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Juan Carlos I Eaton Square, la plaza más grande de Londres, contra la monarquía española

Desde carlistas a Corinna, la plaza más grande de Londres se ha convertido en un contubernio en torno a los Borbones.

Cruce de Eaton Square con la calle Upper Belgrave Street en cuya acera de la derecha está el número 8 en donde Corinna escogió un piso de 6 millones de euros para el rey Juan Carlos I en 2011.
Cruce de Eaton Square con la calle Upper Belgrave Street en cuya acera de la derecha está el número 8 en donde Corinna escogió un piso de 6 millones de euros para el rey Juan Carlos I en 2011.

Algunos de los árboles que campan por los jardines de Eaton Square, la plaza más grande de Londres, llevan allí dos siglos, como el donaire de los edificios, clásicos y cuidados en el exterior, modernizados y lujosos en el interior. En algunos (hacia los números 90 y 100) el mayordomo permanece en la puerta, con chaqueta negra y pantalón gris de raya fina. El tiempo pasa, pero los modales y costumbres de cierta clase social permanecen. Árboles, rejas, columnas y peldaños de la rectangular plaza, no cuadrada a pesar del square, han sido testigos de más de 150 años de conspiraciones acerca de la monarquía española.

La que habita ahora la plaza es Corinna Larsen, examante del rey emérito, cuyos agentes mediáticos insisten en que se apellida como su segundo marido Zu Sayn-Wittgenstein. La amante se está despachando bien con entrevistas de falsa espontaneidad a ¡Hola!, El Mundo, Daily Mail, Paris MatchThe Telegraph en las que se presenta como víctima de varios complots urdidos por fuerzas del establishment español.

En mayo de 1850 se instaló en el número 80 de la plaza el carlista Ramón Cabrera (1806-1877), conocido como el Tigre del Maestrazgo, tras perder la guerra en Catalunya y casarse con una rica heredera que tenía medios de sobra para comportarse como la aristocracia aunque le faltaba el pedigrí. Marianne Catherine Richards (1820-1915) habitaba en el 63 hasta su boda con el exiliado catalán que la hizo a ella condesa de Morella y marquesa del (río catalán) Ter, espurios títulos como el de princesa (alemana) Corinna.

Marianne, profundamente enamorada de su marido; de diferente religión, 14 años mayor que ella, sin un penique y perdedor de dos guerras, alquiló el número 80 para su vida de casada, condesa y marquesa, títulos que utilizaba día y noche. Los carlistas habían dividido a los Borbones a la muerte de Fernando VII en 1833: los absolutistas partidarios de su hermano Carlos (Carlos V en su dinastía) y los liberales a favor de la niña Isabel II. La monarquía se debatía sobre su origen: si no venía de Dios; ¿de dónde surgía su poder? ¿De la tradición? ¿Del pueblo?

Edificios de la exclusive Eaton Square en donde se conspira desde, el menos, el siglo XIX contra los Borbones. SARAH DUNCAN
Edificios de la exclusive Eaton Square en donde se conspira desde, el menos, el siglo XIX contra los Borbones. SARAH DUNCAN

La embajada española en Londres ya estaba entonces en la cercana esquina de Belgravia Square. Vigilaba al disidente Ramón Cabrera por posible complot contra la reina Isabel II como el CNI (Centro Nacional de Información) espiaba a Corinna, según el relato del comisario encarcelado Villarejo. Allí llegó Juan de Villalonga (el que cogió el dinero de la privatización de Telefónica y corrió al extranjero) con el comisario José Manuel Villarejo, quien hizo dos visitas a Eaton Square, en abril de 2012 y de 2015, donde grabó las reuniones. La embajada continuó de oráculo confabulador en el siglo XX con el duque de Alba, que se casó allí en 1920 y representó a la España de la guerra y de la dictadura a partir del 36. Antes de la muerte de Franco en 1975, el embajador, Manuel Fraga Iribarne, convocaba en Belgravia Square a contertulios para labrar el camino hacia la democracia en la que logró perpetuarse, si no como presidente del Gobierno de España (lo probó tres veces) sí como el de Galicia.

