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Euforia de la socialdemocracia europea ante un posible Gobierno alemán comandado por Scholz
Las elecciones más emocionantes de los últimos años resucitan a la socialdemocracia germana tras 16 años de hegemonía merkeliana a los mandos de la locomotora de Europa. El Gobierno triunfante tendrá la llave de la recuperación económica española y europea.
María G. Zornoza
Bruselas-Actualizado a
¿Coalición Jamaica o Semáforo? ¿Qué le interesa más a España? ¿Cómo influirá cada una en el presente y futuro de la Unión Europea? Las elecciones más abiertas de las últimas décadas en Alemania arrojan muchas incógnitas europeas. Y evidencian también algunas tendencias: los partidos minoritarios –en este caso Verdes y Liberales– tienen la llave para formar el nuevo Ejecutivo; los Conservadores de la CDU buscan su rumbo para la era post-Merkel; la Izquierda de Die Linke asume una "contundente derrota" y la Socialdemocracia resucita.
El silencio generalizado que abunda en Bruselas en la resaca electoral es inversamente proporcional al interés que los comicios generan. La Comisión Europea ha evitado pronunciarse sobre los resultados para no interferir en las negociaciones. Pero la marca germanófila del Berlaymont, su edificio central y hogar de la presidenta Ursula von der Leyen, es ineludible. La ex ministra de Defensa de Angela Merkel pierde a la canciller, que ha sido su gran apoyo en Bruselas. Además, el Gobierno que más posibilidades tiene de prosperar es uno comandado por el socialdemócrata Olaf Scholz, lo que supondría un reequilibrio de fuerzas en Bruselas que debilitaría al Partido Popular Europeo. Los propios socialdemócratas alemanes votaron en contra de Von der Leyen en su escrutinio en la Eurocámara.
Por delante se esperan meses de duras negociaciones de las que saldrá un nuevo Ejecutivo
Los analistas coinciden en que no asistiremos a un espectacular cambio de guion. Los cuatro partidos que optan a formar Ejecutivo (Conservadores, Socialdemócratas, Liberales y Verdes) son abiertamente pro-europeístas. Pero el diablo está en los detalles. Por delante se esperan meses de duras negociaciones de las que saldrá un nuevo Ejecutivo. Una de las pocas certezas es que será el primero formado por tres partidos y que contará con los Verdes y los liberales del FDP a bordo. Pero muchos dudas de que eche a rodar este año. Las últimas conversaciones de 2017 se prolongaron durante cuatro meses.
No será fácil que ambas formaciones bisagra encuentren puntos en común en temas en los que cuentan con visiones de fondo radicalmente diferentes. Los liberales están más cómodos con la CDU y Los Verdes con los Socialdemócratas. No es un secreto que el FDP que lidera Christian Lindler quiere hacerse con el control del ministerio de Economía y Finanzas. Su apuesta es una de las más duras: su obsesión es evitar un aumento de los impuestos y de la deuda. Y su modus operandi es el que marcan los frugales: es decir, cerrar el grifo de gasto. Una máxima que contrasta con el programa de Los Verdes y los Socialdemócratas centrado en una mayor justicia social y verde.
Un Gobierno comandado por la Socialdemocracia será más abierto en materia migratoria, mientras el centro-derecha aboga por el control de fronteras y el cerco a la inmigración irregular. Mientras los de Scholz primarían el aspecto social en las políticas europeas, los del conservador Asmin Laschet abogarían por aumentar el gasto en política y defensa. Pero cuestiones como la relación con Rusia, China o el polémico gaseoducto del NordStream 2 genera divisiones entre todos los partidos.
