos a una distancia de 15 metros, una en el abdomen y otra en la espalda, a la altura de las costillas".
"Israel hace esto con la connivencia de Estados Unidos y Europa"
Entonces, cayó al suelo. Y mientras sus compañeros le ayudaban a levantarse los agentes siguieron disparando. Le atendieron primero en una casa cercana y más tarde fue trasladada al hospital de Sansit en ambulancia. Ese mismo día le dieron el alta. Sin embargo, al día siguiente sufría de mareos y fatiga además del dolor de sus heridas y regresó al hospital de Nablus. No son heridas de gravedad, pero ha de permanecer aún unos días en reposo.
Ahora, ha decidido presentar una queja al consulado español en Jerusalén. Y en dos semanas regresará a España. "Pero volveré a Palestina. De todas formas, es muy importante el trabajo que se puede hacer desde Europa. Israel hace esto con la connivencia de Estados Unidos y Europa", asegura mientras se recupera de sus heridas. "Hay muchos pueblos en la misma situación, que sufren la violencia del Ejército israelí".
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