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Palin se entrena para enfrentarse a Biden

Los republicanos temen nuevos errores en el debate contra su rival demócrata

I.P.

No hay que subestimar a Sarah Palin. La gobernadora republicana de Alaska lleva días encerrada en el rancho de John McCain preparándose para su gran estreno. Esta noche (las tres de la madrugada del viernes en España) se enfrenta en San Luis, en Misuri, al senador demócrata Joseph Biden en el primer y único debate entre los dos candidatos a vicepresidente.

Los recientes errores de Palin con la prensa han provocado gran inquietud entre los conservadores pero el historial televisivo de la ex reina de belleza muestra un gran dominio de las cámaras y un agudo sentido de la réplica. Más que un debate, este será un referéndum en directo sobre Palin y, en mayor medida, sobre John McCain y su decisión de elegir a la gobernadora de Alaska como su número dos.

La candidata a la vicepresidencia es la primera mujer republicana que hace las delicias de los imitadores, sobre todo los del programa de humor Saturday Night Live. La protagonista de estas parodias –algunas magistrales– sigue despertando el entusiasmo de la base ultraconservadora del Partido Republicano y el pánico de los demócratas. A su lado, su adversario demócrata, Biden, ha pasado a un remoto segundo plano.

La candidata no salió muy bien parada de su última entrevista con la cadena CBS cuando volvió a incluir la geografía de Alaska en su escasísimo currículum internacional. “Nuestros vecinos son países extranjeros. Cuando Putin sobrevuela el espacio aéreo de Estados Unidos, ¿qué es lo primero que ve? Alaska. Está justo en la frontera. Y desde aquí vigilamos a esta nación tan poderosa, Rusia, porque está justo al lado, cerca de nuestro estado”.

Con razón los estrategas republicanos más cercanos a McCain la tienen secuestrada en el rancho del senador en Arizona, preparándola para este importante debate. Pero Palin no es una novata. En 2006 se enfrentó hasta en 26 ocasiones con sus contrincantes al puesto de gobernador ante las cámaras. “Es una candidata muy atractiva, con una habilidad única para conectar emocionalmente con la audiencia”, recordaba recientemente uno de ellos, el demócrata Tony Knowles. “Responde a las preguntas con mensajes repetitivos”, agregaba.

Los demócratas no se confían. “Hemos mirado cintas de debates anteriores y es muy buena”, reconocía David Plouffe, el jefe de campaña de Obama, “es buena oradora y pensamos que lo hará muy bien el jueves”.

Claro que también es una táctica para vender los méritos de Biden. Se espera tan poco de las respuestas de Palin que cualquier cosa mejor que un desastre podría venderse como una gran victoria republicana: el triunfo de la recién llegada frente al veterano de Washington.

Biden es efectivamente un veterano pero también tiene la lengua muy suelta, lo que le ha costado caro en su andadura política. Metió considerablemente la pata cuando, hace unos días, comparó la crisis actual con la de los años 30. “Cuando la bolsa quebró, Franklin Roosevelt apareció en televisión y habló, ya saben, de los príncipes de la codicia”. No fue exactamente así. En el crack bursátil de octubre de 1929, Herbert Hoover era presidente y ni que decir que en aquella época no existía aún la televisión.

El propio Biden, reconocía tras el debate Obama-McCain del pasado viernes, que Palin lo haría “muy bien”. El senador por Delaware sabe que ante todo debe evitar parecer condescendiente con su rival.

Tiene tres consignas a seguir: dirigirse a la candidata como “gobernadora Palin” no como “Sarah” (ella sí puede permitirse utilizar el nombre de pila de McCain, a quien llama “John” por todos los años que han compartido en el Senado); evitar irse por los cerros de Úbeda como le suele pasar; y concentrarse en su objetivo: criticar a McCain.

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