Este artículo se publicó hace 2 años.
Explota el drama humanitario en la frontera entre Ucrania y Polonia
Decenas de miles de personas cruzan hacia la Unión Europea escapando de los combates que se extienden por cada vez más partes de Ucrania. Los hombres no pueden salir del país porque están llamados a filas para luchar contra los rusos. Polonia se vuelca con los refugiados y les da cobijo.
Pablo González
Przemysl (Polonia)-
En las últimas 24 horas unas 50 mil personas han entrado en Polonia huyendo de los combates que vive Ucrania por la invasión rusa. Se espera que esta cifra aumente significativamente en los próximos días según se vayan acercando las tropas rusas al oeste de Ucrania. El drama humanitario está encontrando respuesta, por ahora, en la sociedad y las autoridades polacas.
Con el espacio aéreo cerrado por la destrucción de los aeropuertos, los combates aéreos y la continua actividad de las defensas antiaéreas, a la población solo le queda salir por tierra para evitar ser alcanzados por los disparos, las bombas y lo ataques. Lo hace mayoritariamente por carretera y por ferrocarril y este éxodo está condicionado por las largas esperas, la confusión y el propio estado de guerra que vive Ucrania. Los hombres entre 18 y 55 años no pueden salir porque están llamados a filas por la movilización general decretada por el presidente Zelenski.
La rapidez del avance ruso ha provocado que cada vez más ucranianos decidan salir del país. El viaje no es sencillo y, dadas las condiciones extraordinarias, puede durar más de un día si se parte del centro o este del país. Hay colas kilométricas en los principales puestos fronterizos. A pesar de que las autoridades polacas han relajado al máximo las normas para entrar en el país, las ucranianas parece que no han hecho lo mismo.
Si normalmente el acuerdo entre la UE y Ucrania establece que los ciudadanos ucranianos necesitan un pasaporte biométrico para poder cruzar la frontera, Polonia ha eliminado todas las limitaciones. Ahora lo ucranianos pueden entrar sin aportar documento alguno y esta liberalización se aplica también a sus mascotas. Ni siquiera la covid-19 es un problema, no hace falta aportar certificados de vacunación o de otro tipo. Una vez en Polonia, el trato que reciben los refugiados está cuidado en casi cada detalle: reciben comida caliente, ropa y productos de higiene de primera necesidad, como pañales para los bebés y se les proporciona alojamiento temporal. Además, las autoridades polacas han decretado dos meses de tren gratuito por todo el territorio del país en un operativo de apoyo que incluye la labor de bomberos, militares, policías, Cruz Roja y otros servicios.,
No ha sido menor la solidaridad de los polacos de a pie. Multitud de personas ayudan de forma desinteresada, ofrecen sus hogares para alojamiento temporal de los refugiados. Así Marcin, un ingeniero que vive junto a su esposa y su hija, ha puesto a disposición uno de los cuartos de su apartamento para quién lo pueda necesitar. Otros ofrecen transporte gratuito desde la frontera hasta alguna ciudad polaca o incluso al extranjero, como Jakub que contribuye con dos espacios en su vehículo para viajar hasta Bélgica.
En cuanto al cuidado de la salud, las autoridades han anunciado que darán tratamiento gratuito a quienes lo necesiten, incluso si son casos de cirugía de reconstrucción o estética, en previsión de los heridos de guerra. Esta preocupación por los heridos que puedan provocar los combates ha llevado al Gobierno polaco a activar varios trenes medicalizados. Muchos polacos también se han ofrecido para donar sangre, aunque por el momento no se ha solicitado este tipo de ayuda.
El drama humano
Todos estos esfuerzos ayudan, pero el drama humano ya está muy presente y aumenta día a día. La mayoría de los que llegan a Polonia son familias separadas por la guerra, puesto que los hombres se han quedado voluntariamente u obligados por el Gobierno de Ucrania para luchar contra el invasor ruso. Por ello, la mayoría son mujeres y niños que cruzan la frontera con pesadas bolsas o arrastrando maletas. Se les observa pendientes de sus teléfonos, informándose de las últimas noticias, contactando con sus familiares.
"Estamos solos, ayudad con lo que podáis"
Algunas mujeres no pueden aguantar las lágrimas, ya sea por el cansancio del viaje, por la ira o por la tristeza, piden ayuda para su país, como Olga: "Estamos solos, ayudad con lo que podáis, necesitamos armas", lamenta antes de romper en llanto. Es una imagen que se repite. Además con cada hora que pasa, más variada es la procedencia de los ucranianos. Las primeras horas venían de Lviv y alrededores, pero, tras dos días de combates, cada vez hay más gente de otras regionales, especialmente de la asediada capital, Kiev.
La situación no invita al optimismo, como se refleja en cada nuevo parte de guerra y en los rumores que van llegando sobre el acercamiento de las tropas rusas a la frontera ucraniana con la UE. El alcalde de Lviv, Sadovoi, denunciaba la presencia militar rusa en la región, pero luego fue desmentido por los servicios de seguridad ucranianos. Parece que esa supuesta presencia rusa cercana no fue otra cosa que varios helicópteros que atacaron objetivos ucranianos al este de Lviv.
Estos hechos hacen previsible que la marea humana no haya hecho más que empezar. El Gobierno de Polonia reconoce que podría acoger entre uno y cuatro millones de refugiados a causa de la guerra. Ahora se preparan para abrir un centro logístico para la ayuda humanitaria en la zona de Lublin. En la crisis migratoria de 2015-2016 Polonia se negó a acoger ni un solo migrante procedente de Oriente Medio, ahora se vuelca con sus vecinos ucranianos.
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