Este artículo se publicó hace 3 años.
El partido de Putin busca mantener su hegemonía en las elecciones parlamentarias
Mantener el control de la Duma es de vital importancia para el presidente ruso, que legalmente podría estar en el poder hasta 2036. Opositores de distinto signo han manifestado dificultades y prohibiciones para hacer campaña en estas elecciones.
Àlex Bustos
Moscú-
Con la composición de la Duma (el parlamento ruso), en juego, el electorado de Rusia acude a las urnas este domingo. El proceso electoral empezó el viernes de forma remota, aunque se prevé que el día de mayor participación sea el domingo, de forma presencial. Actualmente, la mayor parte de la cámara, tres cuartas partes, está bajo el control de Rusia Unida, el partido de Vladimir Putin. Esta formación buscará mantener su hegemonía en la cámara para que el presidente ruso pueda seguir liderando el país. Legalmente puede hacerlo hasta el año 2036 tras los cambios constitucionales del año pasado.
El presidente ruso entró en campaña a finales de agosto cuando anunció bonificaciones económicas para bomberos, policías, militares y jubilados. Las fuerzas de seguridad y la tercera edad son dos sectores importantes de votos. Sobre esta medida, Kristiina Silvan, investigadora del Instituto Finlandés de Asuntos Internacionales, comenta a Público que el gobierno ruso
"está ofreciendo este tipo de bonificaciones para los militares y sus familias, no creo que esto haga ganar muchos votos para Rusia Unida, si no más bien orientada a obtener a los votantes críticos que la mayoría está votando al partido de Putin".
Las autoridades han incentivado la participación: además de dar hasta tres días para el voto a distancia, en Moscú aquellos que lo hagan con este sistema entran en el sorteo de apartamentos, coches o vales por valor de hasta 1.100 euros. Estos se podrán utilizar en diferentes establecimientos de la capital. El objetivo principal es contar con una participación alta que legitime al gobierno ruso, como ya pasó en el referéndum constitucional del pasado verano del 2020.
Reafirmarse en el poder
Dentro de lo que se suele considerar "oposición sistémica", es decir fuerzas que no son Rusia Unida pero tampoco buscan un cambios radicales en Rusia, destaca el papel del Partido Comunista de la Federación Rusa (PCFR), al que los sondeos de Vtsyom (Centro de Investigación de Opinión Pública de Rusia de titularidad estatal) dan como el segundo partido con más previsión de votos, entre el 18 y el 22%. Por delante está solo Rusia Unida, con una franja de entre 41-44%. El numero de personas que votarían a partidos sin representación parlamentaria sería también del 15%. Entre estos partidos destacan algunos como el Partido de los Pensionistas (centro) Nueva Gente (centro-derecha), el Partido Verde (centro) y Yabloko (centro-izquierda). Este último sí contó con representación parlamentaria a nivel estatal en el pasado, y en el presente cuentan con representación en algunos cámaras bajas regionales.
Pocos rusos se imaginan la victoria de un partido que no sea Rusia Unida. Explica Silvan que "la población espera que el partido de Putin gane las elecciones, lo que está por ver es si lo hará por mayoría o con una supermayoría". Por lo tanto, lo que más interesa a las autoridades rusas es tener una participación amplia que permita dar imagen de cumplir los estándares democráticos.
Según cuenta a Público el analista político Denys Kolesnyk, "los sondeos de las entidades públicas pronostican cerca del 50% de la participación de los votantes registrados". Además, añade que "para que el partido gobernante pueda obtener más apoyo, también se ha asegurado traer a votantes de los territorios ucranianos ocupados de Lugansk y Donetsk". A estos ciudadanos los traen hasta ciudades de la región de Rostov del Don, al sur de Rusia, donde votan. Fabian Burkhardt, experto en el espacio post-soviético, explica a Público que en estas regiones dominadas por los rebeldes pro-rusos los habitantes deben conseguir antes los pasaportes de las autoproclamadas Repúblicas Populares, lo que "es habitualmente visto como una prueba para ver qué ciudadanos son a estas regiones rebeldes". Para estas elecciones es previsible que se traigan a cerca de 600.000 electores desde Ucrania hasta poblaciones rusas fronterizas como Novoshakhtinsk.
