"Goudou, goudou", repite con desparpajo Redji, tres años recién cumplidos, cuando se le pregunta por el terremoto de Haití de hace un año. Goudou, goudou es la palabra con la que los haitianos identifican el sonido que se escuchó en Puerto Príncipe cuando se abrió la tierra. El pequeño Redji sabe bien de lo que habla: durante tres días permaneció sepultado bajo los escombros, sin comer ni beber, atrapado entre el cadáver de su abuela, que lo sostenía en brazos. Su rescate fue posible gracias, entre otros, a un grupo de bomberos de Castilla y León. La foto del pequeño en brazos del bombero vallisoletano Félix del Amo dio la vuelta al mundo y fue utilizada como imagen durante todo el seguimiento del seísmo por el periodista Larry King en su programa de la CNN. La fotografía también ilustra la cabecera del especial sobre Haití de Público en la web y fue portada en su día de la mayoría de periódicos españoles. "Redji no se acuerda de nada, tenia dos años. Con el terremoto, su abuela, ya muerta, lo agarraba así, con las dos manos", explican Reginald y Plaisir Claude, sus padres, una pareja de clase media que lo perdió todo ese día, también a Marvou, su otro hijo de 8 años y de cuya fotografía Redji no se separa. Ahora, están viviendo en casa de un amigo. El padre trabaja en una empresa y la madre no tiene empleo. El encuentro con este diario se produce en unas tiendas de campaña cercanas a la iglesia evangélica a la que pertenecen. A Redji le gustan Messi y el F.C. Barcelona y juega con una niña de su edad a hacer que hablan por teléfono y que de repente viene el goudou goudou. Redji, en su juego, grita y patalea como si temblara de nuevo la tierra. Ese día, el 12 de enero de 2010, sus padres estaban fuera de casa. Él y su hermano se habían quedado al cargo de su abuela y en el inmueble había además otros dos familiares. Todos menos Redji murieron y los cadáveres no fueron recuperados hasta cinco meses después."La casa, de tres plantas, estaba totalmente aplastada, empecé a gritar y nadie contestaba. Pasaron los días, me desesperaba, nadie me ayudaba. Un día regresé a las ruinas, un vecino me dijo que había oído algo; volví a llamar a Redji y le escuche decir "siiiiii" muy bajito", recuerda su padre. Ese mismo sonido, "parecido al del maullido de un gato", es el mismo que recuerda que escuchó Óscar Vega, el bombero español que le sacó de los escombros. Óscar, junto a otros dos compañeros, han viajado estos días a Haití con una productora que está rodando un documental y que les ha hecho firmar un contrato de exclusividad para que no revelen donde está el menor. "Pasó tres días entre cadáveres, de ahí le pueden venir las infecciones",Pero antes de que llegaran los bomberos, Reginald se puso como un loco a quitar piedras con sus manos, que quedaron ensangrentadas. "Estaba muy cansado, con las manos destrozadas y sin material para quitar las losas, menos mal que al poco tiempo aparecieron los bomberos", recuerda el padre. De aquella pesadilla, a Redji le quedó una herida en la rodilla y una infección al final de la espalda. "Pasó tres días entre cadáveres, de ahí le pueden venir las infecciones", señala su padre. Pero eso ya forma parte del pasado. El pequeño celebró el pasado 10 de enero su tercer cumpleaños. Y el 16, el día en que los bomberos lo rescataron, ya forma parte también del calendario de celebraciones.