La otra consecuencia inmediata que dejan los comicios de la locomotora de Europa es que la parálisis institucional prevista hasta que se produzca la formación de Gobierno amenaza con bloquear la agenda europea. Bruselas no mueve ningún hilo sin consultar con Berlín. Y mucho menos toma decisiones de calado sin su visto bueno. Durante este periodo de transición es difícil imaginar a Angela Merkel apostando por decisiones ambiciosas o arriesgadas en el seno del Consejo Europeo. Todo ello choca con los planes de Emmanuel Macron, presidente francés, de impulsar medidas importantes que le fortalezcan de cara a las elecciones presidenciales en las que se juega su puesto la próxima primavera.
¿Qué le conviene a España?
El futuro europeo se jugó la noche del domingo en Berlín. Sus ecos marcarán el camino de los próximos años no solo en Bruselas, sino también en España. La herencia merkeliana deja dos hitos importantes en la economía española. Durante la crisis financiera de 2008, la ortodoxia de los conservadores alemanas empujó a los países del sur a hacer dolorosas reformas que mermaron su estado de bienestar. Los recortes en los sistemas educativos o sanitarios todavía resuenan 15 años después.
Por otro lado, durante la policrisis desatada por el coronavirus, Merkel se distanció de los halcones dejando a Países Bajos y Austria como los "hombres malos" en la respuesta europea post-pandemia. El papel de la canciller fue clave para aunar las posturas de los Veintisiete de cara a rubricar el histórico Fondo Europeo de Recuperación –del que España recibirá 69.500 millones de euros a fondo perdido– y en alcanzar el hito para emitir deuda conjunta a nivel masivo por primera vez en la historia de la UE.
Las primeras remesas aterrizaron en Madrid hace unas semanas. Y la próxima batalla crucial para la recuperación española será la de las reglas fiscales. El Gobierno que lidera Pedro Sánchez –y de forma generalizada la mayoría de los Estados miembros– se han endeudado a niveles sin precedentes durante la pandemia de la covid-19. En los primeros coletazos de la crisis sanitaria, Bruselas congeló el Pacto de Crecimiento y Estabilidad eliminando las reglas fiscales de gasto y de endeudamiento que rigen la política económica y fiscal de las capitales. El Gobierno que finalmente nazca de las elecciones germanas será determinante en la decisión de todas estas cuestiones cruciales para la recuperación española.
Conservadores y Liberales aunarían fuerzas frente a Los Verdes para imponer medidas económicas más ortodoxas
En este sentido, al país le convendría una victoria de la coalición 'Semáforo' (formada por Socialdemócratas, Verdes y Liberales). Los dos primeros podrían contener a los Liberales del FDP, que exigen un regreso a la disciplina fiscal urgente, lo que tendría un efecto inmediato en las cuentas del país y podría entorpecer o ralentizar la recuperación. Serían también más propensos a avanzar en la ansiada Unión Económica y Monetaria y en una mayor apuesta por la integración europea priorizando el pilar social.
La opción de Gobierno 'Jamaicano' supondría el equilibrio contrario: Conservadores y Liberales aunarían fuerzas frente a Los Verdes para imponer medidas económicas más ortodoxas, controles más férreos sobre los niveles de déficit y deuda y recortes en gasto social. Una vez que se reactive la cláusula de escape, el incumplimiento de los límites fiscales por parte de los Estados miembros acarrea importantes multas para los países que se desvían.
Euforia Socialdemócrata
El silencio atronador de las fuerzas conservadoras en Bruselas contrasta con los vítores en el lado socialdemócrata. La victoria de Scholz pone fin a casi 20 años de hegemonía conservadora en el pulmón económico de la Unión Europea. Von der Leyen guarda silencio, pero su vicepresidente Frans Timmermans, holandés y socialdemócrata, y su comisario de Economía, el italiano Paolo Gentiloni, sí han felicitado a su compañero de filas en Berlín. También ha sido el caso del presidente del Parlamento Europeo, el italiano David Sassoli, que en línea con el mensaje del presidente español Pedro Sánchez ve esta nueva era que puede arrancar en Berlín como una oportunidad para relanzar una recuperación económica "social y verde".
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