Este artículo se publicó hace 13 años.
Japón denuncia presiones especulativas sobre el yen
La moneda cotizó a su nivel más alto desde la Segunda Guerra Mundial
"Es una aberración estar hablando del tema de Japón en términos económicos, pero en este negocio no hay conciencia y tenemos que hacer nuestro trabajo", reconocía apesadumbrado un broker internacional a Público. Precisamente, esa falta de conciencia es la que ayer denunció el ministro de Finanzas japonés, Yoshihiko Noda, cuando aseguró que su Gobierno "ha detectado movimientos nerviosos y especulaciones" en los mercados de divisas.
Así fue. Un dato detonó las alarmas de brokers, inversores y, sobre todo, de esas potentes máquinas que cada día más dominan el mundo de la compraventa en los mercados internacionales. "Cuando el yen marcó máximos desde el anterior terremoto en 1995 se desataron las alarmas", explica Luis Peralta, gestor de GVC Gaesco Valores.
Otra intervención del Banco de Japón frena la caída del índice Nikkei
El dinero más especulativo recordó que tras el anterior seísmo, durante los primeros meses el yen se revalorizó mucho debido a la repatriación de inversiones de los japoneses. Los fondos más agresivos dan por sentado que esta vez va a ocurrir lo mismo y no han querido desaprovechar la tendencia alcista apostando por la subida.
Mientras eso ocurría, las caídas volvieron a precipitarse en la Bolsa de Tokio y el índice Nikkei llegó a perder más de un 5%. Y el tipo de cambio frente al dólar se precipitó hasta los 76,6 yenes, el nivel más alto desde la Segunda Guerra Mundial.
Un vez más, el Banco de Japón (BOJ) intentó contrarrestar el efecto con la inyección de otros 45.000 millones de euros. Y ya son 235.000 los millones inyectados desde que se produjo el terremoto. La inyección de dinero público y la compra de bonos del Estado permite que la economía disponga de más efectivo para dedicar a sus negocios productivos y por lo tanto repercute positivamente en los mercados de valores. Ese efecto fue el que tuvo, al menos ayer. El Nikkei moderó las pérdidas y cerró la sesión con caídas del 1,44% y la divisa se depreció hasta los 79,15 yenes por dólar.
El apoyo del G-7 anima las bolsas occidentales, que ganan más de un 2%
En occidente, la falta de noticias contundentes sobre las consecuencias definitivas del desastre nuclear volvió a sembrar la sesión bursátil de volatilidad, aunque ayer le tocó turno a la sensación optimista.
Varias informaciones sirvieron de excusa para recuperar las compras aprovechando las fuertes caídas del día anterior. Por un lado, el Fondo Monetario Internacional (FMI) aseguró que "Japón tiene capacidad suficiente para recuperarse". Caroline Atkinson, la portavoz de la institución, aseguró que el país cuenta con la capacidad financiera necesaria para dar respuesta a las necesidades humanitarias y a la reconstrucción necesaria tras la catástrofe.
Por otro lado, el presidente de Deutsche Bank, Josef Ackermann, aseguró que la economía mundial "no debería verse afectada por la crisis en Japón, a menos que los problemas nucleares se extiendan a la capital".
El G-7 acude al auxilio
Algo menos de optimismo reinaba en los momentos previos a la reunión de urgencia que convocó para ayer el G-7. Los países más grandes del planeta comenzaron a las 11 de la noche una reunión por teleconferencia (que no había terminado al cierre de esta edición).
El principal objetivo era analizar el impacto de la crisis desatada por el terremoto de Japón en el crecimiento económico mundial, la producción energética y la cadena de suministros; también en los mercados financieros. "Uno de los principales objetivos es frenar la venta masiva de inversiones financieras internacionales de los japoneses", asegura Luis Peralta. El ahorro japonés, uno de los más potentes del mundo, tiene inversiones masivas en bonos de países occidentales, España entre ellos, cuya retirada puede hacer mucho daño.
El ministro de Economía japonés, Kaoru Yosano, descartó que los mercados bursátiles y de divisas estén en "un estado de agitación", aunque incidió en que al Gobierno nipón le gustaría conseguir "el apoyo psicológico del G-7".
El apoyo del G-7 unido a los buenos datos macroeconómicos en EEUU animó las compras en la Bolsa de Wall Street y propició fuertes subidas en los índices bursátiles europeos. El CAC 40 francés lideró los avances, al ganar un 2,43%. El Ibex 35 también avanzó un contundente 2,45%, hasta los 10.325 puntos.
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