Éxodo armenio desde Nagorno Karabaj bajo el temor a una masacre étnica
Los armenios de Nagorno Karabaj afrontan una grave crisis humanitaria si no llega a tiempo la ayuda internacional y no se garantiza su seguridad tras la recuperación militar de esa región por Azerbaiyán.
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El Gobierno de Armenia se prepara para recibir a decenas de miles de refugiados procedentes de Nagorno Karabaj bajo la amenaza de una nueva limpieza étnica. Ese enclave, de etnia armenia y soberanía azerbaiyana, mantuvo durante más de tres décadas su autonomía por medio de las armas y con el apoyo del ejército armenio, hasta que la semana pasada fue recuperado por Azerbaiyán en una operación militar relámpago.
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Ya son varios miles los karabajíes de origen armenio que han cruzado la frontera hacia Armenia, después de que el ejército azerbaiyano desbloqueara el corredor de Lachin, que enlaza la autoproclamada república de Artsaj con el territorio armenio y que estaba cerrado por los militares desde diciembre de 2022.
El miedo es comprensible en la población de etnia armenia de Artsaj-Nagorno Karabaj, pues un nuevo bloqueo por las fuerzas azerbaiyanas de este paso natural hacia Armenia taponaría la ruta principal de escape de los refugiados.
"Nuestra gente no quiere ser parte de Azerbaiyán. El 99 por ciento prefiere dejar nuestras tierras ancestrales", explicó a la agencia Reuters David Babayan, asesor de la Presidencia de la separatista Nagorno Karabaj.
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La situación podría cambiar, a peor, en cualquier momento
El hasta ahora presidente de Nagorno Karabaj, Samvel Shahramanián, ha indicado que quien quiera podrá abandonar el territorio independentista y dirigirse a Armenia. El primer ministro armenio, Nikol Pashinian, ha calculado en no menos de 40.000 los armenios étnicos que podrían dejar el también llamado Alto Karabaj.
Pashinian cree que aún no hay una amenaza directa sobre la población karabají, aunque eso "podría cambiar en cualquier momento". El líder armenio ha señalado que la prioridad de su Gobierno no es tanto atender a una llegada masiva de refugiados, sino garantizar que puedan continuar sus vidas en Nagorno Karabaj si así lo desean, "sin miedo y con dignidad". Algo bastante difícil en estos momentos.
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La situación es muy complicada en Stepanakert, la capital de Nagorno Karabaj. La portavoz del hasta ahora Gobierno proarmenio de la región, Armine Hayrapetyan, ha advertido sobre ese alto riesgo de una masacre por las tropas azerbaiyanas.
Décadas de odio étnico
En Nagorno Karabaj rige un endeble alto el fuego, después de esa campaña de 24 horas lanzada por el ejército azerbaiyano y que dejó al menos 200 muertos el pasado 19 de septiembre.
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Este territorio de unos 4.400 kilómetros cuadrados y unos 120.000 habitantes permaneció durante más de tres décadas y tras varias guerras bajo el control de autoridades separatistas monitorizadas por Ereván. Internacionalmente nunca fue reconocida la secesión de Azerbaiyán.
Nagorno Karabaj es uno de los polvorines del Cáucaso y podría estallar de nuevo en cualquier momento
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Décadas de odios, enfrentamientos armados, matanzas, desplazamiento forzoso de civiles armenios y azeríes (también por la ocupación por el ejército armenio de distritos azerbaiyanos), están contenidos por ese frágil alto el fuego. Nagorno Karabaj es uno de los polvorines del Cáucaso y podría estallar de nuevo en cualquier momento si no garantizan la paz los países interesados, no solo Armenia y Azerbaiyán, sino también Rusia, Turquía, Irán, Israel y ahora Estados Unidos.
Incluso sin un estallido de violencia, la situación en Stepanakert es muy difícil. Según Hayrapetyan, "no hay electricidad, gas, comida, combustible, Internet ni conexión telefónica" y muchos habitantes se esconden en los sótanos ante el temor de un ataque de las tropas azerbaiyanas contra la población civil destinado a provocar su huida hacia Armenia.
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HRW advierte sobre la crisis humanitaria en ciernes
Según el director de Human Rights Watch para Europa y Asia Central, Hugh Williamson, "los civiles en Nagorno Karabaj se enfrentan a una terrible crisis humanitaria, con una incertidumbre grave sobre su futuro". Williamson ha explicado que, aunque las autoridades azerbaiyanas se han comprometido a que sean respetados todos los derechos individuales, sin embargo, "es difícil tomarse esto al pie de la letra después de estos meses de duras dificultades y décadas de conflicto".
Los pocos camiones de ayuda humanitaria enviados por el régimen azerbaiyano a Stepanakert de nada sirven si la población está aterrada ante la presencia de soldados y los crecientes rumores sobre represalias y torturas. Según HRW, podría creerse que Bakú en realidad pretende que la miseria obligue a los armenios étnicos a abandonar ese territorio.
