Este artículo se publicó hace 13 años.
El G-8 da un apoyo a la carta a las revoluciones en los países árabes
División sobre las medidas de presión que se deben aplicar contra el régimen libio de Gadafi
El G-8, directorio mundial de las siete principales potencias del primer mundo más Rusia, vacilaba ayer a la hora de brindar un apoyo directo y franco a los ciudadanos protagonistas de las revoluciones democráticas árabes. Más allá de una declaración y de un paquete de ayuda mínimo, probablemente sólo bellas palabras saldrán hoy de la cumbre iniciada ayer.
Según el último borrador de declaración disponible ayer en París, a unos 200 km de la ciudad de Deauville convertida en fortaleza G-8, los Ocho evocarán una "asociación duradera" con Túnez y Egipto, los dos países donde los ciudadanos derribaron a tiranías hasta entonces sostenidas abiertamente por París, Washington y Londres, entre otras capitales.
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Los Ocho reconocerán la existencia de una "transición democrática" en curso en esos países. Más allá, "renuevan su compromiso en apoyar las reformas democráticas en todo el mundo y en responder a las aspiraciones por la libertad y el empleo, especialmente de las mujeres y de la juventud", señalan en el borrador.
"La democracia es el mejor camino hacia la paz, la estabilidad, la prosperidad, el crecimiento compartido y el desarrollo", dice el texto.
Difícil ir más lejos, sobre todo en un momento en que los líderes europeos evitan cuidadosamente evocar la presencia en plazas, masivamente en España, de forma incipiente en Grecia y Francia, de jóvenes indignados.
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El G-8 sigue a rebufo, más que precede, la movilización demócrata de la juventud en la zona euromediterránea y en la península arábiga. Y también en cuestiones de dinero parece que arrastra los pies. Los dirigentes de Túnez y Egipto, huéspedes de los Ocho, han reclamado sumas importantes para el desarrollo y para las jóvenes democracias. El Cairo estima que necesita entre 10.000 y 12.000 millones de dólares antes de un año, y Túnez cifra en 25.000 millones lo necesario en los próximos cinco años.
La UE, tradicional suministrador de fondos de naturaleza política en su vecindario, registra fuertes tensiones presupuestarias. Y ningún socio ha pensado en exigir una contribución, en forma de tasa, de quienes sí tienen finanzas sanas: los grupos multinacionales que operan en esos países.
Otros dos obstáculos ponían coto a la fe democrática de Nicolas Sarkozy, Barack Obama y David Cameron: Yemen y Bahrein. En Yemen, los Ocho se limitaron a expresar su deseo de que el presidente Alí Abdalá Saleh se aleje del poder, por ser el "causante del callejón sin salida" actual, indicó París.
Bahrein, un Gobierno aliado y estratégico para Wa-shington que ha reprimido con extrema dureza a los demócratas, con ayuda de Arabia Saudí, no fue citado ayer.
Siria y Libia también concentraban la atención en la cena. El borrador simplemente pediría a Damasco que "cese el uso de la fuerza y la intimidación". Rusia amenaza con bloquear una posible resolución en el Consejo de Seguridad de la ONU.
Presión sobre GadafiRespecto a Libia, Nicolas Sarkozy pareció querer mostrar flexibilidad en un punto: "No decimos que Gadafi debe exiliarse", dijo. Pero luego, confusamente, reclamó que "de entrada, Gadafi diga que deja el poder". Porque así "luego nos ocuparemos de la dirección, del billete de avión e incluso de la clase de los asientos del avión". Cosa que podría permitir pensar que Sarkozy mueve los hilos de la Corte Penal Internacional.
Las diferencias entre Washington, de un lado, opuesto a aportar más medios a la escalada militar en Libia, y, de otro, Londres y sobre todo París (que ya envía helicópteros de ataque táctico), eran, no obstante, uno de los puntos con roces en la mesa de discusión.
Hoy, el G-8 vivirá un momento casi idílicamente consensual. Tras "renovar una asociación sólida con África" que (al parecer) ha existido desde siempre, los mandatarios acogerán a "los presidentes democráticamente electos de Costa de Marfil, Guinea Conakry y Níger". Así, el marfileño Alassane Ouattara queda exonerado de explicarse sobre el informe del miércoles de Amnistía Internacional que señala que sus tropas cometieron "matanzas, violaciones y caza de hombres" durante la toma del poder.
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