Irán emprende la represión total de los opositores
La televisión estatal estima que hay "más de una docena" de muertos. La UE condena la violencia contra los manifestantes
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Los cimientos de la República Islámica de Irán se tambalean. Para acallar un descontento que se propaga como la pólvora por todo el país, las autoridades violaron la prohibición religiosa de cometer actos violentos durante la Ashura, la festividad chií más sagrada, y ayer lanzaron una represión masiva contra los dirigentes opositores. Entre ellos, uno de los padres de la revolución y ex ministro de Exteriores, Ibrahim Yazdi, el premiado defensor de derechos humanos Emad e-Din Baghi y varios asesores de los líderes reformistas Mir Hosein Musaví y Mohamed Jatamí.
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"¿Qué le ha pasado al sistema religioso para matar a gente durante la jornada santa de la Ashura?", se cuestionaba ayer en su página web el clérigo opositor y ex candidato Mehdi Karrubí. La pregunta del ex presidente del Parlamento se suma a la conmoción del ciberespacio iraní al anunciar la televisión estatal en farsi que en los disturbios perecieron 15 personas, cifra que luego rebajó a "más de una docena". Más tarde, el Consejo Superior de Seguridad Nacional fijó en ocho el número de víctimas mortales del domingo.
"¿Qué le pasa al sistema para matar en la Ashura?", se pregunta Karrubí
"La Ashura es un día simbólico en nuestra cultura y recuerda a los inocentes que fueron asesinados por un villano", explica Fatemeh Ha-ghighatjoo, ex parlamentario iraní. El Gobierno ha evitado siempre llevar a cabo ejecuciones en estas fechas e incluso durante la guerra con Irak la violencia disminuía. "Matar a gente durante la Ashura muestra hasta dónde está dispuesto a llegar Jamenei para reprimir las protestas", añade Haghighatjoo.
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El uso de la violencia ha irritado a sectores tradicionales, sumándolos a una movilización popular protagonizada hasta ahora por los jóvenes. Así, en barrios conservadores del sur de Teherán se han visto por primera vez calles llenas de símbolos verdes, el color de la oposición.
Los familiares del sobrino de Musaví dicen que el cuerpo ha desaparecido
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La muerte que ha provocado un mayor revuelo ha sido la de Seyed Alí Musaví, sobrino del líder opositor. Su asesinato, a diferencia de los demás, parece tener un fin político: lanzar una advertencia a su tío. Así lo asegura en su web el cineasta Mohsen Makhmalfab, amigo de la familia. Musaví "fue primero atropellado por un vehículo (...) del que salió el hombre que le disparó", escribe Makhmalfab, según The New York Times. La familia ha sido advertida contra la celebración de un funeral, agrega.
Tanto si quieren respetar la orden gubernamental como si no, los familiares de Musaví tendrán que esperar. Ayer se desplazaron a primera hora al hospital Ibn Sina para recoger su cuerpo, pero este había desa-parecido de la morgue. "Se han llevado el cadáver de mi hermano y no sabemos dónde está (...). Nadie se responsabiliza de su desaparición", denunció Reza Musaví.
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La noticia atrajo a centenares de simpatizantes a las puertas del hospital, que pidieron la entrega del cuerpo y volvieron a corear consignas antigubernamentales antes de que la Policía los dispersase con gases lacrimógenos.
El Gobierno aduce que los cadáveres han sido enviados a los forenses
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Horas más tarde, el Gobierno iraní desveló dónde estaba el cuerpo: en manos de los forenses. "Su cadáver y el de los otros muertos en los disturbios en Teherán han sido guardados para completar la investigación policial, realizarles la autopsia y encontrar nuevas pistas sobre este suceso sospechoso", afirmó la agencia estatal Irna, calificando a los opositores de "mentirosos".
La UE condenó ayer, como lo había hecho el día anterior EEUU, "la represión mediante la fuerza bruta y las detenciones arbitrarias". En un comunicado pidió que se respete "la libertad de expresión y el derecho a manifestarse".