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Muchas familias de armenios karabajíes están separadas y miles de personas se han dirigido ya hacia las zonas controladas por las fuerzas de paz rusas. A pesar de tener ese mandato para garantizar la estabilidad de la región desde el alto el fuego de noviembre de 2020, las tropas rusas estacionadas en Nagorno Karabaj no hicieron nada para impedir la ofensiva azerbaiyana del martes.
El miedo crece en Nagorno Karabaj y también en Armenia
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En estas circunstancias y a la espera de que se preste atención a esta crisis en Europa, donde todos los pensamientos y acciones están en Ucrania, el miedo crece en Nagorno Karabaj y también en la propia Armenia, ante la superioridad manifiesta de un ejército, el azerbaiyano, que ha contado con la ayuda turca e israelí para su modernización.
La población armenia karabají tiene en mente las matanzas en la guerra que enfrentó a Armenia y Azerbaiyán por el control de la disputada región desde la caída de la URSS en 1991 y hasta 1994. En esa primera guerra de Nagorno Karabaj, cuando este territorio quedó bajo control de los separatistas armenios y de las autoridades de Ereván, murieron cerca de 30.000 personas y hubo más de un millón de desplazados, la mayoría azeríes.
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En los renovados enfrentamientos armados de 2020 las tornas cambiaron a favor de Azerbaiyán, con un ejército mejor pertrechado.
Ahora el temor es que Azerbaiyán se tome la revancha y que todos esos refugiados azerbaiyanos quieran retornar o establecerse en territorios habitados por armenios étnicos.
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La memoria del genocidio armenio
Pero también pesa sobre los armenios la historia y la memoria del genocidio cometido por el Imperio Otomano entre 1915 y 1923. Las matanzas y deportaciones a pie llevadas a cabo por el ejército otomano y organizadas por el ultranacionalista Gobierno de los Jóvenes Turcos acabaron con la vida de un millón y medio de armenios, de una población de dos millones de personas de esta etnia que habitaban la Anatolia turca.
Turquía es hoy el principal valedor internacional de Azerbaiyán
En 1915, un corresponsal de The New York Times hablaba de los caminos llenos de deportados muertos y de la existencia de "un plan para exterminar a todo el pueblo armenio". Más de cien años después, la impronta de muerte dejado por uno de los peores genocidios cometidos en el siglo XX sigue marcando a sangre y fuego la vida de los armenios, los que viven en la diáspora, los que habitan en Armenia y los que se encuentran en esta fallida república de Artsaj.
La heredera del Imperio Otomano, Turquía, no ha admitido nunca que lo ocurrido en esos años fuera un genocidio. Turquía es hoy día el principal valedor internacional de Azerbaiyán y su apoyo ha sido fundamental para dar la vuelta a las victorias iniciales de Armenia en los años noventa y llegar a la actual situación.
Azerbaiyán, la cabeza de puente de Turquía en el Cáucaso
Este lunes, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, visitó el territorio de Najicheván, un enclave azerbaiyano enclaustrado entre Armenia, Turquía e Irán. En esta república autónoma, fue recibido por el jefe de Estado de Azerbaiyán, Ilham Alíev, para abordar la crisis de Nagorno Karabaj e inaugurar el gasoducto Igdir-Najchiván, un elemento clave en los intereses geopolíticos en torno a esa zona del Cáucaso. Los dos mandatarios también visitaron una base militar azerbaiyana que ha contado con la ayuda turca en su modernización.
Un nuevo gasoducto, elemento clave en la geopolítica de la zona
Erdogan subrayó que este gasoducto, con 160 kilómetros de tuberías, de las que la mitad circulan por Turquía, apunta hacia Europa, que podrá tener así una fuente más de suministro de gas, tan importante para la estrategia europea de prescindir de todas las importaciones de hidrocarburos rusos.
Una de las esperanzas de la Unión Europea es que azerbaiyanos y armenios lleguen a un acuerdo basado en las perspectivas de desarrollo regional y dejen a un lado tantos años de enemistad. El transporte de gas y petróleo desde los yacimientos azerbaiyanos en el mar Caspio y la cooperación en ese ramo entre Armenia y Azerbaiyán podrían ayudar a reducir la tensión entre los dos países.
Negociaciones de paz en Granada
Por eso, la Unión Europea se ha erigido en auspiciadora de las conversaciones que tendrán lugar entre Alíev y Pashinian la próxima semana en la ciudad española de Granada. El primer ministro armenio y el presidente azerbaiyano abordarán los pasos a dar para firmar un tratado de paz entre los dos países, tal y como señaló el Consejo de Seguridad de Armenia este domingo pasado.
La UE auspicia las conversaciones entre Alíev y Pashinian
Uno de los temas a tratar en estas conversaciones es la amnistía prometida por el Gobierno azerbaiyano a los guerrilleros armenios karabajíes, que no acaban de confiar en las promesas de Bakú.
Tampoco los azerbaiyanos creen que todos los grupos paramilitares armenios que defendían la República de Artsaj depondrán las armas voluntariamente, de ahí la necesidad de una mediación inmediata que en estos momentos no parece que vaya a venir, como en otros tiempos, de Rusia, en la que ninguno de los contendientes confía más.