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Mafia Italia Así logró el coronavirus que más de 300 mafiosos volvieran a casa

A raíz de la crisis sanitaria del coronavirus, la Justicia italiana ha permitido que 376 peligrosos mafiosos y narcotraficantes salgan de la cárcel para descontar sus penas en régimen de arrestos domiciliarios. Ahora las fuerzas policiales tendrán más trabajo que nunca para impedir que dichos delincuentes vuelvan a tejer sus redes criminales o que incluso se den a la fuga. 

El ministro de Justicia de Italia, Alfonso Bonafede, habla en el escenario durante una protesta antigubernamental realizada por el Movimiento de 5 estrellas de Italia en Roma, Italia, el 15 de febrero de 2020. REUTERS / Remo Casilli
El ministro de Justicia de Italia, Alfonso Bonafede, habla en el escenario durante una protesta antigubernamental realizada por el Movimiento de 5 estrellas de Italia en Roma, Italia, el 15 de febrero de 2020. REUTERS / Remo Casilli

¿Es justo que por motivos de salud vinculados al coronavirus, mafiosos y criminales salgan de la cárcel para disfrutar de los arrestos domiciliarios? Es el debate que en los últimos días se está produciendo en la opinión pública italiana, tras una resolución que ha permitido la salida de prisión de 376 criminales de alta peligrosidad por razones médicas ligadas a la covid-19. Ahora controlarlos será una misión aún más complicada para las fuerzas policiales, que tendrán que aumentar sus esfuerzos para evitar que dichos delincuentes, acostumbrados al aislamiento, puedan volver a tejer sus redes de poder. Por no hablar del riesgo de fuga.

Tal como recuerda La Repubblica, periódico que hace unos días desveló la lista de los 376 encarcelados, "algunos de estos detenidos han sido arrestados en los últimos meses y están a la espera de un juicio". Sus nombres, en algunos casos, están asociados a importantes operaciones de las fiscalías y de las fuerzas policiales italianas. "Otros, sin embargo, llevan ya muchos años condenados", recuerda el periódico italiano, quien además recuerda que a menudo estos criminales están vinculados a "clanes-empresas" todavía activos y cuyas actividades ilícitas todavía no han sido plenamente bloqueados.

Todos los 376 detenidos eran de alto riesgo criminal y 4 de ellos, concretamente, no sólo se encontraban en total aislamiento sino además en vigilancia 24 horas al ser mafiosos de máximo alcance. De los casi cuatro centenares de delincuentes se encuentran mafiosos y narcotraficantes de importante calibre como Vincenzo Iannazzo (65 años), capo de la ‘ndrangheta calabresa condenado a más de 14 años y que ahora se encuentra en arrestos domiciliarios. Lo mismo ocurre para el capo de la camorra napolitana Pasquale Zagaria (60 años), quien se ha sido desplazado de una prisión de Cerdeña al domicilio de un pariente en Lombardía aun teniendo que descontar una cadena perpetua. Idéntica situación para Francesco Bonura (78 años) y Vincenzo Di Piazza (80 años) influyentes capos de la cosa nostra siciliana con una veintena de años de condena.

Todo el procedimiento empezó hace un mes y medio, cuando las autoridades judiciales italianas mandaron una circular a los directores de las cárceles del país para conocer a los detenidos cuya salud pudiera estar en peligro debido al coronavirus. Tal como informa La Repubblica, ya desde mediados de marzo muchos jueces transalpinos empezaron a establecer los arrestos domiciliarios para los detenidos por mafia con problemas de salud, sobre la base de la objetiva dificultad de gestionar la emergencia sanitaria por covid-19 desde las cárceles transalpinas.

Una de las figuras más criticadas en los últimos días en el país ha sido el ministro de Justicia del Gobierno italiano, Alfonso Bonafede, quien ha sido señalado como principal responsable de lo ocurrido por la oposición derechista capitaneada por los soberanistas de la Liga de Matteo Salvini y de Hermanos de Italia (HDI) de Giorgia Meloni. De hecho, ambas formaciones populistas pretenden incidir políticamente contra Bonafede a través de una moción de censura ad hoc en el Senado para él, un procedimiento común en la vida política del país. Incluso dentro de la coalición de Gobierno del primer ministro, Giuseppe Conte, hay quien no rema precisamente a favor, como es el caso del ex premier Matteo Renzi, líder centrista de Italia Viva (IV): "El coronavirus no puede ser la coartada para mandar a los capos a sus casas".

Tras las criticas recibidas, el Gobierno ha aprobado en la madrugada de hoy domingo un decreto a través del cual se podrán revisar las condiciones de excarcelación y custodia domiciliar de los mafiosos a causa de la pandemia, según informaron fuentes gubernamentales en un comunicado. El decreto, que permitirá una desescalada para que los detenidos vuelvan a la cárcel, es muy celebrado por buena parte de la ciudadanía italiana. "La certeza de la pena, en un país democrático, nunca tendría que ponerse en cuestión", comentó hace unos días a la prensa italiana Maria Falcone, hermana del célebre juez Giovanni Falcone asesinado por la cosa nostra siciliana en 1992: "Es inquietante que haya arrestos domiciliarios también para los mafiosos que hasta ahora han estado en régimen de cárcel dura", explica. Y añadió: "Los detenidos por mafia tienen que seguir en aislamiento y vigilancia constantes porque es la única manera de impedirles la comunicación con el exterior. Un mafioso, fuera de la cárcel, puede volver a impartir órdenes. Incluso dentro de las paredes domésticas".

Hasta que no llegó el Artículo 41 bis del ordenamiento penitenciario italiano, es decir, la "cárcel dura", como se suele decir en Italia; los mafiosos, hasta los años ’70, campaban a sus anchas. Los líderes del crimen organizado italiano consideraban la prisión como algo transitorio, temporal, antes de volver a la libertad. Eso no quitaba que dentro de los edificios penitenciarios no mandaran, de hecho lo hacían con total impunidad, con grandes comidas y bebidas. El Artículo 41 bis logró, hace más de 30 años, que los mafiosos fueran tratados como los supercriminales que son; privándoles de su poder más importante. El mando. Ahora la actual crisis sanitaria del coronavirus podría, de repente, devolvérselo.

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