Este artículo se publicó hace 8 años.
El mulá Hibatullah, el nuevo líder talibán, con una mano el Corán y en la otra el kalashnikov
El mulá Hibatullah, de 50 años, es un respetado clérigo que se inición muy joven en la lucha armada y que deberá lidiar con la profunda división entre los talibanes que produjo el nombramiento de su antecesor.
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MADRID.— El nuevo líder de los talibanes, el mulá Hibatullah, cuya designación fue anunciada este miércoles, es un respetado clérigo que desde muy joven tomó las armas en Afganistán al tiempo que predicaba e impartía justicia, lo que le llevó a las máximas instancias judiciales durante el Gobierno talibán y tras su caída.
El anuncio de su nombramiento como nuevo "Príncipe de los Creyentes" se produjo cinco días después de la muerte por un ataque de un dron estadounidense en Pakistán de su antecesor, el mulá Mansur, del que era su segundo lugarteniente.
Maulvi Hibatullah Akhundzada nació hace unos 50 años en Sperwan, en la provincia septentrional afgana de Kandahar, y participó desde muy joven en la lucha armada contra la ocupación soviética, que finalizó en 1989 tras casi una década de conflicto y miles de soldados muertos.
Tras esa contienda comenzó en Afganistán una cruenta guerra civil entre las facciones muyahidines, un conflicto del que emergerían los talibanes, que en 1996 tomaron Kabul e implantarían gradualmente su régimen integrista en casi todo el territorio afgano.
Durante ese régimen talibán, liderado por el mulá Omar, Hibatullah ocupó los cargos de vicepresidente del Tribunal Supremo de Afganistán y presidente del Tribunal Supremo militar.
La invasión estadounidense en 2001 como respuesta a los atentados del 11-S supuso el derrocamiento de los talibanes y la huida de muchos de sus líderes al vecino Pakistán, como fue su caso.
El mulá Hibatullah, principal responsable en la actualidad del sistema judicial talibán, dirigía un seminario islámico en el área de Kuchlat, en la provincia paquistaní de Baluchistán (suroeste), la misma región en la que fue abatido el sábado su antecesor, según la agencia afgana AIP.
Con su nombramiento se convierte en el tercer "Príncipe de los Creyentes" del régimen talibán, tras el mulá Omar, fallecido en 2013 (aunque su muerte no se reveló hasta julio del año pasado), y el mulá Mansur.
A él le acompañarán Sirajudin Haqqani como primer lugarteniente, puesto que había ocupado ya con el mulá Mansur, y el hijo de Omar, el veinteañero mulá Yaquba, como tercero en la cadena de mando.
Según el exdiplomático y analista afgano Ahmad Saedi, aunque Haqqani se hallaba bien posicionado para suceder al mulá Mansur, el hecho de que procediera de una región como Wardak (este), con poco influencia de los talibanes, hacía presagiar que el sustituto sería Hibatullah, procedente de las zonas tribales cuna del movimiento, dominadas por los insurgentes.
El nuevo jefe de los talibanes deberá lidiar con la profunda fragmentación que produjo el nombramiento de su antecesor, que generó incluso un enfrentamiento militar abierto entre los leales a Mansur y la escisión liderada por el mulá Rasul.
Pese a esa pugna interna, los talibanes han ido ganando terreno desde el final de la misión de combate de la OTAN en Afganistán a finales de 2014.
La principal pregunta que gira alrededor de Hibatullah es si entrará en las negociaciones de paz lanzadas por el Gobierno el año pasado y que quedaron en suspenso tras el anuncio en julio de la muerte del mulá Omar o si no aceptará sentarse a discutir cómo poner un fin pactado a quince años de conflicto.
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