Este artículo se publicó hace 14 años.
"Esto es ocio y debería ser libre"
La ley seca de los videojuegos bélicos venezolana ya flojea en las calles de Caracas, apenas 15 días desde su aprobación
Quince días después de la entrada en vigor en Venezuela de la Ley para la prohibición de videojuegos y juguetes bélicos, en las calles de Caracas no hay que hurgar para sostener en las manos una copia de Grand Theft Auto a unos 5 euros, al cambio no oficial. Aunque en los grandes centros comerciales de la capital la ley se ha impuesto, cualquiera sabe, como un secreto a voces, dónde y por cuánto comprar ahora estos títulos.
El parlamento aprobó en agosto de 2009 una Ley, en vigor desde principios de este mes, con la que los venezolanos no podrán acceder a títulos bélicos, por tratarse de juegos "con contenido inapropiado para los menores de edad" y porque generan "violencia". Pese a que Venezuela presenta una de las tasas más altas de escolarización entre niños, el país registra también uno de los índices más altos de mortalidad por arma de fuego en todo el mundo, según informes presentados por la Unesco. Y es en la "violencia" en lo que se refuerza el argumento de la aprobación de esta nueva ley.
"Que es ilegal lo sé, pero si lo quito del escaparate estoy perdiendo dinero", argumenta Carlos Farías, un estudiante que trabaja en PCMundos, una tienda de videojuegos. Días después de que entrara en vigor la normativa en el país caribeño, en las vitrinas de su tienda aún se exhiben como reclamo varios ejemplares de G.I. Joe y Advance Wars, títulos para mayores de 16 y 12 años, respectivamente.
Los venezolanos tienen claro el origen del cambio legislativo. "El Gobierno sacó esta ley por Mercenaries 2. Cuando salió la segundad edición de este juego se armó un revuelo porque se desarrolla en Venezuela y en él varios mercenarios fantasean con dar un golpe de Estado en Caracas", explica. En el interior de la tienda han retirado todo el material "ahora ilegal", pero conservan la esperanza de vender las últimas unidades en exposición. "Nosotros ya no podremos venderlos después, porque esto es un local oficial y tendríamos problemas, pero ahí en frente hay muchos puestos que sí lo harán", explica.
En los pequeños puestos callejeros permanecen intactas las copias de Resident Evil, GTA, Swat Siege, Mass Effect 2 y Terminator Salvation, entre otros. "Esta gente los ha subido de precio aprovechando la ley, como es lógico. Pero todavía hay lugares en los que se siguen consiguiendo más baratos", concluye Carlos.
"Una ley superficial"
En Game Fire, una tienda de videojuegos ubicada en San Ignacio, uno de los centros comerciales más emblemáticos de la capital venezolana, Eduardo lleva tres años tras el mostrador y asegura que, para no arriesgarse, retiró de sus estanterías "todos los videojuegos violentos" un día antes de que la norma entrase en vigor. "Me parece una ley superficial. No han estudiado qué otras cosas incitan a la violencia. Además, no creo que el hampa desatado en nuestro país sea consecuencia directa de estos videojuegos, sino de la educación. Al fin y al cabo esto es sólo un ocio y debería ser libre", explica resignado mientras se justifica: "Esto es un centro comercial y yo, como un local más, no quiero problemas, pero en la calle se encuentran en cualquier esquina".
En el centro comercial Sambil, el otro gran templo del consumo caraqueño, Juan Carlos trabaja como asesor de ventas en Zone Games. "Es una prohibición ridícula. Además, ¿qué sentido tiene una ley así cuando una película sobre la guerra de Irak se ha llevado seis Oscar y la puede ver cualquiera?", se pregunta, preocupado por los beneficios de su tienda. "El 60% de los juegos que más se venden son precisamente los que se han prohibido. La gente se gasta miles de bolívares en esto y no dejará de hacerlo de la noche a la mañana", explica convencido.
Esta cifra coincide con las presentadas por diferentes asociaciones e instituciones vinculadas con la industria del videojuego. Los títulos más vendidos de Acción, Combate y Aventura gráfica suponen cerca del 50% del mercado. Sin embargo, los videojuegos para mayores de 16 años, solo alcanzan el 25% de los títulos más vendidos. Además, cerca del 80% de los padres aseguran que juegan con sus hijos a videojuegos habitualmente y títulos como Call of Duty, Grand Theft Auto y Halo 2 aparecen en todas las listas de los títulos más vendidos en el mercado americano.
María Chacón y su marido, regentes de un familiar ciber, critican de forma tajante la medida anti-videojuegos bélicos. "Me parece una ley muy hipócrita. No va a solucionar nada, es más, lo único que va a conseguir es crear un contrabando alrededor de este tipo de videojuegos y triplicar su precio en el mercado negro. En este país la violencia viene de atrás", asegura.
En una de sus mesas, Michael Rojas chatea con un amigo. Tiene 19 años, pero desde niño es aficionado a los videojuegos y admite que "los de guerra son los mejores" porque suponen un reto basado en la estrategia. "Call of Duty es mi favorito. Mis amigos y yo quedábamos para jugar en grupos y ahora lo haremos en casa, supongo". Respecto a la nueva ley Michael relativiza: "Me parece que el Gobierno se equivoca, esto no significa que la gente vaya a dejar de jugar. Además la ley es muy exagerada... todos sabemos que sólo es un juego".
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