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El negocio de las puertas giratorias, enésima cara oculta del TTIP

La puerta gira 360 grados

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Karel De Gutcht, en una imagen de archivo, cuando era Comisario de Comercio de la UE. / EFE

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MADRID.— No es ningún secreto que en algunos escenarios la línea que separa la política y el sector privado es muy fina, en ocasiones casi imperceptible, pero quizás lo sorprendente es que esta frontera sea tan difusa en el más alto nivel de la política de la UE, el que afecta a la Comisión Europea. Y en ocasiones el empleo de esta puerta giratoria está directamente relacionado con el tratado de libre comercio que Bruselas y Washington negocian con secretismo (TTIP), y sobre el que la Comisión ostenta la máxima responsabilidad a nivel europeo, aunque en ocasiones sus representantes crucen la línea que les separa del sector privado, y a pesar del peligro de que se produzcan conflictos de intereses.

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De hecho, y según el estudio del Observatorio Corporativo Europeo (CEO) que verá la luz este miércoles, y al que Público ha tenido acceso en exclusiva en España, al menos siete figuras vinculadas de algún modo al TTIP han pasado desde distintas direcciones generales de la Comisión al negocio privado o viceversa. La puerta giratoria, engrasando las ruedas del lobby en torno al TTIP es el último documento elaborado por esta ONG, que centra su actividad en supervisar a las grandes empresas o los lobbies, y que se encuentra entre las organizaciones más críticas con el Transatlantic Trade and Investment Partnership (TTIP)

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La puerta gira 360 grados

Otro de los casos más interesantes es el de Jan Eric Frydman, hoy a sueldo de la firma sueca Ekenberg&Andersson, donde está a cargo del área de Prácticas Transatlánticas. Antes fue asesor especial de Política Comercial y Asuntos Transatlánticos ni más ni menos que para la comisaria Cecilia Malmström, lo que en palabras del CEO le granjeó un "acceso extraordinario a las negociaciones sobre el TTIP", en las que ha jugado su rol en materia de Cooperación Reguladora, uno de los apartados más espinosos del acuerdo.
Y la puerta sigue girando con Eoin O'Malley, que pasó de la poderosa patronal europea Business Europe —ostenta 23 pases permanentes en el Europarlamento— afrontó una gasto en acciones de lobby de más de cuatro millones de euros sólo en 2014, según el registro de transparencia de la UE. La patronal lleva desde el arranque de las negociaciones a la cabeza de los grupos de presión, y persigue aumentar el poder de las empresas a la hora de inmiscuirse en las regulaciones, algo que preocupa a distintos partidos políticos y movimientos y pataformas sociales.

Prevenir conflictos de intereses

El CEO cierra el informe pidiendo a la UE que mejore sus normativas en cuestión de puertas giratorias, que garantice su cumplimiento y que no permita a quienes trabajen para la Comisión que desarrollen tareas relacionadas con este área en el sector privado en un plazo mínimo de tres años. A juicio de este organismo las autoridades deberán aportar "garantías más sólidas para prevenir posibles conflictos de intereses" y llevar a cabo un registro obligatorio de los lobbies, especificando también qué grupos de presión centran su actividad en el TTIP.

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