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Hoy es casi impensable que los líderes políticos no tengan redes sociales. Su necesidad de emitir mensajes bajo la premisa de la instantaneidad y la comodidad de una comunicación sin filtros hace que el personaje entregado a la vida pública de un país no pueda prescindir de la nueva comunicación política de masas volcada en la era digital. Una novedad, sin embargo, está haciendo reflexionar a la opinión pública italiana en relación a esta temática: ¿puede un político no tener una cuenta en las principales redes sociales?
El nuevo primer ministro italiano, Mario Draghi, que tomó formalmente posesión ayer en el Palacio del Quirinal, ni tiene ni quiere tener redes sociales. Poco tiene que ver la escasa propensión personal hacia las mismas, simplemente porque hay expertos que saben gestionarlas. La decisión es meticulosa y concienzuda por parte del expresidente del Banco Central Europeo (BCE) entre 2011 y 2019. Por supuesto no tiene nada que ver con el ocultamiento o la opacidad política. Todo lo contrario.
En un clima en el que el debate público se está desplazando de las plazas a los dispositivos, y de los canales públicos a las redes sociales; Mario Draghi ha optado ir a contracorriente. El actual inquilino del célebre Palacio Chigi, así pues, ha decidido prescindir de una información digital vinculada a su persona para que sean las instituciones las que se comuniquen con la ciudadanía. ¿Cómo? Simplemente haciendo uso de las cuentas oficiales de las instituciones italianas en las redes sociales.
Del mismo modo que la Presidencia de la República Italiana se comunica, por ejemplo, a través de su cuenta en Twitter, @Quirinale, el recién estrenado primer ministro italiano, Mario Draghi, no emitirá sus comunicaciones oficiales mediante una cuenta personal, sino exclusivamente a través de la cuenta del Consejo de Ministros transalpino, así pues, @Palazzo_Chigi. Igualmente, hay otros ministros recién estrenados ayer en el cargo, que no tienen cuentas en las redes sociales: Luciana Lamorgese, ministra de Interior; Marta Cartabia, ministra de Justicia; Giancarlo Giorgetti, ministro de Desarrollo Económico; Enrico Giovannini, ministro de Fomento; y Daniele Franco, ministro de Economía.
Como está pasando en muchas democracias del mundo -y desde luego en Italia-, el intercambio político se está ubicando, cada vez más, en redes sociales como Facebook y Twitter. La cuestión es que en los últimos tres años, el discurso político transalpino no sólo ha empleado las nuevas tecnologías, sino que en muchas ocasiones ha abusado de ellas, corrompiendo así las buenas formas de la política, tanto en relación a sus tempos como a sus protocolos. Es muy conocido en Italia el tuit Arrivo, arrivo! -"¡Que voy! ¡Que voy!", en español- de febrero de 2014, publicado por el expresidente del Ejecutivo, Matteo Renzi, poco antes de aceptar el cargo de primer ministro. El uso y abuso de las redes sociales se ha podido observar más claramente en los sectores soberanistas, pero no solamente.
Todos los líderes políticos transalpinos -salvo el primer ministro Mario Draghi y el jefe del Estado, Sergio Mattarella- tienen cuentas en las principales redes sociales. El primer ministro saliente, Giuseppe Conte, en el cargo desde junio de 2018 con dos Ejecutivos radicalmente distintos -el primero, de corte soberanista; el segundo de corte europeísta- ha usado con frecuencia las redes sociales, pero con un estilo moderado, al hilo de su estilo político y su tono institucional. Su sobriedad, a menudo, se ha visto complementada por textos largos en Facebook, destinados a esclarecer con detalle su visión política, como ocurrió ayer sábado, al dejar el Palacio Chigi dando el relevo a Mario Draghi: "Estoy agradecido incluso en relación a las críticas recibidas, me han ayudado a mejorar, haciendo más ponderadas mis valoraciones y más eficaces mis acciones", llegó a asegurar a través de una publicación de su cuenta oficial de Facebook. En los momentos más duros de la pandemia por coronavirus, Conte acostumbraba a emitir sus discursos oficiales también a través de Facebook y Twitter.
