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Gbagbo se atrinchera en el búnker y Ouattara lanza su "ataque final"

La Corte Penal Internacional investigará "las matanzas sistemáticas o generalizadas" en Costa de Marfil

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El presidente saliente de Costa de Marfil, Laurent Gbagbo, decidió éste miércoles vender caro su pellejo y se atrincheró en un búnker de su residencia de Abiyán, negándose a firmar la declaración escrita de renuncia que le exige París y la ONU. Por ello, los combates con armas pesadas se reanudaron esporádicamente entre los últimos defensores del dictador y las fuerzas del presidente electo Alassane Ouattara. Francia prefirió cesar su intervención armada directa del día anterior.

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El contexto de máxima tensión obligó a Ouattara a repetir en varias ocasiones que, en caso de captura de su rival, lo quiere vivo y no muerto. Desde La Haya, la Fiscalía de la Corte Penal Internacional anunció que va a abrir una investigación preliminar sobre "matanzas cometidas de forma sistemática o generalizada" en Costa de Marfil, algo que, en caso de empate político y militar, puede inquietar tanto al presidente saliente como al entrante, dada la práctica generalizada de crímenes en el enfrentamiento civil.

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París da por roto el diálogo, pero la ONU sigue negociando una rendición

La situación en Abiyán, la capital económica del país con cuatro millones de habitantes, era tensa a lo largo de la jornada. Los cañones volvieron a hablar, desmintiendo con estruendo las prisas con que París había anunciado, un día antes, que Gbagbo capitulaba y que las negociaciones iban por buen camino.

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Las fuerzas de Ouattara, hombre de negocios con una extensa red de contactos en Occidente de los dos lados del Atlántico, lanzaron por la mañana lo que consideraban como el "ataque final" contra la residencia presidencial. Suponen que Gbagbo se encuentra en un búnker bajo el edificio. "Vamos a la residencia a buscarlo para poner fin a esta comedia y sacarlo de su agujero. E iremos a todos los lugares donde hay bolsas de resistencia", clamó Sidiki Konaté, portavoz de Ouattara.

Durante varias horas, reinó el estruendo de los disparos de artillería pesada, en torno a la residencia y en otros puntos de la urbe. Pese a ello, la ONU seguía asegurando que prosiguen las negociaciones para una rendición de Gbagbo, en la que reconocería la supuesta validez de la elección de Ouattara en noviembre pasado, que ha sido reconocida por la comunidad internacional.

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El presidente electo da órdenes de que su enemigo sea capturado con vida

Por el contrario, el ministro francés de Exteriores, Alain Juppé, afirmó que las negociaciones parecían rotas: "Las condiciones fijadas por el presidente Ouattara son claras: exige que Gbagbo acepte su derrota y reconozca la victoria del presidente legítimamente electo. Ahí estamos hoy y, desgraciadamente, las armas vuelven a hablar".

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Francia, después de haber intervenido con fuego aéreo el martes, prefirió bajar las armas. Quizá porque cuando llegó a dictar condiciones a la rendición y a reconocer que pilotaba una "reconciliación nacional", se alzaron varias voces críticas. Rusia dijo que iba a investigar la legalidad de los bombardeos franceses anti-Gbagbo y Suráfrica empezó a acercar un segundo navío de guerra hacia Costa de Marfil. "No me acuerdo de haber dado ningún mandato a nadie para un bombardeo aéreo en Costa de Marfil. No apoyamos por la fuerza algo que no hemos votado", explicó la ministra de Exteriores surafricana, Maite Nkoana Mashabane. Un periodista especializado de gran prestigio, Antoine Glasser, señaló que probablemente Gbagbo optará por aparecer "como el hombre que resiste al poder colonial".

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