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La izquierda resiste el auge ultra en el corazón de la UE a excepción de Italia

En pocos días, las fuerzas progresistas consolidan una contundente victoria en Francia y el Reino Unido.

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Miles de ciudadanos franceses celebran el pasado domingo por la noche la derrota de la ultraderecha en las elecciones legislativas francesas en la Plaza de la República, en París-. — Antonin Burat / EUROPA PRESS

Bruselas,

La movilización del frente popular de izquierdas ha servido de dique de contención para impedir que la extrema derecha aterrice por primera vez en un Gobierno en Francia. El cordón democrático resiste, pero es cada vez más fino. Las fuerzas progresistas se mantienen en Alemania y Francia, vencen en París y los laboristas regresan al poder en el otro lado del canal de La Mancha tras 14 años de reinado conservador. Poco antes, el popular Donald Tusk asumió las riendas de Polonia, en manos del PiS durante la última década. Italia es el único gobierno bajo dominio ultraderechista de entre los grandes de Europa.

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"Esta semana, dos de los mayores países de Europa han elegido el mismo camino que eligió España hace un año: rechazo a la ultraderecha y apuesta decidida por una izquierda social que aborde los problemas de la gente con políticas serias y valientes. Reino Unido y Francia han dicho SÍ al progreso y el avance social y NO al retroceso en derechos y libertades. Con la ultraderecha ni se pacta ni se gobierna", ha celebrado Pedro Sánchez, el líder socialdemócrata más fuerte ahora en Europa.

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En el motor alemán, el canciller Olaf Scholz atraviesa un momento complicado. Su coalición semáforo está bajo mínimos de popularidad y la extrema derecha de Alternativa para Alemania (AfD) le pisa los talones. De hecho, adelantó a los socialdemócratas germanos en las últimas elecciones europeas.

El Nuevo Frente Popular (182 diputados) dio la sorpresa el domingo en la segunda vuelta de las elecciones legislativas de Francia arrojando a la extrema derecha de Reagrupación Nacional, que partía como favorita, al tercer puesto con 143 sillones en la Asamblea Nacional. El delfín de Marine Le Pen, Jordan Bardella, no será el próximo primer ministro galo. Pero este lunes se ha hecho con la presidencia del grupo de los Patriotas por Europa, la formación con la que Víktor Orban busca poner en jaque la integración europea. La nueva familia soberanista cuenta ya con 84 eurodiputados, incluidos los seis de Vox, y se consolida como tercera fuerza en el nuevo Parlamento Europeo.

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Por lo pronto, las fuerzas euroescépticas están lejos de la mayoría de bloqueo -que precisa el 55% de los Estados con representación del 65% de la población- en el Consejo Europeo, la institución formada por los 27 líderes y que tiene el poder de las decisiones europeas. La socialdemocracia mantiene el poder en España, Alemania, Dinamarca y Malta y está por ver cómo se configura el nuevo gobierno francés.

Entretanto, Giorgia Meloni, la líder más fuerte en las capitales, atraviesa momentos complicados. Hace unos días, la cabeza de Hermanos de Italia fue apartada de la toma de decisión para designar los puestos de poder en la UE. Cuando todavía no se había recuperado de este golpe, sus aliados de Vox la abandonaron en la Eurocámara, cambiando a los Conservadores por el partido de Orban. Con las nuevas sumas, ECR ha descendido a la cuarta posición siendo adelantado por los Patriotas por Europa, que ascienden al podio.

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Con todo, la extrema derecha se va consolidando. Tras alcanzar el poder en Finlandia, Países Bajos o Italia y consolidar el de Hungría, el Partido por la Libertad (FPÖ) se prepara para vencer en las elecciones del próximo octubre y Le Pen, que acaba de alcanzar resultados históricos toma fuerza para su gran batalla: las elecciones presidenciales de 2017.

Alivio e inquietud

En Bruselas, la palabra que más se repite durante la resaca de la jornada electoral francesa es la de alivio. La llegada de un Gobierno euroescéptico en la segunda potencia de la Eurozona generaba mucha preocupación. El peor escenario se ha evitado. Pero en los pasillos de poder de la capital comunitaria reconocen inquietud sobre la conformación y el nuevo Ejecutivo. El mandatario europeo más vocal y primero en reaccionar fue el polaco Donald Tusk: "Entusiasmo en París, decepción en Moscú y alivio en Kiev. Lo suficiente como para estar felices en Varsovia", apuntó a través de X.

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"Una de las principales lecturas ahora para los socios europeos será la incertidumbre, la parálisis y un liderazgo político consumido en París. No hay ganadores claros (...) Al mismo tiempo, la credibilidad y el capital político de Macron se han visto minados a los ojos de los líderes europeos por su arriesgado error estratégico de llamar a elecciones. Eso debilitará una voz importante en torno a sus posturas de la UE más ambiciosas y progresistas, desde la reforma europea hasta la cooperación en materia de defensa, el apoyo a Ucrania y un rumbo más duro hacia China", analiza Jorn Fleck, experto sobre Europa del Atlantic Council.

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