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Un mes para las elecciones europeas: quinielas, nombres y calendario de los comicios más importantes en décadas

Una de las grandes incógnitas gira en torno a cuáles serán las nuevas alianzas. El Partido Popular Europeo ha abierto las puertas a asociarse con la ultraderecha comandada por Giorgia Meloni.

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Un cartel gigante que anuncia las próximas elecciones europeas, pegado en la fachada del edificio del Parlamento Europeo, en Estrasburgo, Francia, a 8 de mayo de 2024. — SEBASTIEN BOZON / AFP

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Cerca de 400 millones de ciudadanos están llamados a las urnas entre el 6 y el 9 de junio para elegir a los 720 eurodiputados que formarán parte de la décima legislatura. Son las mayores elecciones transnacionales del mundo y este año cobran una especial relevancia. El hemiciclo deja atrás un mandato que comenzó con la salida voluntaria del Reino Unido tras 47 años formando parte del bloque comunitario y termina con la mancha del Catargate, el mayor escándalo de corrupción en la historia del Parlamento Europeo, y con un mundo crecientemente volátil e inestable marcado por las guerras en Ucrania y en Gaza. Por el camino deja multitud de momentos anecdóticos como el ladrido de un perro durante el discurso de Pedro Sánchez desde el Hemiciclo o el lanzamiento de una paloma que un eurodiputado eslovaco se sacó del bolsillo para pedir la paz.

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Una de las grandes incógnitas gira en torno a cuáles serán las nuevas alianzas. El Partido Popular Europeo ha abierto las puertas a asociarse con la ultraderecha comandada por Giorgia Meloni, lo que alteraría el pacto de fuerzas de centro derecha y centroizquierda que ha dominado la política europea desde las primeras elecciones en 1979.

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Calendario

Las encuestas prevén que populares y socialdemócratas revaliden el primer y segundo puesto

Las elecciones arrancan el día 6 en Países Bajos y concluyen el 9 en la mayoría de Estados miembros, entre ellos España. Esa misma noche se conocerán los resultados, que darán una imagen bastante nítida de la nueva composición parlamentaria. Las encuestas prevén que populares y socialdemócratas revaliden el primer y segundo puesto y que los verdes y liberales se desinflen ante el ascenso de la extrema derecha. Una encuesta del Consejo Europeo para las Relaciones Exteriores (ECFR, por sus siglas en inglés) anticipaba en enero que las fuerzas populistas y antieuropeas ganarán en nueve países (Austria, Bélgica, Chequia, Francia, Hungría, Italia, Países Bajos, Polonia y Eslovaquia) y serán segundas o tercera en otros nueve (Bulgaria, Estonia, Finlandia, Alemania, Letonia, Portugal, Rumanía, España y Suecia).

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Desde ese momento comienza el juego de tronos europeo, es decir, las conversaciones formales y entre bastidores de los jefes de Estado para designar a las personas que tomarán las riendas de la Comisión Europea, el Parlamento, el Consejo, el Alto Representante para Asuntos Exteriores y el Banco Central Europeo. El 17 de junio se celebrará una cena informal de los mandatarios para ir oteando el terreno.

La décima legislatura echará a rodar en el Pleno del 16 de julio, donde se votará al presidente del Parlamento Europeo, cargo que ostenta la maltesa Roberta Metsola tras el fallecimiento del italiano David Sassoli en 2022. Sin embargo, no se espera hasta mediados de septiembre la votación para el cargo de líder de la Comisión Europea, que precisa el sí de 361 de 720 eurodiputados. En 2019, Ursula von der Leyen pasó el filtro por la mínima de nueve votos. El resto de comisarios –cada uno designado por los Gobiernos nacionales- deberá después defender sus programas en audiencias en la cámara y recibir su aval.

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Quinielas

La configuración de la cúpula de poder es una de las citas más imprevisibles, sorpresivas y esperadas. El candidato del Partido Popular Europeo era en 2019 Manfred Weber, pero quedó en saco rato tras el rechazo de varios Estados miembros. En una negociación de infarto, Emmanuel Macron se sacó de la manga el nombre de Von der Leyen, ministra de Defensa con Angela Merkel y desconocida para el público general. La alemana es la candidata de los populares. Y aunque eso no le asegura revalidar su puesto, es la que cuenta con más números para alzarse otro lustro con el puesto más codiciado.

Pedro Sánchez ha sentenciado que no dará su apoyo a Von der Leyen si decide aliarse con la ultraderecha

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Sin embargo, no será fácil. Pedro Sánchez, con quien mantiene buena relación, ha sentenciado que no le dará su apoyo si sus planes pasan por elegir de pareja de baile a fuerzas ultras. Y su gran padrino de antaño, la Francia de Macron, ha entablado conversaciones con Meloni para colocar al exbanquero Mario Draghi. Aunque las quinielas son política ficción en este asunto –los líderes de repente pueden sacar a candidatos que no estaban en la terna ni en la esfera pública–, suenan nombres como el de la estonia Kaja Kallas para jefa de la diplomacia europea o Teresa Ribera como comisaria de Energía.

