Este artículo se publicó hace 3 años.
Política BrasilMarielle Franco guía al movimiento negro brasileño tres años después de su asesinato, aún sin resolver
El efecto multiplicador tras la ejecución de la concejala de Río de Janeiro y su chófer, Anderson Gomes, ha provocado el surgimiento de una nueva generación de parlamentarias negras.
Víctor David López
Río De Janeiro-
El clamor brotó la noche del 14 de marzo de hace tres años en el barrio de Estácio, Río de Janeiro: quién mató a la concejala Marielle Franco, y quién ordenó que la mataran. En este periodo, ese clamor ha sentado las bases para perdurar toda una vida. Una muerte sin explicaciones, sin lógica, al menos desde el punto de vista humano, planeada con todo detalle para que nunca pudiera ser desencriptada, y seguida de una respuesta social visceral y punzante, profundamente colectiva, propagándose por todo Brasil a través de un efecto multiplicador que sigue acelerando tres años después.
Había oscurecido hacía ya tres horas cuando el vehículo en el que la concejala del Partido Socialismo y Libertad (PSOL), de 38 años, regresaba a casa junto a su chófer, Anderson Gomes, de 39, y su asesora Fernanda Chaves, fue acribillado a balazos desde otro automóvil. Marielle y Anderson fallecieron en el acto. Fernanda sobrevivió. Marielle, elegida en las elecciones municipales de 2016 por 46.502 votos en listas abiertas, en elección directa, acababa de participar en la jornada Jóvenes negras moviendo las estructuras en la Casa das Pretas. Murió como vivió, sin respiro y sin descanso. Aquel año, 2018, había arrancado con la inesperada intervención militar en la seguridad pública del estado de Río. Marielle estaba en contra. Su caso aún está sin resolver, pero la tela que la edil tejió hasta minutos antes de su muerte hoy lo cubre casi todo en el movimiento negro brasileño, en el feminismo y en la nueva política.
El PSOL tiene siempre presente el orgullo que significan las semillas que dejó esparcidas Marielle Franco, las parlamentarias negras que el partido ha logrado distribuir a lo largo y ancho del país, en las tres esferas gubernamentales –federal, estatal y municipal–. En el estado de Río de Janeiro con nombres como Dani Monteiro, Mônica Francisco –exasesora de Marielle–, Benny Briolly o Mônica Benício –viuda de Marielle–, y en el resto de la nación con figuras como Áurea Carolina, Vivi Reis, Erika Hilton, Andréia de Jesus, Erica Malunguinho o Jô Cavalcanti.
También Thais Ferreira, de 32 años, que es concejala en Río de Janeiro, como Marielle. Su día a día como concejala está "atravesado por el racismo en diversas formas, unas más sutiles y otras mas hostiles, que muchas veces nos impide ir y venir, nos impide hablar e impide nuestra presencia". Consiguió su asiento en la Cámara Muncipal tras aglutinar los votos de 14.284 ciudadanos, y observa que aún así, a la hora de la verdad, "insisten en excluirnos".
Thais Ferreira: "Tengo miedo como mujer negra, periférica y madre"
En el ambiente está siempre la aprensión de que pueda repetirse algo como lo que le sucedió a su antecesora, pero antes de ese temor vienen otros. "Tengo miedo como mujer negra, periférica y madre. Como tiene miedo mi madre, y como lo tuvieron mi abuela y mi bisabuela", explica para Público. "Ahora soy concejala, pero ya nací negra y en la periferia, me convertí en madre de dos niños negros, sentimos bastante miedo, con una sociedad comprometida con una política de muerte en la cual vivimos". Ferreira ya sentía las amenazas cuando era activista, "pero ahora se han agravado".
