Un nuevo seísmo de 5,6 grados sacude el centro de Italia
La última onda sísmica, registrada a pocos minutos de las ocho, alcanzó los 5,6 grados en la escala de Richter, casi la misma intensidad que el primer sismo
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La Naturaleza no piensa dejar en paz a la región de los Abruzos. Cuarenta horas después del primer terremoto, que dejó tras de sí a más de 200 muertos, las entrañas de la tierra volvieron a rugir ayer al anochecer y una sacudida muy violenta zarandeó las castigadas casas de Aquila y los pueblecitos de alrededor.
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De nuevo caos, muerte y destrucción sacudieron una región ya desolada. La última onda sísmica, registrada a pocos minutos de las ocho, alcanzó los 5,6 grados en la escala de Richter, casi la misma intensidad que el primer sismo. Las ambulancias aullaron de nuevo por las carreteras de este valle a los pies del Grande Sasso, la montaña más alta del centro de Italia. Sus habitantes, en cambio, observaron el baile de edificios casi sin reaccionar.
Los supervivientes llevan casi dos días sometidos a terribles espasmos de la tierra, que no da tregua mientras los equipos de rescate siguen encontrando decenas de cadáveres sepultados bajo las ruinas de los 26 pueblos devastados.
Varios miles de damnificados han abandonado la provincia y se han refugiado en ciudades de la costa y de la vecina región del Lazio. El mismo primer ministro, Silvio Berlusconi, visitó ayer algunas poblaciones afectadas y recomendó a los vecinos que vayan "a pasar unos días en el mar: el Estado lo paga", anunció el jefe del Gobierno.
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No parecía una tarea tan fácil como pronosticaba el premier italiano, pues algunos hoteles se resistieron a liberar camas durante la primera noche, en contraste con los demás establecimientos y con miles de italianos de a pie, que se volcaron en ayudar a los damnificados.
El número de personas sin techo se ha reducido ahora a 17.000, gracias a la hospitalidad de amigos, familiares y desconocidos.
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El Gobierno ha prometido reconstruir la región en pocos meses a pesar de la crisis económica. Para ello, ha liberado ya 300 millones de euros y ha pedido ayuda al Fondo de Catástrofes de la Comisión Europea.
Pero las tareas de reconstrucción deberán esperar, pues no hay momento de tranquilidad y los equipos de rescate arriesgan sus propias vidas. A lo largo del día de ayer hubo casi 300 sacudidas.
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Aun así, los socorristas lograron salvar ayer a un centenar de personas vivas bajo las ruinas. Una de las operaciones más complicadas fue la de Marta Valente, una joven de 24 años que fue rescatada casi un día entero después del primer terremoto. Otro éxito de los socorristas fue el salvamento de Eleonora, una chica que hallaron en pijama y consciente bajo los cascotes de un edificio del centro histórico cuando ya habían pasado 42 horas.
Los equipos de salvamento trabajan todavía a contrarreloj, pues hasta el tercer día nadie quiere perder la esperanza, pero este no es un seísmo al uso, cuentan los expertos. Normalmente, tras la primera onda expansiva siguen otras de menor intensidad, pero en los Abruzos la tierra sigue encabritada.
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La cifra provisional de víctimas mortales asciende ya a 228, según el recuento oficial de los servicios de Protección Civil destacados en el depósito de cadáveres de emergencia que se ha improvisado en la escuela de la Guardia de Finanzas de la ciudad de LAquila. Quince de esos cuerpos están aún sin identificar.
Uno de los momentos más terribles fue cuando los equipos de rescate encontraron los cuerpos sin vida de los cuatro jóvenes que estaban desaparecidos bajo los escombros de la Casa del Estudiante de LAquila.