Este artículo se publicó hace 12 años.
El Parlamento pide a Cameron limpieza en el referéndum escocés
Un informe de los diputados británicos apoya dar más poder al Parlamento escocés para poner en marcha la consulta. No hay acuerdo sobre la fecha
Un informe del Parlamento británico ha pedido al Gobierno de David Cameron que otorgue al Parlamento de Escocia poderes para celebrar el referéndum sobre su independencia, a fin de que no haya dudas sobre la legalidad de esa convocatoria. Los escoceses tienen previsto votar en un plebiscito sobre su independencia, pero la fecha no ha sido fijada ya que aún debe determinarse si es Westminster o el escocés de Holyrood el que tiene los poderes para convocar el referéndum.
El primer ministro británico, David Cameron, ha tratado por todos los medios de que el plebiscito se celebre en 2013 ya que el líder escocés, Alex Salmond, quería esperar hasta 2014, año en que se cumple el séptimo centenario de la Batalla de Bannockburn, que acabó con una importante victoria escocesa frente a Inglaterra en las guerras de independencia.
Otro de los puntos calientes de la consulta está en la pregunta. El SNP, que en mayo de 2011 pasó de 23 a 69 de los 129 escaños en las elecciones autonómicas, aspiraba a celebrar el referéndum en 2014 y todavía no había decidido los términos de la pregunta aunque sí sabe que no se plantearía como disyuntiva de sí o no a la independencia.
La mayoría de escoceses son partidarios de la conocida política de devo-max (devolución máxima de competencias, excluyendo Defensa y Exteriores). Sólo un 35% de los ciudadanos, según las encuestas de opinión, defiende una Escocia totalmente independiente de sus vecinos geográficos. Por eso, Cameron quiere plantear el sí o no mientras que el SNP opta por aprovechar la popularidad de la autonomía para conseguir lo más parecido a la independencia.
Los nacionalistas se conformaban con ganar competencias en el referéndum
En una entrevista el pasado mayo con Público, el primer ministro escocés, Alex Salmond, dijo: "Nuestro trabajo será amalgamar el deseo por las políticas individuales al concepto de un objetivo mayor de carácter institucional". Entonces, Salmond llevó al ministro de Economía británico, George Osborne, una lista de competencias para transferir a la Administración autónoma entre las que destacan el impuesto de sociedad, aranceles de aduana, gestión de los recursos naturales (petróleo del mar del Norte en este caso) o el poder de adquirir deuda pública. "Si no tenemos autonomía fiscal, ¿cómo vamos a pedir independencia política?", preguntaba Salmond.
Pero el Comité de Asuntos Escoceses de la Cámara de los Comunes, formado por diputados conservadores, laboristas y liberaldemócratas, señaló en un informe divulgado este martes que todo indica que Holyrood no tiene competencia legal para convocar este plebiscito. Así, pide recurrir a la llamada "Orden 30" (S30) de la Ley de Escocia de 1998 (que creó la autonomía escocesa), que autoriza hacer enmiendas y que permitiría otorgar a Holyrood la competencia para llamar al electorado a votar por la independencia.
En su informe, el citado comité del Parlamento señala que hay riesgo de que Escocia quede sumida en "discusiones legales y políticas indefinidas" y afronte un "futuro incierto" si hay "dudas legales" sobre la convocatoria del referéndum. "Nosotros creemos que la mejor manera de proceder es si el Gobierno propone hacer una notificación detallada y específica en la Sección 30, otorgando al Parlamento escocés los poderes para convocar un referéndum sobre la separación", añade el documento.
Escocia, una de las cuatro naciones que forman el Reino Unido, está unida a Inglaterra a través de la llamada Acta de Unión de 1707 pero Salmond confía en acabar con esta asociación.
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