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La Iglesia Malversación y sobornos: las cuatro claves del mayor juicio de corrupción del Vaticano
Son diez los imputados por delitos financieros en el proceso judicial más grande celebrado en la Santa Sede.
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Ciudad del vaticano, Actualizado:
El Vaticano celebra este martes la primera audiencia de un juicio histórico en el que se juzgará por primera vez a un cardenal, el exprefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, Angelo Becciu, y a otras nueve personas por delitos relacionados con inversiones inmobiliarias.
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El juicio se ha iniciado a las 9.30 horas de esta martes en una sala en los Museos del Vaticano que ha sido configurada de manera especial con motivo del de albergar a todas las personas que van a ser juzgadas —diez en total, más sus abogados, tres jueces y dos fiscales—.
Qué se juzga
En el año 2013 la Secretaría de Estado del Vaticano compró un edificio en Londres y para ello destinó fondos sacados del Óbolo de San Pedro, institución que recoge donaciones de católicos para financiar obras caritativas de los papas y su actividad. La irregular inversión para este edificio fue de 350 millones de euros.
En este proceso se juzgan delitos que van desde la malversación hasta el fraude, desde la corrupción, extorsión hasta al abuso de poder. Los investigadores del Vaticano lo definieron como "un podrido sistema depredador y lucrativo", perjudicando así a la Secretaría de Estado de la Santa Sede.
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Primera vez de un cardenal sentado en el banquillo
Después de que el Papa aprobara una ley que modificaba el ordenamiento jurídico del Vaticano —que consentía entre otras cosas, poder juzgar a los cardenales en las causas penales—, Angelo Becciu es el primero en la Santa Sede en ser procesado por jueces laicos.
En mayo de 2018, el papa Francisco le nombró nuevo prefecto de la Congregación de la Causa de los Santos. Pero tras verse salpicado por el escándalo, el propio Francisco le obligó a presentar su renuncia.
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Es el mayor juicio de corrupción de la historia
Además de Becciu, son juzgadas otras nueve personas, incluidos trabajadores laicos y religiosos del Vaticano, así como figuras de las finanzas internacionales y cuatro empresas.
Es el mayor proceso judicial jamás celebrado en el Vaticano por delitos financieros. Primero por la gravedad de las acusaciones, y después por el número de imputados que serán juzgados este martes en los Museos Vaticanos.
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Juzgados por juristas laicos
Antes de la reforma del Papa, los cardenales solo podían ser juzgados ante el Tribunal Supremo del Vaticano, formado por otros tres cardenales. Después del cambio, se asignó a la Justicia ordinaria del Vaticano los eventuales juicios penales a cardenales y obispos. Es decir, con este cambio los cardenales son juzgados por jueces laicos que no pertenecen a la Santa Sede.
En marzo de 2020 el pontífice aprobó una orden judicial garantizando una mayor independencia de los órganos judiciales y los magistrados, revisando numéricamente la composición de la Corte.
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Los magistrados de esta corte son ampliamente profesores universitarios y juristas de clara fama, dando así mayor independencia en el desarrollo de las funciones judiciales.
A pesar de estas remodelaciones llevadas a cabo por el pontífice, el Consejo de Europa critica la falta de recursos de la justicia vaticana. En un informe publicado en el pasado mes de junio, se advirtió a la Santa Sede de la necesidad de endurecer los procedimientos para procesar a los cardenales, obispos y otros altos cargos de la Iglesia.
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El Consejo señala que la justicia vaticana debe mejorar de forma "significativa" la contratación de investigadores en crímenes financieros complejos.