El Parlamento de Eslovaquia ha aprobado este jueves el cierre del ente público de radio y televisión RTVS y su sustitución por otra entidad, StaR, que estará sujeta al control gubernamental.

La controvertida ley fue adoptada con el voto de los diputados populistas y ultranacionalistas, que forman parte de la coalición de Gobierno, mientras que la oposición al completo abandonó el pleno en señal de protesta.

"Es un ataque directo a la democracia", declaró un miembro de la oposición antes de abandonar la sala. La ley, que fue aprobada en un trámite de urgencia, tuvo el respaldo de los 78 diputados gubernamentales, que son mayoría en el Consejo Nacional, de 150 escaños.

Ataque a la libertad de expresión

Los empleados de RTVS hicieron huelga el pasado jueves por la tarde. Esta es la segunda protesta laboral convocada en la historia del ente público, que pese a ello siguió emitiendo algunos programas. Este viernes, los trabajadores se han pronunciado acusando al Gobierno de "silenciar la libertad de expresión". 

"El 20 de junio es un día negro para el servicio público, así como una amenaza para la propia democracia", han declarado los trabajadores en un comunicado. "No sólo se presiona a la radio y televisión pública, sino que también a los medios de comunicación privados y a otras instituciones culturales y democráticas", señalan. 

"En esta época de gran crisis, Eslovaquia necesita una fuente de información fiable e independiente de cualquier poder político. Queremos medios de comunicación libres", insisten los empleados.

"Esta ley quita uno de los pilares de la democracia", señaló otro legislador, en alusión a la independencia de la que gozaba hasta la fecha RTVS. El presidente del ente público era elegido por el Parlamento.

StaR, la nueva corporación 

Al frente de la nueva corporación, bautizada como Televisión y Radio de Eslovaquia (StaR), habrá un consejo directivo de nueve miembros, cuatro de los cuales serán nombrados directamente por el Ministerio de Cultura. Otro diputado opositor se refirió a la influencia que han tenido las políticas con las que el primer ministro húngaro, el ultranacionalista Viktor Orbán, ha limitado la libertad de prensa.

Desde que fue anunciado el proyecto de ley, se han producido protestas masivas en las calles. El Ejecutivo encabezado por Robert Fico, un declarado admirador de Orbán, dice que el RTVS no cumple con su cometido de objetividad, respeto a la diversidad de opiniones, y promoción del interés nacional.

Nada más llegar al poder el pasado otoño, Fico declaró un embargo a varios medios privados (Markiza, Denník N, Sme, Aktuality.sk). También los reporteros de RTVS han sido censurados por miembros del Ejecutivo en distintas ruedas de prensa.