Tras la pérdida de la segunda guerra en 1849, los carlistas anduvieron de capa caída hasta que en 1855 una parte de los españoles les volvía a apoyar para colocar al trono a Carlos VI. A Eaton Square llegó el rey sin corona para sondear con Cabrera sus fuerzas en España y preparar el asalto al trono de Isabel II. En 1860 el golpe contra la reina parecía inevitable aunque Cabrera no estaba convencido: salía de Eaton Square para dejarse ver por Westminster y demostrar así que no estaba en la trama que acabó con el desastroso desembarco de las fuerzas de Jaime Ortega, procedente de Mallorca, en San Carles de la Ràpita (Tarragona). El Tigre del Maestrazgo se exhibía por Belgravia, Mayfair y Westminster, centro político de la capital. El general Ortega fue ejecutado de forma salvaje.

Con Corinna confabulando con Villarejo, el que entró en acción conspirativa fue el general Félix Sanz Roldán, director del CNI, quien se entrevistó con la amante del rey en el hotel Connaught, en Mayfair. Según ella, el general le dijo que si no obedecía órdenes, su seguridad y la de sus hijos corría peligro. Mientras Cabrera en 1860 se dejaba ver para demostrar que no apoyaba el golpe contra Isabel II, Corinna se escondía en Eaton Square temerosa por su seguridad. El desasosiego de Corinna con los Borbones alcanzó su límite en 2020 con el traslado del rey emérito al desierto por presunta corrupción; y el de y de Ramón Cabrera en 1868 con la revolución gloriosa y el traslado de Isabel II, por corrupción de la familia, a Francia para no volver.

Juan Carlos I visitó por última vez a su amante en Eaton Square el 16 de marzo de 2019; ya andaban a la riña por 65 millones de euros que, según ella, él le dio de regalo (Santa Rita, Rita…) o en depósito, según él. El extremo este de Eaton Square linda con la calle Upper Belgrave Street en cuyo número 8 Corinna buscó un apartamento para su amante en 2011 al precio de seis millones de euros. La correspondencia entre Corinna y Arturo Fasana, asesor del emérito, sobre la compañía (Riverhouse-Partners) que ella creó para la adquisición del apartamento ha sido publicada por los medios españoles. Ni las conspiraciones de los carlistas del siglo XIX ni las conjuras diplomáticas del XX involucraron tanto dinero ni presuntamente tanto adulterio como el acumulado por Juan Carlos I.

Tras la salida de Isabel II de España en 1868, a Eaton Square acudían carlistas y liberales para consultar a Cabrera; llegaron representantes del general Juan Prim (general como Sanz Roldan, jefe del CNI) hasta que llegaron los emisarios de Cánovas del Castillo para tratar la instauración de la monarquía en España con el joven Alfonso XII a la que Cabrera apoyó en 1875 abriendo una escisión en el carlismo. Carlos VII, de la dinastía carlista, perdió la guerra en España en 1876 y también se refugió en Londres: optó por el hotel Brown's hasta que, sutilmente, como funciona la diplomacia británica, le invitaron a dejar el país.

Alfonso XII, interno en un colegio, dejó Inglaterra para pasar las Navidades de 1874 en París con su madre; no regresó por haber sido proclamado rey. Tuvo su oportunidad con la instauración de 1874; su hijo Alfonso XIII tuvo su oportunidad de consolidar la monarquía fernandina; su nieto, Juan Carlos I, ha tenido también su oportunidad, dinamitada por iniciativa propia. Eaton Square continúa de testigo sin inmutarse, como la derecha política en la que ningún cargo público, diputado, militante o simpatizante se siente engañado por el rey emérito: milagros de España.

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