Un payaso podría llegar a ser el diputado más votado en Brasil
Candidatos extravagantes y celebridades brasileñas cobran cada vez más fuerza en la campaña
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"Hola, estoy aquí para pedir su voto porque quiero ser diputado federal para ayudar a los más necesitados, incluida mi familia". Con estas palabras y su disfraz de payaso se presenta ante el electorado brasileño el humorista Francisco Everardo Oliveira Silva, más conocido como Tiririca, que acude a las urnas bajo las siglas del Partido Republicano (PR). Apoyado en su popularidad televisiva, podría ser el diputado nacional más votado en los comicios del próximo domingo, con más de 900.000 votos, según los sondeos. Eso si el Tribunal Superior Electoral (TSE) no decide anular su candidatura después de que asegurase, en una entrevista al semanario Veja, que declaró al TSE no poseer ningún bien, pues había colocado todo su patrimonio a nombre de terceros.
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"¿Usted sabe lo que hace un diputado? Yo tampoco, pero vótenme, que yo les cuento", dice Tiririca en su vídeo promocional. Su candidatura provoca risas e irritación por igual. En una entrevista concedida al diario Folha de São Paulo, confesó que nunca ha votado y, cuando le preguntaron por su proyecto político, respondió: "Así, de cabeza, no puedo hablar, pero como tengo un equipo detrás trabajando, hay proyectos elaborados, está todo bien". Apenas logra concretar que quiere "ayudar mucho" al nordeste, la región más empobrecida del país, y "acabar con la discriminación".
"Así, de cabeza, no puedo hablar", dice el cómico sobre su programa electoral
La última acción de marketing del comediante, que se inició a los 8 años en el mundo del circo, fue distribuir en la zona sur de São Paulo, principalmente entre los niños, un tebeo en que cada propuesta del candidato viene acompañada de un chiste.
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"Niños, pedid a papá y mama que voten a Tiririca", dice uno de los textos, y concluye: "Para diputado, vote o abestado" ("Para diputado, vota al burro").
Tiririca es uno de los casos más notorios, pero no es el único. En la recta final de la campaña electoral en Brasil, están adquiriendo protagonismo un buen número de celebridades y candidatos extravagantes que se postulan a diputados y senadores.
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Astros del fútbol como Romario y Bebeto (ex jugadores del Barça y Dépor) también aspiran a un escaño
Algunos se sirven del viejo recurso del sexo para captar la atención de los votantes. Es el caso de la modelo y cantante de 22 años que se hace llamar Mulher Pêra (Mujer con forma de pera) o de Jeferson Camillo, que en su chocante propaganda electoral se sirve de escenas de cama que terminan con una joven afirmando en todo insinuante: "Estoy lista, porque confío en Jeferson Camillo". Tampoco faltan astros del fútbol, como Romario y Bebeto, cantantes como Netinho de Paula o actores como Batoré. Y las encuestas indican que la mayoría de ellos obtendrán un escaño.
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En 1958, un rinoceronte del zoológico de São Paulo obtuvo casi 100.000 votos para concejal de la mayor ciudad del país; 30 años después, un chimpancé consiguió 400.000 sufragios en Río de Janeiro. Desde que en 1996 se instaló la urna electrónica, no es posible votar a candidatos que no sean reconocidos por el TSE. Pero siempre surgen candidatos excéntricos: en 2006, fueron Enéas Carneiro que con una campaña histriónica consiguió ser el diputado federal más votado con 1,6 millones de votos, y el presentador de televisión y estilista Clodovil.
Tanto votar a un rinoceronte como hacerlo por Tiririca muestra que los electores decidan tomarse a risa las carencias de la democracia. El eslogan del payaso Tiririca lo resume así: "Pior do que tá não fica", esto es: "Vótenme, que a peor no va a ir la cosa".
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El uso de YouTube amplifica el tirón de candidatos estrambóticos
Este tipo de candidatos, amplificados por la prensa y ahora por YouTube unos cuatro millones de personas ya han visto los vídeos de Tiririca, según la cadena BBC, evidencian la ausencia de debates y de ideas en una campaña cada vez más volcada en las técnicas del marketing publicitario.
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Aunque no es nuevo, este fenómeno está creciendo. Ello se debe en parte al funcionamiento del sistema político brasileño, con una enorme fragmentación de partidos y candidaturas. El próximo 3 de octubre, no sólo se decidirá quién sucede a Luiz Inácio Lula Da Silva en la presidencia, sino también la composición de las cámaras legislativas y los gobernadores de los 26 estados de la Unión Federal.
Se presentan 6.000 candidatos de 27 formaciones políticas. Los partidos pequeños consiguen con estos personajes mediáticos atraer votos hacia sus siglas: si un diputado o senador obtiene más votos de los que precisaba para conseguir su escaño, el resto de sufragios pasa a otros candidatos de la lista del partido.