El Caso Marielle –mujer negra, lesbiana y criada en una favela– se ha convertido en una de las vergüenzas de la política brasileña. Tales eran y son las incertezas sobre las buenas prácticas de los inspectores encargados del caso, tales han sido y siguen siendo las obstrucciones del proceso, que la Policía Federal, en su día, tuvo que poner en marcha una investigación de la investigación que manejaba la Policía Civil en Río de Janeiro. No había avances, y la familia de la concejala se dio cuenta de que alguien poderoso a nivel local tenía que estar involucrado. Raquel Dodge ocupó el cargo de fiscal general del Estado hasta septiembre de 2019. El último día de su mandato denunció a Domingos Brazão, empresario y político de Río, exdiputado estatal relacionado con milicias paramilitares, por ser el encargado de crear una estructura de falsos testimonios para desviar el rumbo de las investigaciones. Nada se ha progresado por esa vía. Actualmente están en prisión dos expolicías militares, Ronnie Lessa y Élcio Queiroz, integrantes de milicias paramilitares de la zona oeste de Río de Janeiro, a la espera de juicio, acusados de ser los ejecutores de los asesinatos. El currículum de ambos les sitúa como asesinos a sueldo. Alguien les encargó el trabajo.
Por el camino, todo tipo de obstáculos y afrentas. No se libró Marielle Franco de los mensajes de odio envueltos en noticias falsas, que comenzaron a circular al instante, cuando su cadáver y el de su chófer aún no habían sido retirados del vehículo en el que fueron ejecutados. "Un segundo asesinato: el asesinato de su reputación", señala en el documental Marielle la abogada Evelyn Melo, que junto con sus compañeras Samara Castro y Juliana Durães trabajan desde el primer momento al lado de la familia de la concejala. Uno de los movimientos de la defensa ha sido contra la jueza Marília Castro Neves, que se manifestó afirmando que Marielle había logrado sus votos con la ayuda de un comando de narcotraficantes, y que luego no había cumplido sus compromisos con ellos. Para librarse de ser condenada por el Tribunal Superior de Justicia, la magistrada tuvo que publicar una carta de disculpas. Si esto ocurría al más alto nivel, en las profundidades de Internet la contaminación llegó a ser incontrolable: decenas de miles de correos electrónicos se agolparon en muy pocos días en la bandeja de entrada de las abogadas denunciando difamaciones contra la concejala.
Renata Souza y Talíria Petrone, líderes parlamentarias
Souza: "Perdimos a Marielle, y no podemos perder a ninguna mujer más"
Dos de las parlamentarias negras más importantes del momento, Renata Souza y Talíria Petrone, diputada estatal en la Asamblea Legislativa de Río de Janeiro y diputada federal respectivamente, protagonizaron la noche del pasado jueves 11 de marzo una "charla entre líderes" a través de las redes sociales. Ambas dirigen las bancadas del PSOL tanto en Río como en la Cámara de Diputados de Brasilia. Tras analizar las preocupaciones sociopolíticas del momento, fue inevitable terminar con el recuerdo del tercer aniversario de la pérdida de su amiga y compañera. Souza subrayaba la trascendencia de la gestión de una red de protección para las mujeres negras que están en primera línea de batalla, un proceso de autoproteción: "Perdimos a Marielle, y no podemos perder a ninguna mujer más".
Talíria Petrone ya no puede residir en su estado, Río de Janeiro, por sucesivas amenazas de muerte. La dijeron que iba a ser "agujereada como Marielle". Su realidad en los últimos años pasa por un coche blindado y un escolta que le asignaron desde el Congreso Nacional. "La violencia política está creciendo exponencialmente en Brasil", aseguraba en su conversación con Renata Souza: "Tenemos que estar más juntas para enfrentarnos a esto". Para Petrone, "este domingo 14 de marzo es un día de dolor, pero tenemos que seguir gritando, en resistencia, para poder seguir haciendo política vivas, gritar que existimos como seres políticos, que ocupamos espacios de poder".
El mayor legado de Marielle Franco, según la concejala Thais Ferreira, "es el pensamiento de que no seremos interrumpidas", y para superar ese desafío es necesario "continuar, con insistencia y permanencia, para no solo llegar a los lugares de poder y a la política institucional, sino para mantenernos vivas en ellos".
El efecto multiplicador, que seguro no esperaba aquel que diseñó la barbarie, lo avisaba la propia Marielle Franco en la presentación de la campaña electoral que la llevó a la Cámara Municipal de Río de Janeiro en 2016: "Ahora es nuestro momento. Soy fuerza porque todas nosotras lo somos. Sigo porque seguiremos todas juntas". O, como dice Joice Berth, otra de las figuras claves del feminismo negro brasieño: a Marielle "quisieron apagarla, pero en realidad la encendieron".
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