La Policía israelí reconoce que empleó "demasiada fuerza" para desalojar a los fieles de la mezquita de Al Aqsa

El comisario jefe de la Policía israelí, Kobi Shabtai, reconocía este domingo que sus agentes se emplearon con "demasiada fuerza" a la hora de desalojar a los fieles que se atrincheraron en la mezquita de Al Aqsa de Jerusalén.

En concreto, los agentes se emplearon con suma violencia en la noche del martes al miércoles en una operación contra "alborotadores", dejando tras de sí un reguero de imágenes que muestran a policías cargando con dureza contra fieles sentados pacíficamente en las inmediaciones de la mezquita.

Las instantáneas han dado la vuelta al mundo, lo que ha provocado la condena de numerosos países del mundo árabe e islámico. Por su parte, Shabtai ha defendido la decisión de entrar en la mezquita y ha subrayado que había unos 400 alborotadores atrincherados con armas dentro del templo.

"La mayoría de la gente fue a rezar y tiene libertad de culto, pero desgraciadamente un puñado de jóvenes lograron incendiar la zona y respondimos de forma acorde", ha argumentado. Además ha subrayado que los que estaban dentro de la mezquita tenían pirotecnia y piedras.

Pese a todo, el comisario ha reconocido que los agentes destinados utilizaron "demasiada fuerza". "¿Estoy contento con las imágenes? No. Estamos investigando el incidente. Vamos a aprender de ello. Vamos a comprender lo qué pasó, pero al final todo el mundo vio un breve momento de un panorama más amplio en el que un enorme, enorme número de agentes entró y actuó con respeto", ha apuntado Shabtai.

Otro alto cargo israelí ha apuntado bajo condición de anonimato el "enorme daño" que han causado a Israel estas imágenes de policías israelíes golpeando a fieles musulmanes, pero ha argumentado que "no había otra opción" que entrar en la mezquita. En particular ha pedido revisar lo ocurrido ya que se había advertido a los policías que actuaran con moderación.

Muere un adolescente palestino por fuego israelí

Un adolescente palestino de 15 años murió este lunes tras recibir varios disparos de fuerzas israelíes en un campo de refugiados en Jericó, centro de Cisjordania ocupada, informó el Ministerio de Sanidad palestino, en medio de un grave repunte de violencia en la región.

"El niño Muhamed Fayez Bilhan, de 15 años, murió por disparos en la cabeza, pecho y abdomen por parte de la ocupación (israelí), en el campo de Aqabat Jabr en Jericó", indicó un comunicado del ministerio. Al menos otra persona resultó herida por bala y fue trasladadas a un hospital, informó la misma fuente.