Dentro del territorio ruso, las autoridades han presionado a las voces críticas desde hace años, pero se incrementó en 2020. Unos de los que más lo han sufrido han sido el opositor ruso Aleksey Navalny y su entorno más cercano. El bloguero sufrió un envenenamiento, él mismo acusó a los servicios secretos rusos de estar detrás de este intento de asesinato. Después de recibir tratamiento en Alemania, al regresar a principios de 2021 fue detenido en el mismo aeropuerto. Tanto seguidores suyos como manifestantes contrarios se manifestaron en diferentes ciudades rusas a pesar de las bajas temperaturas. Aunque se desinflaron las movilizaciones, estas se dispersaron por todo el país euroasiático, llegando incluso a regiones donde no es habitual ver protestas.
Apretar al disidente
Meses más tarde de su detención, el Fondo Anti-Corrupción (FBK en sus siglas en ruso), fue ilegalizado al ser catalogado como "extremista" por la Justicia rusa. Esa misma etiqueta la llevan organizaciones como Estado Islámico o el Partido Nacional-Bolchevique. Cualquier persona de esta organización, de forma retroactiva, queda inhabilitada para presentarse a cualquier proceso electoral.
El año pasado, en las elecciones regionales, se puso a prueba el Smart Voting (Voto Inteligente), un sistema con el que el equipo de Navalny quiere arrebatar tanto poder como sea posible a Rusia Unida, el partido de Putin. Consiste en examinar qué candidato puede disputar el escaño/puesto al del partido del gobierno para apoyarle, independientemente de su partido o ideología. Aunque en esos comicios se puso a prueba el sistema y se consideró que había dado algunos éxitos, expertos como Kolesnyk opinan que "a día de hoy, el smart voting se ha demostrado ineficaz, y no creo que marque una diferencia significativa en las elecciones de la Duma de este año".
Uno de los partidos que puede beneficiarse ligeramente de este sistema es el partido comunista. En Moscú, el FBK pidió votar en 11 de los 15 distritos al candidato comunista. A pesar de ello, las autoridades rusas han solicitado a Apple y Google que retire la app del Smart Voting de su tienda online y ambos empresas han accedido a hacerlo a pesar de la negativa inicial. Los impulsores del Smart Voting también han tenido problemas para difundir su método cuando a principios de mes una empresa de venta de lana de Daguestán, en el Cáucaso, registró la marca Smart Voting. Por ello pidió que se prohibieran los resultados de ésta en Google y Yandex (el equivalente ruso del buscador estadounidense).
Más allá de Navalny, otros opositores quieren llegar a la Duma para cambiar el país más grande del mundo. Es el caso de candidatas como Marina Litvinovich. Su partido de centro-izquierda, Yabloko, puede entrar nuevamente en la duma después de 18 años fuera de la cámara. Esta política ha hablado con Público y ha explicado algunos de los inconvenientes que se ha encontrado durante la campaña. Para ella, "el problema principal es que no se presentan todos los candidatos que participaron en las elecciones de hace un año (las regionales de 2020), ya que fueron enviados a prisión, están en el exilio o inhabilitados, es decir, fueron eliminados con anticipación". Explica además que "todo el Estado debe reconstruirse". Actualmente según su punto de vista el país es "ineficaz, corrupto y represivo".
Para minar más la capacidad de la oposición de acceder al poder, existen otros métodos como el de los "clones". A inicios del mes de septiembre salió a la luz que tres hombres llamados Boris Vishnevky se presentaban a la cámara local de San Petersburgo. Uno de ellos es el "original", mientras que los otros dos se presentaron para restarle votos. Incluso tienen parecido físico, para confundir a los votantes que quieran votar por él.
Contra la prensa
La prensa crítica, especialmente la prensa independiente rusa, ha tenido un año difícil. Diferentes medios opositores han visto como la Justicia rusa los catalogaba como "agentes extranjeros", una terminología de la era soviética que tiene unas connotaciones muy negativas. Si un medio tiene tal consideración a nivel legal, está obligado a ponerlo en todas y cada una de las piezas que publique. Incluso si una persona comparte en sus perfiles de las redes sociales un enlace de este medio, está obligado a poner que está considerado agente extranjero. Medios como Meduza han asegurado que esto ha sido un golpe económico duro porque ha espantado a muchos anunciantes, dejando al sitio en un lugar delicado. Otros, como Proyekt, se han visto obligados a cerrar por falta de recursos.
La prensa extranjera también está en el punto de mira de las autoridades. Es el caso de Sarah Rainsford, periodista de la BBC a la que le denegaron la renovación del visado en respuesta a la supuesta discriminación contra la prensa rusa en el Reino Unido. Para limitar la influencia desde el exterior, Rusia ha prohibido servicios de VPN que permiten acceder a páginas web prohibidas en el país. Estos servicios permiten burlar restricciones locales en la red y aunque su uso está permitido legalmente, no es legal usarlos para acceder a páginas vetadas en territorio ruso.
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