El caso Salvini
El político más prolífico en la Italia de las redes sociales es, sin duda alguna, el líder de la Liga, Matteo Salvini. El representante más destacado de los soberanistas transalpinos ha usado, abusado y aminorado el uso de sus redes sociales a su propio antojo, leyendo a la perfección -para su propio beneficio- cada momento político para sacarle la máxima rentabilidad a su presencia digital. Cuando se estrenó en 2018 como ministro del Interior, aprovechó su influencia en las redes sociales para aumentar su popularidad en los sondeos.
En menos de un año después, el antiestablishment Movimiento 5 Estrellas fundado por el cómico Beppe Grillo y la Liga de Salvini se intercambiaron los resultados electorales: los leguistas, en agosto de 2019, disfrutaban del 34% en los sondeos y los grillinos cayeron en picado al 16%. La narrativa agresiva y arrogante de Salvini, basada en los videoselfies y en los mítines multitudinarios, surtieron efecto. Pero cuando provocó la caída del primer Ejecutivo de Conte aquel verano y se vio con un premier europeísta gobernando con los socialistas del Partido Democrático (PD) de Nicola Zingaretti; ahí Salvini entendió que no se puede hacer siempre una propaganda permanente.
Lo intentó una vez más, para arrebatarle a los socialistas la región de Emilia-Romaña, la región roja, hace algo más de un año. No lo logró, pero fue enormemente polémico uno de los vídeos de aquella campaña electoral -que aun siendo autonómica la centró en su persona, provocando la derrota de su candidata-, que circuló muchísimo en las redes sociales en el que se ve a Salvini intentado entrar en la casa de un supuesto camello.
La propaganda permanente, a la larga, Salvini la ha pagado cara. Es más: en el último año, el líder de la Liga, resignado a permanecer en la oposición, ha visto el progresivo auge de su compañera soberanista Giorgia Meloni, líder de Hermanos de Italia (HDI). Desde la salida de la Liga del primer Ejecutivo de Giuseppe Conte en agosto de 2019, los de Salvini han perdido en torno a un 10% en los sondeos, que han entregado, fundamentalmente, a los soberanistas de Meloni. Ahora, Salvini ha cambiado completamente su estrategia: menos agresividad y más política, hasta el punto que ha querido entrar en el nuevo Gobierno de Draghi con tal de no perder influencia a largo plazo.
Grillo, el antiestablishment de las redes
Pero hay más políticos italianos muy eficaces en las redes sociales, uno de ellos especialmente: Beppe Grillo. El gurú fundador del antiestablishment Movimiento 5 Estrellas es un firme defensor de las nuevas tecnologías y la democracia electrónica. No sin cierta controversias, ya que el pasado jueves los usuarios registrados del partido en internet, tan sólo unos 120.000 a través de una votación telemática interna, decidieron finalmente dar luz verde al hoy ya creado Gobierno italiano de Mario Draghi. Como de costumbre, el día anterior Grillo explicó a sus seguidores por qué tenían que apoyar el nuevo Ejecutivo del expresidente del Banco Central Europeo (BCE) a través de un videomensaje colgado en sus redes sociales.
El nuevo Gobierno de unidad nacional, presidido por Mario Draghi, ya está en marcha. Ayer sábado, en dos ceremonias solemnes, el nuevo primer ministro transalpino primero juró su cargo ante el jefe del Estado, el presidente de la República, Sergio Mattarella, y el resto de ministros en el Palacio del Quirinal. Más tarde, protagonizó el traspaso de poderes junto al premier saliente, Giuseppe Conte, con el tradicional toque de campana. Al mediodía se celebró el primer Consejo de Ministros de un Ejecutivo multicolor, que abarca desde la izquierda a la derecha: 15 ministros políticos, 8 técnicos; donde sólo hay 8 mujeres. El nuevo Gobierno Draghi, que la semana que viene tendrá que superar dos mociones de confianza, una en el Congreso y otra en el Senado; ha nacido con el objetivo de afrontar la crisis sanitaria y económica derivada del coronavirus en Italia.
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