Del pacto migratorio a la reforma del mercado energético: así ha sido la prolífica presidencia española de la UE
España ha sacado adelante un número récord de expedientes, pero deja pendientes la ley contra la violencia machista o el acuerdo con Mercosur. La presidencia española concluye este 31 de diciembre.
María G. Zornoza
Bruselas-
España asumió el 1 de julio la presidencia del Consejo de la UE en tiempos de alto voltaje, tanto a nivel doméstico como europeo. Lo hizo con incertidumbre, a escasos días de la celebración de las elecciones nacionales y con un reto enorme en la capital comunitaria.
El país ha llevado la batuta de la bandera de las doce estrellas en el último semestre de la vigente legislatura, que concluirá con las elecciones al Parlamento Europeo de junio. Era la bautizada como presidencia de oro porque estaba llamada a concluir dosieres y legislaciones de gran importancia para el presente y futuro el proyecto europeo. Y en la capital comunitaria coinciden en que ha sido una buena presidencia.
"Creo honestamente que la presidencia española ha sido una presidencia exitosa en la que se han aprobado 43 expedientes, una cantidad superior a la media habitual, y se han alcanzado avances importantísimos en materia legislativa y también política para el proyecto europeo", celebraba el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en su intervención ante el Parlamento Europeo, donde pasó revista a este mandato.
"Quiero agradecerle a Sánchez y a su equipo el gran esfuerzo en esta gran presidencia española. Es impresionante lo que habéis conseguido en estas semanas y meses", aseguró Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, en la última cumbre europea.
A lo largo de estos seis meses, la Unión Europea ha sacado adelante legislaciones muy complejas y divisorias. Entre ellas destaca la reforma de las reglas fiscales, del mercado eléctrico, el polémico pacto de asilo y migración, la ley de servicios digitales o la primera normativa del mundo que regula la Inteligencia Artificial.
Todas ellas llevaban meses, y algunas muchos años, cocinándose. Pero, como reconocen con frecuencia en Bruselas, los últimos metros son siempre los más difíciles.
La labor de una presidencia no es proponer o redactar las legislaciones. Pero sí tiene una tarea importante a la hora de permitir que el engranaje de la maquinaria burocrática encaje y avance. Las presidencias son árbitro y mediador en las difíciles negociaciones entre los 27 y los miembros del Parlamento Europeo. Los técnicos y funcionarios que la representan dialogan, convencen y presenten alternativas y ajustes para que las negociaciones lleguen a buen puerto.
En el otro lado, uno de los fracasos que deja el semestre español es la Directiva sobre violencia machista. España es el país de la UE con unas leyes más avanzadas en términos de igualdad y contra la violencia de género, pero ha sido incapaz de cerrar la primera normativa europea contra la violencia a las mujeres.
Hungría, Francia y Alemania, entre otros, se opusieron a cerrar la primera ley europea contra la violencia a las mujeres
Aquí las posiciones en Europa son, por lo pronto, muy diferentes e insalvables. El Parlamento europeo quería elevar la violación a eurodelito y aplicar el criterio sobre consentimiento del solo sí es sí. No solo países ultraconservadores como Hungría se oponen por cuestión de principios. Otros, como Alemania y Francia, se cerraron en banda alegando dudas sobre la base jurídica y posibles contradicciones con sus acervos comunitarios.
También destaca el nudo con el acuerdo de Mercosur. El mayor acuerdo comercial que negocia desde hace años la UE continúa empantanado, a pesar de que fomentar y fortalecer las relaciones con los países de América Latina y el Caribe era una de las prioridades españolas en la esfera internacional. La llegada del ultraliberal Javier Milei a la Casa Rosada añade dificultades a este objetivo.
Un escenario global convulso
Precisamente el volátil tablero internacional ha sido una de las grandes marcas que deja la andadura española en Bruselas. Sánchez dio el pistoletazo de salida a la presidencia en una visita sorpresa a Kiev. Y la cerró con un acuerdo en el Consejo Europeo para dar el pistoletazo de salida a las conversaciones de adhesión de Ucrania al bloque comunitario.
La medida salió adelante in extremis y de forma sorpresiva, ya que la UE logró sortear el veto implacable del húngaro Víktor Orbán con una estrategia sin precedentes y cocinada por el canciller Olaf Scholz. Los 26 invitaron al líder del Fidesz a abandonar la sala de la reunión para ir a tomar un café y así poder tomar la decisión con la unanimidad que requiere esta decisión.
La UE dio luz verde a las negociaciones para la adhesión de Ucrania tras sortear el veto de Hungría
Pero la creatividad no sirvió para que Orbán accediera a desbloquear los 50.000 millones de euros que la UE quiere destinar a Ucrania para los próximos cuatro años. Esta será ya una de las primeras y más difíciles misiones de la presidencia belga, que el 1 de enero toma el relevo.
España sabía que la situación de la guerra en Ucrania marcaría buena parte de su energía. Pero en el ecuador de su presidencia llegó otra guerra brutal con la que no contaba: la que continúa desarrollando el Ejército israelí en Gaza y que se ha cobrado más de 20.000 víctimas en la Franja, la mayoría mujeres y niños.
En este tema, España ha sido el país más vocal dentro de la UE contra los crímenes cometidos por las tropas hebreas. Lo que le ha costado reproches públicos, llamadas a los embajadores y acusaciones de apoyar al terrorismo por parte de las filas del ultranacionalista Benjamín Netanyahu.
"Si queremos que el mundo nos respete como un actor geopolítico consecuente y relevante, si queremos que nuestros países y ciudadanos se sientan orgullosos de nuestras acciones y vean que los valores europeos no son solamente palabras, debemos hablar alto, claro y con una sola voz. Debemos condenar lógicamente los atentados terroristas perpetrados por Hamás, exigir la inmediata e incondicional liberación de todos los rehenes que ahora mismo están capturados por Hamás", afirmó Sánchez.
"Debemos apoyar la lucha contra el terrorismo en Oriente Medio y debemos reconocer, sin duda alguna, el derecho de Israel a defenderse y a existir. Pero, con la misma convicción y los mismos valores, debemos decir basta, basta a la muerte de civiles inocentes en Gaza, incluidos miles de niños y niñas", añadió el presidente.
Grosso modo, el convulso y polarizado escenario nacional no ha sido ajeno a la presidencia. Sánchez abandonó de forma precipitada y sin rueda de prensa la cumbre UE-CELAC para asistir a un mitin electoral, y tampoco compareció ante los medios en la cumbre de la Comunidad Política Europea de Granada tras la negativa del británico Rishi Sunak, que estaba llamado a asistir en calidad de anfitrión del próximo encuentro. Unas ausencias que deslucieron las citas.
La campaña electoral, las elecciones y la consecuente formación de Gobierno han centrado las prioridades y la energía de la agenda de la Moncloa, empañando en ocasiones su paso por Bruselas.
A todo ello no ha ayudado la campaña de la derecha elevando la ley de la amnistía a asunto europeo. La Comisión Europea, por su parte, ha recordado durante toda la presidencia que España tiene una asignatura de alto nivel pendiente y urgente: la reforma del Consejo General del Poder Judicial.
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