Este artículo se publicó hace 16 años.
"Obama no existiría sin Bush"
Entrevista a Rafael Anchía, congresista demócrata de Texas y partidario de Barack Obama
Isabel Piquer
Rafael Anchía ve muchos parecidos entre su vida y la de Barack Obama. "Obama vivió en Indonesia durante cuatro años y yo viví en Markina (Vizcaya) casi un año, cuando mi madre fue a cuidar a mis abuelos enfermos", explica. Anchía es un congresista demócrata de Texas, representante del distrito 103, un barrio mayoritariamente latino del oeste de Dallas.
Hijo de una mexicana de origen vasco y de un pelotari que dejó España y emigró a Miami en los cincuenta, se ha convertido en poco tiempo en una de las figuras hispanas con más futuro en Texas. Tiene 39 años, lleva cuatro en el puesto y ha elegido respaldar la candidatura del senador por Illinois. Es un gesto atrevido en un estado donde la mayoría de los líderes latinos está a favor de Hillary Clinton. Anchía ve en Obama un reflejo de su propia experiencia -"Nuestras historias son muy parecidas, pero no tengo su ambición o talento"-, pero sobre todo la posibilidad para Estados Unidos de redimirse de la era Bush y realizar el sueño americano.
¿Por qué decidió respaldar a Barack Obama?
Conocí a Obama en 2005, cuando vino a Dallas a reunirse con responsables demócratas a preparar las elecciones de 2006. Me impactó su sencillez. No era el típico senador con mucho ego. Luego, lo vi en la reunión de la Asociación Nacional de Responsables Latinos y pasé más tiempo con él. Me di cuenta de que podía inspirar a este país a unirse contra los grandes retos que nos esperan. He seguido muchas de sus iniciativas en el Senado que he intentado trasladar aquí en Texas. Además, Obama tiene 46 años y yo, 39. Podría ser mi hermano mayor.
¿Qué importancia real tiene el voto latino y cómo se articula hoy?
El voto latino no es un bloque monolítico. Se está viendo que los jóvenes van hacia Obama, mientras sus padres o los líderes de la comunidad siguen a Clinton. Hasta ahora, nadie prestaba atención al voto latino. Este año, se espera que nueve millones de latinos voten en las elecciones de noviembre. Antes, era más fácil decir negros, blancos y latinos. Pero yo siempre subrayo que los latinos son negros o del Caribe o de Suramérica o de Centroamérica, son indígenas o rubios de ojos azules. Latino no es un término exacto porque hay muchas permutaciones. No es una raza.
¿Los candidatos han tomado en cuenta estas diferencias?
Cuando los candidatos quieren cortejar el voto hispano, van a un restaurante mexicano y se comen un burrito. Hace poco, hablaba con jóvenes militantes y les pregunté qué les pareció que Hillary posara con un niño vestido de mariachi en El Paso. No les gustó mucho. Les pareció una imagen muy simplista, una caricatura. Sus vidas son más complicadas. Son hijos de inmigrantes, están estudiando, quieren superar a sus padres y vivir el sueño americano.
¿Por eso le gusta a usted Obama?
Me gusta mucho Obama, pero me gusta aún más el simbolismo de Obama. Es hijo de un inmigrante de Kenia, creció en la adversidad con su madre, pero fue a los mejores colegios, a Harvard, consiguió ser elegido senador y ahora está llamando a la puerta de la Casa Blanca. El símbolo de Obama también es muy importante porque es nuestra respuesta a dos presidencias consecutivas de George Bush. Le estamos diciendo al mundo "oye, hemos vuelto, sentimos mucho ese intermedio que tuvimos, hay que entender que el nacionalismo es algo muy poderoso, espero que nos perdonéis, pero mirad como respondemos: eligiendo al hijo de un inmigrante y cambiando completamente de dirección".
¿Obama puede ganar el voto latino en Texas?
Va a ser muy difícil. Clinton tiene mucha fuerza aquí: hizo campaña en los años setenta (en la campaña presidencial de George McGovern), fue primera dama de Arkansas y su marido fue presidente en los noventa cuando las cosas les empezaron a ir bien a los latinos. Es muy querida. Si Obama alcanza 40% del voto latino, será toda una victoria. En las últimas semanas, ha gastado mucho dinero en anuncios en español. Le estamos diciendo que no se dé por vencido y que siga haciendo campaña por el Valle del Río Grande (en la frontera, donde está la mayor concentración de latinos) para ganar el voto popular, algo muy importante sobre todo de cara a noviembre.
¿Los latinos podrían votar por un candidato afroamericano? Hay cierto antagonismo entre las dos comunidades.
En mi distrito, viven 150.000 personas. El 70% son latinos. La mitad no son ciudadanos o sea que no pueden votar. El resto o tiene menos de 18 años, no se ha registrado en el censo o no vota. Eso deja muy poca gente. Así que he tenido que construir una coalición de latinos, afroamericanos y anglos. La mayoría de mis predecesores eran afroamericanos. Y llegué yo, un joven latino, y me di cuenta de que no importa el color de la piel, lo que importa es estar presente y mostrar resultados. La campaña de Hillary pensó que los latinos nunca votarían a un afroamericano. No estoy de acuerdo. Aquí tuvimos a un alcalde muy popular, Ron Kirk, un afroamericano que ganó gracias al voto latino. Luego, cuando se presentó a gobernador, obtuvo más votos en el Valle del Río Grande que su rival, Tony Sánchez, que era de Laredo. Le pregunté como lo hizo. Me dijo que hizo una campaña muy intensa.
Por eso, le dice a la gente de Obama que no se dé por vencido.
Sí. La gente tiene que verle y sentirle, y muchos se dirán: "Hey, mi padre es más oscuro que Obama o se parece a uno de mi familia o me gusta lo que dice y es alguien que sabe escuchar mis problemas".
¿Puede Obama ganar Texas?
Sí, aunque no quiero hacer predicciones. Los sondeos los dan casi empatados. Tengo mucha esperanza. Está mucho mejor organizado. Tiene más voluntarios sobre el terreno que Clinton.
Texas nunca había tenido un papel tan importante en las primarias.
No y creo que va a ser bueno para Texas, que necesita un impulso cívico. No me importa a quién voten, pero que voten. Hay mucha movilización. Hay cosas que debemos cambiar después de estos años.
Al final, resulta que Bush despierta a la gente de su letargo.
Siempre digo a la gente que no tendríamos a un Barack Obama sin la presidencia de George Bush. Le da impulso y relevancia. Si Bush hubiera unido a este país, como dijo que iba a hacer, no necesitaríamos a Obama, ya estaríamos unidos. Parece que todo apunta hacia él. Incluso su predecesor.
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