Kirguistán estrena la democracia en Asia Central
Con las elecciones parlamentarias se desmarca del autoritarismo en la zona
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La normalidad y la alta participación protagonizaron las primeras elecciones parlamentarias en la historia de Kirguistán, la ex república soviética que ha sufrido revueltas violentas este año. En abril, un levantamiento popular terminó con casi un centenar de fallecidos, miles de desplazados, y el derrocamiento del presidente Kurmanbek Bakíev, un líder autoritario como todos los demás en Asia Central. Con las elecciones de este domingo, Kirguistán se convierte en el primer país de la región que adopta un sistema de democracia parlamentaria.
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Bajo la presidencia provisional de Roza Otunbayeva, Kirguistán adoptó el pasado mes de junio una nueva Constitución que resta poder al presidente pasará a ejercer funciones representativas a favor del Parlamento que elige al primer ministro quien gobernará el país.
Kirguistán, con 5,4 millones de habitantes, es el único país del mundo que alberga una base militar de EEUU y otra de Rusia. Mientras Washington está a favor del nuevo sistema, Moscú recela del cambio advirtiendo que puede causar inestabilidad política y facilitar el ascenso de formaciones islamistas.
Este domingo se presentaron 29 partidos para 120 escaños. Según la nueva Constitución, ninguna formación puede obtener más de 65 diputados, independientemente de sus votos. Según los sondeos, ningún partido ganaría más del 15% de los votos, con lo cual sería inevitable un Gobierno de coalición. Se espera que los resultados se conozcan hoy. La elecciones han enfrentado a los partidos que defienden la nueva Constitución con los que quieren restablecer la autoridad de la presidencia.
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"Nuestra gente conoce bien su historia. Sabrá construir una democracia parlamentaria y defenderla en el futuro", declaró la presidente provisional, Otunbayeva, tras depositar su voto.
La jornada se desarrolló con mucha tranquilidad incluso en las zonas donde vive la minoría uzbeka. En estas regiones, al suroeste del país, sobre todo las ciudades Osh y Jalalabad, en junio se produjeron actos violentos entre los grupos de etnia kirguís y uzbeka que dejaron más de 400 muertos la gran mayoría de ellos uzbekos y provocaron el éxodo de más de 400.000 personas hacia la vecina Uzbekistán.
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"Tenemos la oportunidad de crear un régimen democrático legítimo, es decir el Parlamento como único órgano del poder legislativo", comentó el politólogo kirguís Marak Kazakbaev. "Por desgracia aún ocurren muchas irregularidades, por ejemplo, muchos de los votantes fueron comprados. Eso es un hecho", añadió.
Los comicios fueron supervisado por observadores de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), de Rusia y de la Comunidad de Estados Independientes (CEI), que comprende las ex repúblicas soviéticas.