Este artículo se publicó hace 9 años.
Hungría levanta otra valla, esta vez en la frontera con Croacia
El primer ministro húngaro justifica la violenta actuación policial contra los refugiados y anuncia la ampliación del "estado de crisis" a otras dos provincias fronterizas, lo que permite intensificar los controles y registros a los solicitantes de asilo
BUDAPEST. - El primer ministro de Hungría, Viktor Orban, ha anunciado este viernes el inicio de la construcción de una valla en la frontera con Croacia para bloquear el paso a los miles de solicitantes de asilo que se dirigen al centro de Europa. La alambrada tendrá, en su primer tramo, 41 kilómetros de longitud que se suman a los 175 de la construcción ya erigida en la frontera con Serbia y a la prevista junto a Rumanía.
Hungría selló el pasado 15 de septiembre su frontera con Serbia, por lo que miles de refugiados se han visto obligados a modificar su ruta vía Europa Occidental, para pasar por Croacia y Eslovenia. Las obras de la nueva valla han comenzado de madrugada y el Gobierno ha ordenado el despliegue de cientos de militares y policías para proteger los trabajos de construcción.
"Defenderemos las fronteras del país. No era esto a lo que nos preparábamos en los últimos 20 años, no queríamos un mundo así" dice Orban
El anuncio de la construcción se une a la última medida del Ejecutivo húngaro, que ha declarado el "estado de crisis por inmigración masiva" en otras dos provincias fronterizas, con Eslovenia y en parte con Austria. Con la inclusión de las provincias de Zala y Vas ya son seis en donde se ha declarado este estado de excepción que durará medio año, con posibilidad de prologarlo, durante los cuales se dota al Ejército y a la Policía de mayores poderes para intensificar los controles y registros a los solicitantes de asilo.
"Defenderemos las fronteras del país. No era esto a lo que nos preparábamos en los últimos 20 años, no queríamos un mundo así", ha declarado Orbán en una entrevista a la radio pública Kossuth. "Debemos implementar las mismas medidas que en la frontera con Serbia", ha proseguido.
Orban defiende que Hungría cumple con las Convenciones de Ginebra y el resto de normas internacionales sobre el trato a los refugiados, a pesar de las críticas vertidas desde la comunidad internacional contra Budapest. Sin ir más lejos, el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Zeid Raad al Hussein, ha acusado el Gobierno húngaro de comportarse de forma "xenófoba" y "antimusulmana" en su respuesta a la crisis de los refugiados y advirtió de que está cometiendo "claras violaciones de las leyes internacionales".
"Las imágenes de mujeres y niños atacados con gases lacrimógenos y cañones de agua en la frontera de Hungría con Serbia son verdaderamente impactantes", ha dicho Al Hussein después de que la Policía húngara dispersara por la fuerza a los refugiados que querían entrar en el país por el cruce fronterizo de Horgos.
El primer ministro húngaro justifica la violenta actuación de la Policía argumentando que los agentes respondieron a "inmigrantes armados"
Sobre ello, Orban ha intentado justificar la violenta actuación policial argumentando que los agentes respondieron a los "inmigrantes armados" que trataron de atacar el país. "Sabemos quienes han organizado el ataque contra el Estado húngaro desde territorio serbio", ha asegurado el primer ministro, agregando que las autoridades magiares han interceptado un supuesto terrorista, aunque sin dar más detalles al respecto.
Orban defiende que son las mafias quienes deciden las rutas, no los refugiados, por lo que frente a los controles instaurados en el centro de Europa es previsible que los inmigrantes busquen nuevos caminos ─por ejemplo, a través de Croacia─ para llegar a su destino: Alemania y Escandinavia, donde les ofrecen mejores condiciones de asilo.
Por último, ha aclarado que no está "satisfecho" con la construcción de vallas fronterizas porque no han logrado el objetivo, que es frenar la llegada masiva de personas procedentes de los conflictos en Oriente Próximo y el Norte de África. Al respecto, ha confiado en que la nueva legislación húngara, que ha entrado en vigor esta semana y que impone penas de hasta cinco años de cárcel para quienes entren ilegalmente en el país, sirva a este fin.
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