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Miedo a que se repita el pasado en Kosovo

La capital vive la segunda vuelta de las elecciones con resignación.

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La minoría serbia vive con temor e incertidumbre la inminente declaración de independencia de Kosovo.

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Los serbios representan en esta provincia un 7 por ciento de la población, unas 40.000 personas concentradas en su mayoría al norte de la ciudad de Mitrovica.

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Allí, los serbios no tienen la sensación de vivir en un país ajeno, como sucede en los otros pequeños enclaves de la provincia.

En Kosovo Polje, localidad de unos 17.000 habitantes a pocos kilómetros de Pristina, los serbios eran mayoría antes de la guerra de 1999.

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Después empezaron a marcharse, y los albaneses han ido comprando una a una las casas del lugar.

La localidad tiene una fuerte significación para los serbios por el discurso ultranacionalista que pronunció Slobodan Milosevic en la Casa de Cultura en 1987.

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Y también por estar cerca del monumento a la batalla del Campo de los Mirlos (1389), considerada por los serbios como un rayo de luz en la noche de la dominación otomana. Hoy vigilan el lugar tropas eslovenas de la KFOR, la misión de la OTAN.

Teigina, estudiante de pedagogía de 23 años, va todos los días a clase a Mitrovica en un tren permanentemente vigilado por la KFOR por temor a agresiones albanokosovares.

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Hoy votará al ultranacionalista Tomislav Nikolic en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales serbias.

Los serbios de Kosovo Polje se mostraban ayer muy recelosos ante preguntas sobre las elecciones.

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Frente al ambulatorio del lugar, un técnico de hospital en la cincuentena se negaba incluso a dar su nombre de pila.

Este vecino teme que con la independencia rebroten los incidentes de marzo de 2004, alentados por propaganda radical albanokosovar, que concluyeron con 19 muertos y 900 heridos.

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Unas 700 casas serbias fueron destruidas, y se incendiaron 32 iglesias y monasterios ortodoxos ante los ojos de la KFOR.

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