Este artículo se publicó hace 15 años.
Otro maldito embrollo para Obama
¿Por qué lanza este órdago Kim Yong-il? ¿No tiene nada mejor que hacer cuando los norcoreanos se debaten entre la miseria y el hambre? ¿Hasta dónde está dispuesto a llegar?
Luis Matías López
¿Por qué lanza este órdago Kim Yong-il? ¿No tiene nada mejor que hacer cuando los norcoreanos se debaten entre la miseria y el hambre? ¿Hasta dónde está dispuesto a llegar?
Podría ser que con la bomba y el misil de ayer, como el lanzamiento de un cohete de largo alcance en abril (oficialmente para colocar un satélite en órbita), pretenda reforzar su posición interna, no asegurada por la mano de hierro con la que dirige el país. Tal vez el mensaje sea, una vez más, que no permitirá que la obra de su padre se hunda y que la frontera bélica del paralelo 38 se venga abajo como ocurrió con el muro de Berlín, por la ley de la gravedad, es decir, la presión de la escandalosa diferencia de nivel de vida y de modelo social con Corea del Sur.
También es verosímil que intente sacar partido de su principal activo: un poder nuclear que desafía la política de no proliferación de Obama. Y que puede valer un paquete de ayuda económica que saque al país del hoyo.
Kim Yong-il debe pensar que el riesgo de su órdago es asumible, que su millón de soldados y sus 4.000 tanques hacen impensable una invasión y que un ataque quirúrgico (como el que Israel planea contra Irán) resulta improbable, al contar con la bomba atómica y los misiles necesarios para lanzarla.
¿Teme sanciones económicas? Sabe convivir con ellas, es un experto en administrar la pobreza, confía en que Rusia y China las moderarán en la ONU y da por hecho que, en caso de emergencia, llegará ayuda humanitaria.
El dictador norcoreano deja la pelota en el alero de Obama, al que pone a prueba, como él y su padre hicieron con sus predecesores, quienes respondieron con guerra, aislamiento, sanciones, negociación, compromiso o amenaza. Sin resultado.
Otro embrollo más para Obama. Como si no tuviera bastante con la crisis económica, el conflicto palestino-israelí, el desafío nuclear iraní y las guerras de Irak, Afganistán y Pakistán. ¿Usará una fórmula nueva? Por si acaso, que se vaya comprando una varita mágica.
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