Este artículo se publicó hace 5 años.
La Liga italiana, refundada en torno a Salvini
El éxito de la receta 'salviniana' para la Liga se ha visto concretado en un nuevo estatuto que pone punto y final al pasado independentista y que abraza de forma definitiva el soberanismo italiano en clave anti Unión Europea.
Roma-
Ayer Bossi, hoy Salvini. Ayer independentistas, hoy nacionalistas. Antes el problema era Roma, hoy es Bruselas. Demasiados cambios sustanciales y fundamentales como para no afrontarlos cara a cara. En el fondo, hasta hace bien poco tiempo, sus votantes eran declaradamente racistas contra los italianos del Sur, lugar donde hoy consiguen sin embargo el 60% de los votos a nivel estatal. La formación del soberanista Matteo Salvini, antes o después, necesitaba hacer cuentas con su propio pasado, que siempre terminaba aflorando entre contradicciones.
La nueva Liga ha quedado, oficialmente, refundada. Este fin de semana, la formación creada hace casi 30 años por Umberto Bossi ha celebrado el congreso que determinará, formalmente, su futuro en torno a la figura del soberanista Matteo Salvini. En cuestión de dos horas, este sábado los miembros de la Liga han aprobado, por unanimidad y a mano alzada, el nuevo estatuto que modifica el del 1991, año en el que arrancó el histórico partido separatista.
El congreso ha servido para completar la transición de la Liga como un partido a escala nacional y de corte soberanista. Los 500 delegados han dado luz verde a los aspectos formales para la evolución de la Liga, empezando por la propia nomenclatura. Hasta ahora, de hecho, convivían dos nombres: el de la Liga Norte y Liga para Salvini Premier, ambos fusionados –sólo de facto nivel político y periodístico– en el cambio de "Liga Norte" a simplemente "Liga" presentado en otoño de 2017. El nuevo estatuto prevé por tanto un ordenamiento en materia gráfica, con importantes consecuencias políticas. El líder de la formación recubrirá el cargo en mandatos de cinco años.
"Es el comienzo de un camino maravilloso, el bautizo de un movimiento que tiene la ambición de relanzar a Italia en el mundo", dijo el soberanista Matteo Salvini en cuanto protagonista absoluto de la cita y autor del actual éxito de la Liga. El líder leguista se presentó al congreso del partido con un belén entre las manos para remarcar, como de costumbre, su apego a los valores cristianos. Y añadió: "Cuando empecé este recorrido hace seis años con la Liga no habría podido imaginar de poder tener el honor y la suerte de representar el primer partido de este país y la esperanza de millones de italianos", dijo Salvini este fin de semana en Milán.
"El sueño de Umberto Bossi no está muerto. No conseguirán detenernos", espetó Salvini
Una de las imágenes más llamativas del congreso de la Liga ha sido la llegada del fundador Umberto Bossi, quien desde hace muchos años tiene problemas de salud. Tal como informan los medios de comunicación italianos, Bossi ha dado su bendición a la nueva etapa, pero sin dar su brazo a torcer a la hora de subrayar las diferencias entre los leguistas historicos y los de nuevo cuño: "Somos nosotros los que accedemos [al cambio], no es Salvini quien nos lo impone. Las cosas impuestas no funcionan", ha asegurado el ex ministro, ex parlamentario y actual presidente vitalicio de la Liga, quien a partir de ahora será "padre fundador" y "garante de la unidad" de la nueva Liga; pero en la práctica no tendrá mucho poder.
Salvini quiso sonar conciliador no obstante su abrumadora popularidad entre los italianos: "El sueño de Umberto Bossi no está muerto. No conseguirán detenernos". "Quien tiene nostalgia de la Liga Norte tiene que saber que la Liga es nacional y dos tercios de su electorado está en el Centro y en el Sur. Así que si queremos cambiar las cosas hay que conseguir votos en aquella parte del país", asegura el también ex ministro Roberto Calderoli.
Un rotundo éxito político
La estrategia de Matteo Salvini para impulsar la Liga ha sido un rotundo éxito político. Dejar el separatismo norteño de Bossi a un lado para promover el soberanismo italiano en contra de la Unión Europea (UE), ha sido extraordinariamente rentable en términos de consenso. En cuestión de dos años, la Liga ha pasado del 17% (2018) al 34% (2019). Cuando Matteo Salvini arrancó su liderazgo como secretario general del partido en 2013, la Liga tenía sólo el 4%. Pero a partir de finales de 2017 el esquema fue claro: cambiar el nombre del partido para convencer al Sur y reforzar el mensaje nacionalista para ganarse las clases populares.
El éxito de la receta salviniana para su formación, antes o después, se tenía que reflejar a nivel oficial e interno de la Liga. Entre otras cosas porque, técnicamente, en los últimos años la formación hoy soberanista estaba formada por dos corrientes muy claras. Por un lado, se encontraban los seguidores de Bossi, minoritarios, que todavía apelaban a las raíces independentistas de la formación y que se englobaban dentro del logo Liga Norte. Por el otro, los seguidores de Salvini, mayoritarios, partidarios de una evolución de la Liga –a secas– en clave italiana y euroescéptica.
Más tarde o más temprano, la fusión con hegemonía salviniana tenía que producirse para compactar de forma monolítica el partido derechista. Si se miran los números, está claro que la Liga ya no es Liga Norte. Atendiendo a los últimos sondeos, por ejemplo, si hubiera elecciones generales la Liga hoy obtendría el 31% de las preferencias, consolidándose así como el primer partido del país. Un dato confirmado ya incluso hace seis meses, cuando tuvieron lugar las últimas elecciones europeas, donde la formación leguista logró el 34% de los votos. "En 2019 el hecho de que la Liga se haya convertido en un movimiento nacional me parece algo claro y evidente", dijo este fin de semana Salvini.
Ya no es posible analizar, así pues, el éxito de la nueva Liga de Matteo Salvini como se observa, por ejemplo, el auge de Vox en España. En Italia, la derecha europeísta ha desaparecido y ha quedado reducida al 6% de Silvio Berlusconi y su conocido partido, Forza Italia. La Liga de Salvini es y se comporta como el primer partido del país, aunque ello no esté reflejado en las Cámaras, dado que en las generales de marzo de 2018 los leguistas obtuvieron el 17% de los votos. El progresivo éxito y consolidación de la Liga indica que la derecha italiana será soberanista durante muchos años y que, antes o después, Salvini está destinado a gobernar el país: "Tenemos el 30% de los votos, no podemos razonar como si tuviéramos todavía el 3%. Tenemos que abrirnos con inteligencia".
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