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Los márgenes del islam y la ‘retribución’ de Bruselas

Las células que prentenden ser semillas

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Una joven musulmana cubierta con niqab en Bruselas.-REUTERS

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JERUSALÉN – Uno de los conceptos más significativos del islam contemporáneo, y en particular del yihadismo, es el de dar al harb, que literalmente significa "la casa de la guerra" y que bien podría traducirse como "el dominio del enemigo". Con dar al harb los musulmanes se refieren al territorio que no es dar al islam, es decir "la casa del islam" en la que reina la ley islámica.

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Según numerosas organizaciones yihadistas, es legítimo combatir no sólo a los infieles sino también a los regímenes musulmanes corruptos. Este planteamiento ha tenido un impacto directo en Oriente Próximo y no debe ignorarse que quienes más han sufrido y están sufriendo las consecuencias son los musulmanes de la región y no los países occidentales donde se han cometido cruentos atentados.

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La mayoría de  divisiones que de la sociedad musulmana belga tienen que ver con conflictos de Oriente Próximo

Bélgica cuenta con aproximadamente medio millón de musulmanes dentro de una población total de poco más de once millones. En el país hay registradas 328 mezquitas, de las que 77 están en Bruselas, donde hay barrios con hasta un 80% de población musulmana y que ciertamente son problemáticos para la sociedad.

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Las células que prentenden ser semillas

Es justamente en estos ambientes donde se han formado células dispuestas a combatir al infiel tanto en Oriente Próximo como en Occidente. Estas células equivalen en casi todos los sentidos a las vanguardias que según Sayyid Qutb debían sacrificarse llevando el islam a Occidente a la espera de que las semillas que depositaran dieran su fruto en ulteriores generaciones.

Hay grupos yihadistas que consideran que otros musulmanes están colaborando con el enemigo

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Esta visión es propia de grupos integrados en su mayor parte por jóvenes que están alienados de sus familias, o que se alienan durante el proceso de acercamiento al islam radical, y que se separan de la familia y amigos a los que no tienen por verdaderos musulmanes. Es más, hay grupos yihadistas que consideran que otros musulmanes están colaborando con el enemigo, Occidente, y por lo tanto está justificada su muerte.

El bar del terrorista suicida de los atentados de París, Brahim Abdeslam, en el barrio de Molenbeek de Bruselas. EMMANUEL DUNAND / AFP

Un estudio reciente elaborado en el Reino Unido descubre que el 20% de los jóvenes que viajan a combatir en Oriente Próximo se enrolan en los grupos yihadistas a través de las mezquitas; el 5% lo hacen a través de algún familiar, mientras que el restante 75% lo hacen a través de algún amigo.

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