Este artículo se publicó hace 14 años.
Francia usó a sus soldados como cobayas nucleares
Una prueba en Argelia en 1961 puso en peligro a los reclutas
El debate por la indemnización de las víctimas de los ensayos nucleares franceses entre 1960 y 1996 se inflamó de nuevo ayer, al ser aireado un documento que detalla uno de esos tests atómicos. El efectuado en el Sáhara argelino el 25 de abril de 1961. El informe, clasificado como secreto de defensa, relata cómo, sólo minutos después del estallido de la bomba en el marco de la prueba atómica llamada Gerboise Verte, al menos 155 reclutas fueron enviados por sus mandos a maniobrar a pie por la zona. Cobayas en los que se podría "estudiar los efectos fisiológicos" de la bomba.
El diario Le Parisien publicó ayer la noticia como "exclusiva". Pero en realidad, el documento oficial, probablemente elaborado en 1996, ya había sido revelado hace unas semanas por la revista especializada Damoclès, ligada a círculos militares pacifistas.
Un informe militar clasificado describe los riesgos a los que fueron expuestos
La noticia de ayer reabrió, sin embargo, el debate sobre los ensayos franceses, y eso cuando el Gobierno pretendía haberlo cerrado con una tibia ley de indemnización a las víctimas del átomo galo, que fue promulgada el 5 de enero pasado.
El debate arreció porque lo que dice el informe oficial es escalofriante. El 25 de abril de 1961, los altos mandos franceses, después de sus dos primeros ensayos en Reggane, en el Sáhara argelino, querían ver si podían enviar soldados a combatir y a tomar posiciones a sólo unos metros de la explosión, pocos minutos después.
Para eso prepararon otro ensayo, el de la Gerboise Verte. Mientras los mandos permanecían en el interior de los blindados, enviaron a los reclutas a pie con simples máscaras antipolvo, para facilitarles los movimientos. Los soldados participantes en la Maniobra Garigliano, en su mayoría procedentes del 12º Regimiento Acorazado de Tübingen en Alemania, operaron así a 650 metros del punto de impacto. "Los uniformes especiales sólo daban una protección muy relativa", reza el informe, publicado por Damoclès.
Las asociaciones de víctimas critican la política de indemnizaciones
Según la versión de la revista con copias de los documentos, los mandos sabían que la radiactividad subió "de uno a cinco roentgens por hora", lo que significa que se expuso a los hombres, en cada hora de operación, a un nivel de radiación entre nueve y 45 veces superior a lo que hoy se acepta en todo un año.
El ministro de Defensa, Hervé Morin, afirmó ayer que parte de ese informe ya había sido revelado en un documento oficial en 2007, aunque excluía partes importantes. Además, prometió "toda la transparencia", y recordó la ley de indemnización propuesta por el Gobierno.
Pero las asociaciones de víctimas denuncian que en los decretos de aplicación de la ley se limitan los derechos a indemnización. Y subrayan que se impide totalmente un seguimiento médico colectivo de la gente expuesta a la radiactividad.
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