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La izquierda vence en Francia pero el país se sume en una difícil gobernabilidad en la que Macron no ha dicho su última palabra

Aunque el Nuevo Frente Popular ha quedado como la primera fuerza en la Asamblea Nacional, la coalición presidencial contempla pactar con la derecha e impedir un Ejecutivo progresista.

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El líder de La Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, celebra los resultados del Nuevo Frente Popular en las elecciones legislativas. — Andre Pain / EFE

parís,

Tras un domingo de fuertes emociones en Francia, sobre todo para los simpatizantes de izquierdas, llegó un lunes de digestión electoral. La segunda vuelta de las elecciones legislativas tuvo un desenlace inesperado. El Nuevo Frente Popular (NFP) —la alianza unitaria de las izquierdas— terminó como primera fuerza de la Asamblea Nacional y cuenta con opciones de gobernar, aunque se quedó lejos de la mayoría absoluta (289 escaños). Una clara mayoría del electorado galo se movilizó para impedir la llegada al poder de la ultraderecha de Marine Le Pen. Pese a su condición de favorita en los sondeos, la Reagrupación Nacional fue derrotada en buena parte de las más de 450 circunscripciones (de un total de 577) en que se presentaba.

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La Reagrupación Nacional, favorita en sondeos, perdió en la mayoría de sus circunscripciones

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El NFP desmintió los sondeos que lo daban como segundo. Compuesta por la Francia Insumisa, el Partido Socialista, los verdes y los comunistas, esta alianza unitaria ha obtenido 182 diputados. A ellos se sumarán probablemente otros 13 representantes de izquierdas que no se presentaron con la etiqueta del NFP. Por detrás de la coalición progresista, se encuentran los partidos afines al presidente Emmanuel Macron, con un total de 168, es decir, 82 menos de los que disponían hasta ahora. El partido de Le Pen pinchó quedando tercero con 143 escaños. Fue un resultado muy inferior a lo pronosticado por los sondeos, que le daban más de 200.

"Nuestro pueblo ha descartado claramente la peor solución para él. Esta noche, RN se encuentra lejos de haber obtenido la mayoría absoluta", se felicitó Jean-Luc Mélenchon, líder de la Francia Insumisa ante centenares de simpatizantes eufóricos delante del restaurante de la Rotonda de Stalingrado, donde pasó la noche electoral esta formación afín a Sumar o Podemos. Recibieron el anuncio de los resultados como si Kylian Mbappé hubiera marcado en el último minuto en la final de un Mundial.

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Macron temporiza y deja pasar el tiempo

"Pido a todos aquellos que fueron desautorizados tres veces (europeas y en las dos vueltas de las legislativas) que reconozcan su derrota y les pido que el año que viene no mezclen sus votos con los de la extrema derecha", declaró el secretario general del Partido Socialista, Olivier Faure, refiriéndose al partido de Macron. La maniobra de convocar estos comicios anticipados le ha salido como un tiro por la culata al presidente. La coalición macronista Juntos no solo ha perdido 82 respecto a los 250 diputados que tenía hasta la disolución de la Asamblea el 9 de junio, sino que también ha pasado de primera a segunda fuerza.

Tras el fracaso de Le Pen y la victoria de la izquierda, ¿quién gobernará en Francia?

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La tradición política en la Quinta República consiste en que la primera fuerza termine gobernando. Normalmente, esta solía haber superado la mayoría absoluta o bien se encontraba cerca. El sistema electoral galo fue ideado para un modelo bipartidista, pero actualmente el país se divide en tres bloques: la izquierda, la ultraderecha y el centro-derecha de Macron. Esto se ha visto reflejado en un Frente Popular que terminó primero, pero le faltan unos 90 escaños para llegar al umbral de 289. Se trata de una distancia notable, aunque los otros dos bloques (macronismo y lepenismo) aún están más lejos de ese umbral y difícilmente puede pactar entre ellos.

Aprovechando este Parlamento tan fragmentado, ¿Macron intentará mantener las riendas del Gobierno con un primer ministro afín? ¿O bien nombrará al nombre que proponga el Frente Popular? El presidente no hizo declaraciones el domingo por la noche, tampoco este lunes. El Elíseo indicó que el mandatario "tomará las decisiones necesarias", una vez haya quedado "estructurada" la nueva Asamblea. La legislatura, tras los frenéticos comicios, arrancará el 18 de julio. La elección del presidente de la Cámara Baja resultará reveladora sobre la existencia (no) de mayorías alternativas a la del Frente Popular.

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La decisión este lunes del presidente de no aceptar "al menos de momento" la dimisión del primer ministro, Gabriel Attal, apunta que esta situación podría alargarse. Según apuntaron fuentes del Elíseo a medios internacionales, entre ellos Público, el gabinete presidencial considera que hace falta un tiempo de digestión electoral, ya que no hubo ningún ganador claro. Entiende que solo gobernará aquel que llegue a acuerdos con otras fuerzas.

“No vamos a implicarnos” en ninguna “gran coalición”

De hecho, el macronismo está dividido respecto a la estrategia a seguir. Por un lado, el ministro del Interior, Gérald Darmanin, apuesta por un giro aún más a la derecha y buscar un pacto con Los Republicanos (LR, afines al PP), a pesar de que eso no entusiasma a la cuarta fuerza parlamentaria (60 diputados). Por el otro, Attal, quien seguirá como diputado si finalmente deja la jefatura del Gobierno, parece decantarse por estrechar los vínculos con los sectores moderados del PS.

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Macron enfrenta un Parlamento fragmentado y posibles acuerdos para formar gobierno

"No vamos a implicarnos en ninguna coalición entre fuerzas contrarias que suponga prorrogar las políticas macronistas", defendió Faure, cuya apuesta por una alianza unitaria de la izquierda ha resucitado al PS. Él mismo indicó que el Frente Popular debe proponer "a lo largo de esta semana" a un candidato como primer ministro. A diferencia de la coalición NUPES, dominada por la Francia Insumisa, en la nueva Asamblea tendrán prácticamente el mismo peso el grupo parlamentario de los insumisos y el de los socialistas. De esos equilibrios internos no solo puede depender la elección del primer ministro, sino también la cohesión interna de la alianza progresista.

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Los principales dirigentes de los partidos de la alianza progresista se reunieron el lunes por tarde para acordar los pasos a seguir los próximos días. La principal discrepancia entre los insumisos, socialistas, verdes y comunista se debe al nombre del potencial 'premier'. A la Francia Insumisa le gustaría que fuera Mélenchon o bien alguno de los escuderos del veterano dirigente, como Manel Bompard o Clémence Guetté. Las otras formaciones preferían que el nombre saliera de sus filas. También hubo rumores sobre la designación de alguna figura de la sociedad civil como Laurent Berger, el ex secretario general de la CFDT y uno de los sindicalistas que impulsaron el año pasado las multitudinarias protestas contra la impopular reforma de las pensiones.

Si llegan a un acuerdo sobre el futurible primer ministro, eso aumentará la presión sobre Macron. El presidente, según el presidencialista sistema galo, tiene la potestad de nombrar al primer ministro. Y también depende del inquilino del Elíseo el retorno al poder o no de la izquierda.

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