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Italia, la maldición del Gobierno técnico

Italia, una vez más, se asoma a la posibilidad de tener un Gobierno provisional, algo muy recurrente en la política transalpina para solucionar los momentos de crisis.

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Matteo Salvini en el Parlamento italiano | Reuters

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La crisis del Gobierno italiano podría estar en su momento más crítico. Por esta razón, el país con forma de bota se asoma de nuevo a la posibilidad de tener, por enésima vez, un premier de transición para solucionar su crisis institucional. Este próximo martes el primer ministro, Giuseppe Conte, comparecerá en el Senado para hacer de esta crisis un caso parlamentario y no extraparlamentario, como su ministro del Interior y líder de la Liga, el soberanista Matteo Salvini; que ha hecho de la propaganda política en los medios de comunicación y en las redes sociales su modus operandi habitual sin contar demasiado con las Cámaras. Basta pensar que ha provocado una crisis política desde las mejores playas de Italia.

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Ahora bien: Gobierno técnico, Gobierno de transición, Gobierno provisonal, Gobierno con objetivo, Gobierno institucional, Gobierno de unidad, Gobierno de responsabilidad...Todos estos apellidos son los que se usarán en los próximos días en Italia ante una crisis "surrealista", tal como la define Massimo Franco, respetado analista politico del Corriere della Sera. Los rifirrafes, por ejemplo, entre Conte y Salvini roza lo grotesco al enviarse "cartas abiertas" vía Facebook ante una situación insostenible. Conte habla ya de un "comportamiento desleal", en referencia a Salvini en relación a la gestión del buque Open Arms frente la isla de Lampedusa. ¿Por qué entonces, una vez más, es posible que en Italia se dé otro Gobierno provisional?

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Un paso atrás. La actual crisis de Gobierno italiana tuvo lugar hace diez días, cuando el soberanista Matteo Salvini, líder de la Liga y socio minoritario del Ejecutivo de Conte, abandonó la anómala coalición con el Movimiento 5 Estrellas de Luigi Di Maio porque, según él, ya "no había una mayoría de Gobierno" en las Cámaras. Sin embargo, entre bambalinas, bien es conocido en Italia que el líder leguista quiere capitalizar rápidamente su 36% de los consensos según las encuestas. Más allá de eso, bien es cierto que poco tienen en común dos formaciones políticas prácticamente en las antípodas.

Los grillinos del Movimiento 5 Estrellas –llamados popularmente así en honor a su fundador, Beppe Grillo– tienen ahora mismo la llave del futuro Gobierno italiano junto al socialista Partido Democrático (PD) fracturado por las divergencias entre su secretario general, Nicola Zingaretti y el ex primer ministro Matteo Renzi. Pero haya acuerdo o no con el PD y haya elecciones anticipadas o no; Italia igualmente recurrirá con gran probabilidad a un Gobierno de transición o provisional.

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Esto significa que el país con forma de bota estaría meditando un Ejecutivo que, pase lo que pase, le permita: aprobar la nueva Ley de Presupuestos, aprobar la reducción de parlamentarios y mejorar las relaciones con la Unión Europea. Por cierto, unas relaciones algo desgastadas con el auge político de Salvini y su omnipresencia mediática al servicio del soberanismo europeo. Así pues, el M5E y el PD, aunque ambos aseguran que no tendrían problemas "para ir a las elecciones", podrían estar preparando un Ejecutivo que, desde luego, impida a Salvini hacerse con el poder inmediatamente a través de unas elecciones anticipadas.

El denominador común muy probablemente será el abandono de este Ejecutivo por parte de Giuseppe Conte

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El denominador común, a partir, de ahora, muy probablemente será el abandono de este Ejecutivo por parte de Giuseppe Conte, pase lo que pase. Esto se debe a que el actual Gobierno italiano no se podrá sostener más con la alianza entre Salvini y Di Maio. Entonces, a partir de ahora, se vislumbran tres opciones: que Conte siga con el apoyo del M5E y del PD; que Conte no siga y se nombre a otro premier nombrado por el jefe del Estado, el presidente de la República Sergio Mattarella, e igualmente apoyado por M5E–PD; o que ambos partidos no se entiendan y entonces sí se vaya a elecciones anticipadas donde, previsiblemente, Salvini sea el claro vencedor.

El primer ministro italiano Giuseppe Conte | Reuters

Con Conte o con otro primer ministro, se le suma la variable de que el próximo Ejecutivo, fruto del acuerdo entre los grillinos y el PD, esté pensado simplemente para aguantar 6 meses o para que pueda durar toda la legislatura sobre la base de una mayoría parlamentaria entre el M5E y el PD que controlarían juntos tanto en el Senado como en la Cámara de los Diputados.

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El problema es que Italia está demasiado acostumbrada a Gobiernos descafeinados, que ya sa saben que van a durar, como mucho, dos años. O, incluso peor, Gobiernos técnicos cuyo objetivo es el de restablecer el orden económico y parlamentario, renunciando a los programas políticos con principios ideológicos. La quintaesencia del Gobierno técnico italiano fue el Ejecutivo del tecnócrata Mario Monti, quien tuvo la tarea de sustituir a un Berlusconi dimisionario, a regañadientes, debido al brusco encarecimiento de la deuda pública italiana en 2011. Algo que se vió reflejado en unas altísimas primas de riesgo que superaron incluso los 500 puntos básicos a lo largo del año 2011, lo que obligó a Italia a una solución técnica.

Desde el año 2008 Italia no goza de un presidente del Gobierno que tenga la seguridad de gobernar

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Lo cierto es que, desde el año 2008 –momento en el que el ex primer ministro Silvio Berlusconi ganó sus últimas elecciones–, Italia no goza de un presidente del Gobierno que tenga la seguridad de gobernar debido a dos elementos: victoria clara en las urnas y mayoría parlamentaria. Monti, Letta, Renzi, Gentiloni, Conte: ninguno ganó unas elecciones y, sumados, llevan gobernando 8 años. Esto no significa que todos los presidentes del Ejecutivo italiano tienen que haber pasado por la victoria de unas elecciones, como muchas veces se suele pensar. Italia es una república parlamentaria, de modo que todos los Gobiernos que salgan de ella tendrán que ser el resultado de acuerdos entre los partidos.

Y donde, en última instancia, es el presidente de la República quien lo propone a un premier sin la obligatoriedad de que sea el líder más votado en unas elecciones, ya que tiene que ser el candidato que mejor pueda lograr una mayoría en el seno de las Cámaras. Italia, que suele tender a sistemas más bien proporcionales y no mayoritarios, ha tenido 65 gobiernos en 73 años. Así pues, muchas sensibilidades políticas que están obligadas a ponerse de acuerdo por el bien del país. La última esperanza, como siempre, es que aparezca un nuevo actor político que lleve a Italia hacia adelante. Aunque sea unos meses más. De forma provisional.

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