Listas españolas

Hasta 39 candidaturas han presentado su deseo de concurrir a las elecciones europeas, según la lista publicada recientemente por la Junta Electoral Central. Algunas novedades son Juntos por Extremadura o Se Acabó la Fiesta encabezada por el agitador Alvise. Por su parte, el Partido Popular se ha decantado por Dolors Montserrat como cabeza de lista y ha incorporado a tres eurodiputados de Ciudadanos: Adrián Vázquez, Eva Potcheva y Susana Solía. Esteban González Pons ha caído al puesto cuatro.

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Los socialistas apuestan por Teresa Ribera y rescatan a Leire Pajín, que va como número ocho. Ciudadanos, que lucha por un escaño, repite con Jordi Cañas y Javier Nart. Al frente de Podemos se encuentra Irene Montero, que lidera la lista junto a Isa Serra y Pablo Fernández. Sumar presenta a Estrella Galán y Jaume Sans como número 1 y 2, mientras que el pódium de Vox es Jorge Buxadé, Hermann Tersch y Juan Carlos Girauta.

Retos futuros

Se trata de una de las legislaturas más convulsas: al Brexit le siguió la covid-19, la invasión rusa y la guerra en Oriente Próximo

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La Unión Europea pone fin a una de sus legislaturas más convulsas. El modo crisis ha estado encendido desde el comienzo. Al Brexit le siguió el coronavirus, la peor pandemia del siglo. La crisis sanitaria derivó en confinamientos, estados de alarma y consecuencias socioeconómicas, que todavía dejan su huella con una desaceleración económica y tipos de interés récord. El mundo no había dicho su adiós definitivo cuando los tanques rusos acecharon la capital ucraniana en febrero de 2022, dando lugar a la mayor guerra abierta en el continente desde la Segunda Guerra Mundial. Un año y medio después, estalló la guerra en Oriente Próximo, que ha hecho saltar las costuras de los europeos a la hora de medir con diferente vara las vidas ucranianas y las gazatíes, y la rendición de cuentas. El mundo ha entrado en un espiral de conflictos que ha impulsado el despertar belicista en la pacifista Europa. Según el último Eurobaróemtro, el 81% de los europeos considera que votar es más importante teniendo en cuenta la situación geopolítica actual.

La casi extinta Comisión geopolítica dará paso a la Comisión de la Seguridad y la Defensa con el epicentro en promover la industria armamentística bajo la batuta de un potencial nuevo cargo de comisario para la Defensa. Durante el próximo lustro, la Unión deberá lidiar con la guerra en Ucrania y su incierto final. En paralelo, uno de sus objetivos es impulsar la solución de los dos Estados en Israel y Palestina para evitar nuevas masacres como la que el Estado hebreo está cometiendo en la Franja. Y todo ello lo hará con las tradicionales divisiones internas de los Estados miembros y con un posible regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, un escenario que podría poner más patas arriba la situación en Kiev y en Jerusalén.

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Los objetivos climáticos pueden menguar si triunfa una coalición de derecha y extrema derecha

También la UE está llamada a desarrollar su autonomía e independencia estratégica para no quedarse atrapada en medio del fuego cruzado que Estados Unidos y China libran para hacerse con el liderazgo global. Pero dentro de casa, los temas que emergen con fuerza para la próxima legislatura son la agenda verde y la migración. La controvertida votación sobre la Ley de la Naturalezaque el Partido Popular intentó tumbar– es un aviso a navegantes que da cuenta de que los objetivos climáticos pueden menguar si triunfa una coalición de derecha y extrema derecha que ha hecho de la defensa del mundo rural una de sus banderas. En paralelo, aunque los europeos han cerrado durante este ciclo el Pacto de Asilo y Migracióndenunciado por las ONG por sus ataques a los derechos fundamentales y humanos de las personas migrantes– la Europa fortaleza parece no haber dicho su última palabra. Varias capitales, como Copenhague, están empujando para impedir que las personas lleguen a las costas del Viejo Continente y retornarlas antes de que pisen suelo europeo y deportarlas a países terceros, como Ruanda, en caso de que lo hagan. Von der Leyen lo vería con buenos ojos.

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Con toda esta coyuntura de fondo, los europeos elegirán a sus 720 representantes en el Parlamento Europeo, única institución elegida por las urnas pero con débil capacidad de forjar nuevas políticas. Los eurodiputados someten al resto de la UE a escrutinio, votan los acuerdos comerciales y las nuevas legislaciones, pero el Consejo Europeo –los Estados miembros– ha ido comiéndole terrenos en el espectro de poder. El pacto migratorio o la designación previa de Von der Leyen ejemplifican el modus operandi: la Eurocámara acaba cediendo a regañadientes.

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